Hades el Visitante del Inframundo

Cap 19 ¡Que Demonios!

—Afrodita... dónde estoy? Y porque me siento así. ¡Me drogaste!

—Me alegra que por fin te hayas despertado _Dijo ignorando las preguntas de la humana. —He tratado de pensar en la mejor forma de decirte esto y creo que no existe esa tal forma, así que, ven que quiero mostrarte algo...Y claro que no te drogué, aunque el viaje que sintió como tal o no. _Comentó la diosa tratando de romper el hielo y ganar un poco de tiempo.

Adara se puso de pie como pudo, aunque aún sentía atisbos del dichoso mareo y esto la llevaba a pensar que la rubia en definitiva sí que la drogó así lo estuviera negando, así luciera indignada por haberlo dicho. Él chico desconocido se acercó para apoyarla en su andar y Adara se percató de nuevo de su presencia, estaba tan enfadada que casi olvidó que no estaban solas.

—¿Y tú eres? _preguntó Adara entre molesta e intrigada. Él chico era rubio, alto, ojos azules y definitivamente tenía un parecido a Afrodita. Lo que obviamente lo hacía ridículamente guapo.

—Mucho gusto, me llamo Dionisio y soy el hermano mellizo de Afrodita.... _ ¡Esto era en serio! Se llamaba Dionisio, toda la familia tenía nombre de dioses griegos.

Definitivamente los padres de estos chicos debían estar terriblemente obsesionados con la mitología griega y de verdad debían de tener genes privilegiados, porque todos les hacían honor a sus nombres. Entonces sino estaba mal y si sus bastos conocimientos en ese tema no la traicionaban él tenía algo que ver con el vino.

—Hermano de Afrodita, veo, otro hermano. _Ella no quería ser tan grosera pero dadas las circunstancias. —Me llamo Adara y tu hermana al parecer me drogó y me secuestró. _Se quejó Adara. Sin embargo, el gesto del rubio solo denotaba tranquilidad y tal vez un poco de diversión, pero no parecía sorprendido, lo que le dejaba en claro que él estaba muy involucrado en su secuestro.

—A la primera pregunta la respuesta es no, ella no te drogó y la segunda es sí definitivamente te secuestró. _Respondió el dios, Adara se sorprendió de su cinismo y se enfadó aún más con la confirmación de que él también tenía que ver con el rapto.

—Bueno ya basta, Adara ven de una vez para que podamos terminar con esto y pasemos a lo importante.

A regañadientes Adara se acercó a la diosa y pronto salieron a una especie de balcón que se hallaba en la estancia, la joven no pudo reprimir un estruendoso jadeo al ver lo que tenía en frente ¡Qué demonios! Gritó la chica. ¿Qué mierda estaba pasando? ¿en dónde estaba? ¿Seguía dormida? Qué puta sustancia le habían dado para tener esa clase de alucinaciones. Adara intentaba encontrar respuestas a sus interrogantes, pero sus secuestradores no cooperaban en lo absoluto, así que se dedicó a mirar y mirar lo que en definitiva no era más que un puto sueño.

El decir que estaba sorprendida era poco, no existía una palabra para describir lo que sentía, tampoco esperaba encontrarse con lo que sus ojos estaban viendo y esto era una prueba más, de que o estaba en medio de un sueño de esos que se sienten muy reales o por el contrario estaba en el viaje de su vida a causa de lo que sea que Afrodita utilizó para sedarla.

En frente había como decirlo, majestuosidad, si, esa era la palabra que tal vez podría usar para describir todo, aunque aún no le hacía justicia. Edificios flotantes por doquier y por más que intentaba hallar la estructura que los sostenía era imposible, igualmente dichos lugares estaban construidos con materiales que ella no podía nombrar, tal vez cristal, diamante no estaba segura. Lo único que sabía era que tenían brillo. Y el follaje. ¡Dios santo! Árboles, flores, naturaleza viva que parecía flotar sin necesidad de tierra ni raíces y cataban, juraba por Dios que estaba escuchando susurros en las diferentes flores o lo que fuera que adornaba la estancia. Colores por doquier que no podía nombrar Y ¿Qué era eso? ¿aquello? Su cerebro no podía hallar respuesta, tampoco le era posible porque absolutamente todo le era desconocido.