Capítulo 2

27 4 0
                                    

Sebastian

Al fin se fueron del restaurante. Ahora podía acabar mi turno en paz. De todas maneras solo faltaban unos 15 minutos para que se acabara. Así que todo ese tiempo me la pase esperando a que llegaran otros clientes, pero afortunadamente ni uno llegó.

-Bueno mi tiempo aquí ha terminado.- Le digo a Esteban, él también al igual que yo es mesero.

-No tienes idea de cuantas ganas tengo de ser tú en este momento.- Dijo mientras miraba su reloj de mano. Esteban siempre ha sido extraño, algunas personas hasta lo consideran amargado. Pero a mi siempre me ha caído bien, el mundo necesita de gente como él.

Agarre todas mis pertenencias y mi mochila. No me marche del lugar sin antes darle una despedida de manos.
Por fin ya podría ser libre, descansar mis piernas de tanto ir y venir a todos lados. Como mencione anteriormente me gusta este trabajo, pero si haces cualquier actividad por mucho tiempo cada vez se vuelve más pesada.

Empuje la puerta de salida y caminé hacia mi derecha, era el camino que tomaba habitualmente. Siempre mientras iba caminando trataba de voltear disimuladamente a la banca que estaba afuera del restaurante. No sé pero siempre he tenido la esperanza de encontrarme a una persona que me hable maravillas sobre su vida. Como sucedía en las películas antiguas, o en las que hoy son consideradas clásicos. Nunca encontré a alguien así, pero creo que ese día se podía decir que encontré algo parecido.

Era la chica que no hace más de media hora estaba riéndose (demasiado alto) con sus amigos. Estaba viendo hacia la calle como si esperara que cualquier cosa impresionante sucediera.

Parecía como si estuviera ida, en algún tipo de sueño mientras tenía los ojos abiertos. No tenía nada que perder, no hace mucho tiempo perdí mi dignidad mientras estaba tomando su orden.

-¿Estas bien?- Pregunte. Y ella reaccionó unos cuantos segundos después, como si hubiera recordado en donde se encontraba.

- Si. - Luego de decir eso, miró mi cara con detenimiento. - ¡Oye tú eres el mesero! - Dijiste con asombro.

- Creo que también tengo un nombre, pero con "mesero" me conformo.- Después de haber dicho eso no pude evitar que una sonrisa se me escapara.

- Perdóname mi intención no era ofenderte. - Parecía como si de verdad lo sintieras
.
- No te preocupes lo dije de broma.- No la quería hacer sentir mal, si no todo lo contrario. Pero creo que cometí un error. Probablemente nuestra pequeña conversación termina aquí. Ya hasta había empezado a volver a dar unos cuantos pasos lejos.

- ¿Y tú nombre es? - Dijiste y pude sentir como todo ese miedo que tenia se esfumaba.

-Sebastian.- Volví a mirarte de nuevo.

- Si tienes cara de Sebastian.

-¿Como es que puedes identificar la cara de los Sebastianes?

- ¿No sé es como un presentimiento que tengo acaso tu no lo sientes? - Me quede callado pensando en alguna respuesta.

- Intenta adivinar mi nombre solo por mi cara. - Tu cara es maravillosa pero hay demasiados nombres que es imposible que pueda tener mi respuesta correcta. Le seguí el juego su cara es delicada, pero no es una cara larga ni pequeña es el tamaño intermedio. Facciones correctas y tus ojos azules.

- Dulce. - Dije por instinto.

-Cerca me llamo Irene - Sonreíste mientras decías esto.

- No es para nada cerca pero si tu lo dices okay. - Dije mientras sacaba algunas risas. Y fue allí en donde se me ocurrió una de las ideas más osadas que he tenido en todo el día.

-Como veo que estas aburrida ¿No quisieras dar un paseo? Sirve que té distraes un rato. - No puedo creer que haya dicho eso.

- ¿Tan aburrida me veo? -No respondí aveces el silencio vale más que mil palabras. - Tomaré eso como un si. - Luego de que dijiste eso te paraste y seguiste mi camino.
________________________________
Irene

Si tal vez fui muy ingenua por haberme ido con un desconocido, fácilmente podría haber sido un secuestrador. Pero tengo que admitir que no me arrepiento de la decisión que tome. Sebastian empezó siendo un chico del que no sabía nada a alguien que parecía que me conocía de toda la vida. Sé que es difícil de explicar pero parecía como si el tiempo se detuviera por unas cuantas horas y nos estuviera dando la oportunidad de poder seguir hablando cada vez más.

Hasta que llegó la hora de mi despedida. Pero antes de irme los dos intercambiamos números, y fue ahí en donde tuve que decirle un adiós. Aunque en realidad no era una despedida si no lo contrario, era una invitación a que se uniera a mí vida.

N/A
Si, este capitulo fue más cheesy...
Voten y comenten si les gusta :)

¿Sueño o Pesadilla?Where stories live. Discover now