Capítulo 13 Segunda temporada

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Él es tu hermano hace mucho no lo veo —dijo tratando de voltearse, más no lo deje.

—Si después hablaras con él.

Llegue a la esquina y mire para todos lados buscando nuestro transporte.

—Entra —dijo él abriéndome la puerta de un carro.

—¿Y ese carro?
—Creíste que nos iríamos en cicla? —añadió engreídamente.

—Contigo me imagine que si —dije.

El torció los ojos y entramos al carro.

—No puedo creer que te olvidaras del cumpleaños de Flora —me regaño.
—No se que me pasa últimamente.
—Yo si se lo que te sucede y lo debes superar.

—¿Crees que no quiero? —protesto —.Constantemente siento que el pecho me aprieta y quiero que desaparezca esa sensación pero no puedo quitarla.

Lo mire mire por un momento y el paro el carro

—No se que hacer —le susurre.

El me miro y tomó mi mano.

Las cosas mejoraran te lo prometo. Esta es la fiesta de Flora pero debes sentir que es la tuya. Disfruta y olvídate de todo por lo menos en esta noche.

Asentí con la cabeza.

Abriendo el saco para colocármelo, me di cuenta que callo la balaca que mi mamá quería que usara.

—Deberías usarla estás despeinada —sonrío

Lo pensé por un momento y decidí colocármela.

—¡Te luce! —afirmo.

Entramos a la casa de Flora y en frente estaba Martina y unos cuantos compañeros.

—Llegaron juntos —preguntó Martina feliz.

Empezaron a hacernos caras picaronas.

—¡Si! solo llegamos juntos —les abrí los ojos para que se dieran cuenta que no pasaba nada y dejaran de hacer comentarios al respecto.

—!Si solo llegamos juntos¡ —levantó las cejas y se adentró en la casa. Pude notar que estaba algo molesto.

Martina me miro molesta.

—¿Que? —le reclame.
—Tu sinceramente, eres caso perdido.

—Marti... —me quede con la palabra en la boca pues de repente gritaron-: ¡Esta cerca!

Me jalaron de la mano atrás del sofá.

Todo quedó oscuro, en silencio, solo los pasos que se acercaban a la puerta y el sonido de la llaves seguidas de la manija que apuntaban que era momento de salir y gritar.

—¡Sorpresa! —gritamos.

La cara de Flora era de asombro y de mucha risa.

Nos acercamos a abrazarla y felicitarla.

—¿De quien fue idea? —pregunto expectante.
—De todos —dijo Martina de un impulso.

Por un momento me sentí mal, y mire a Martina que de inmediato puso su mano encima de mi cuello.
Solo podía pensar que eran demasiado buenas para mí y yo no lo merecía.

—¡Felicidades! —dijo Eddie abrazando a Flora.

—A empezar la fiesta —grito Martina en voz alta y de inmediato la música empezó a sonar y nos arrastró al salón apartado para bailar.

Al estar Eddie en el salón se abalanzaron las chicas sobre él cómo lobos a carne fresca.

No pudimos negar que nos dio mucha risa.

Ella es míaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu