El Regalo de Rivaille (SNK)

Capitulo 4. Decisión.

[Levi narra]

Me vino un mareo repentino, que apareció como un dolor en la cabeza y luego se extendió a todo mi cuerpo, casi obligándome a desfallecer sobre los brazos de Eren. Estoy sudando también, como detestaba ese líquido apestoso que resbalaba de mi rostro.

— ¿Levi? ¡¿Levi?! -escuchó que me llama después de un momento. Eren tiene un tono mortal de preocupación, puso sus brazos en mis hombros para tratar de sostenerme y yo simplemente me apoyo en su pecho, respirando un aire caliente con lentitud. — ¡Rivaille, Contesta! 

Grita inquieto, pero no me queda fuerza suficiente para contestarle por lo que calle. Frunciendo mi ceño, incomodo.

— ...Maldición, Rivaille -habla Eren al moverse y poner la llave — Voy a llevarte a un hospital.

— No, no quiero ver a la Loca de Zoe de nuevo... -murmure, sudando a su lado.

— No me importa si quieres o no Rivaille, necesitas ir. -me gruñe y el dolor pasa, tanto que puedo ver y escuchar mejor — Voy a llevarte a un hospital en este instante.

Trato de levantarme, apoyándome en sus hombros para verlo a la cara y con los ojos llorosos. El mareo termina de pasar y me separo de él.

—Estoy bien, no es necesario el escándalo. -digo reponiéndome. — Solo fue un mareo, no es grave

Asevere. 

— Rivaille, será mejor ir a un...-continuaba pidiendo con su obstinación.

— No. -repito tajante —Llévame a casa, Eren.

— Pero... -me protesta y yo no toleraría su actitud sobreprotectora conmigo. No era un chiquillo inmaduro incapaz de tolerar un simple desliz.

— Si no me llevas ahora, Eren. -amenazo con voz firme y frunciendo el ceño — Yo saldré de aquí, me subiré un taxi y ME IRE YO SOLO. 

Eren no dice nada, yo estoy a punto de abrir la puerta del auto y entonces Eren va encendiendo el motor en silencio, comenzando a conducir. Me preguntaba cuando dejaría esa actitud prepotente, esta preocupación por mí era innecesaria.

No. Un momento. No está preocupado por mi sino por... "esa" cosa en mi.

Comienzo a observar como maneja el volante, en completo silencio y con la vista perdida en el horizonte. Estaba molesto, podía olerlo a kilómetros. Decidí voltear la mirada a la ventana y observar la calle mientras sentía el movimiento del auto debajo.

—....- El auto se detiene en una señal del alto, yo observó a una pareja tomada de las manos en un esquina y a punto de pasar. El chico se veía inquieto y algo nervioso, buscando algo en su bolsillo. La mujer lo veía más ansiosa por pasar, hasta que después de unos segundos el chico rebusco con cuidado. Al fin se había dado cuanta que desesperarse no le ayudaba en nada y entonces saca una pequeña caja para luego arrodillarse y pro-ponérselo con el tradicional "¿Quieres casarte conmigo?" A lo que la mujer había contestado "¡Ay, Te amo Mi amor!" Abrazándolo por el cuello.

Torcí el rostro cuando Eren avanza al ponerse la luz verde. Hacia un par de meses, Eren también me había propuesto matrimonio y todo iba sobre ruedas...