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Regresaba a mi casa después de aquel extraño incidente y con la cabeza llena de preguntas, preguntas acerca de aquel chico alto y mal agradecido. ¿Será necesidad? ¿Estará en problemas? Empecé a caminar más rápido cuando comencé a sentir las gotas de una creciente lluvia en mi rostro, era tarde a eso de las 9, el suelo ya reflejaba las luces de la ciudad en el por el agua y en la acera solo éramos yo y el sonido de mis pisadas. ¿Vivirá en la calle? ¿Tendrá donde resguardarse de la lluvia?. Las preguntas seguían acechándome y llevando mi imaginación al extremo. Bueno pero seguro que hoy come.

Por fin llegue a casa, blanca, dos pisos, barda de rejas igualmente blancas, era bastante clase media, tenía un pequeño y verde jardín en la entrada, unos cuantos escalones para llegar al porche y una puerta café un tanto grande. Me di paso dentro de la casa dejando mi chamarra y zapatos mojados en la entrada.

—¡Llegue!— grite mientras me colocaba mis rosadas sandalias.

Pase de la sala para dirigirme a las escaleras, apenas llevaba dos escalones cuando mi madre me detuvo.

—¿Sabes la hora que es?

—¿La hora de tu novela?— conteste intentando ser graciosa para evitar una lección de "Las calles peligrosas de Seúl".

—Hubieras estudiado para comediante mejor— contestó rodando los ojos. — Por cierto, ¿que tal la escuela?

—¿Mamá no te enteraste?— alcé una ceja y me acerqué a ella utilizando semblante serio de esos que comunicaban en el lenguaje no verbal que se venía una noticia.

Sus ojos se abrieron aún más y se acercó a mi intrigada esperando una noticia.

—Bueno ya que tengo 21 años yo... ¿Si recuerdas a Jeon Jungkook?— pregunté tragando saliva.

—Si si, el de los dientitos. Asintió mi mamá muchas veces abriendo ligeramente la boca.

—Bueno— suspire —nosotros estamos esperando un bebé, ¡serás abuela! ¿no es genial? Deje la escuela desde la semana pasada y me iré a vivir con el pronto. —Sonreí ampliamente y el semblante de mi madre pasó de el asombro al encabronamiento como en unos 5 segundos.

—¡Hoseoooooook!— llamó desesperada a mi hermano.

Seguido de su grito se escuchó un golpe providente de la planta de arriba seguido de unos pasos veloces.

—No, no, mamá, mamá, era broma, solo quería gastarte una broma— rogué para que no le dijera nada a Hoseok, se volvería loco. —YA, mamá, está loco solo era una bromita— hice un puchero y rogué con las manos.

Hoseok llegó tan pronto como pudo en sus pijamas, su pecho subía y bajaba.

—¡¿Que pasó?! ¿están bien?— parecía bastante preocupado, casi se le salían los ojos.

Voltee a ver a mi madre y sonrió hacia mi cruzando sus brazos.

—Ya nada vete a tu cuarto— se giró y regresó a lo que estaba haciendo antes que yo llegara.

Hoseok rascó su nuca confundido y regresó a su habitación negando con la cabeza.

—Te estas haciendo buena Jihae, felicidades, seguro que saldrás en algún drama pronto.

—Gracias— sonreí inocente y tome una manzana —es el plan.

Y si, ese era el plan, cursaba la licenciatura en teatro en la Universidad de bellas artes de Corea, desde pequeña siempre había admirado a las personas que salían en televisión y un día decidí que ahí estaría yo, llorando a moco tendido en las pantallas de todos los ciudadanos de Corea, Hoseok asiste a la misma universidad solo que en danza, mi hermano es el mejor bailarín del mundo, y no lo digo solo porque sea mi hermano, ha ganado premios e incluso ya tenía su pequeño club de fans.

Me encontraba en otra zona de la ciudad, para el regalo de Hoseok planeaba comprarle unos tenis nuevos que habíamos visto anteriormente en una tienda de por aquí. Era un día soleado, de esos en los que no hace ni mucho frío ni mucho calor, vine sola porque Jimin dijo que tenía que practicar una coreografía que presentaría a fin de curso.

Caminaba con desgana por la acera viendo hacia arriba con las manos en mis bolsillos, hasta que mi mirada localizó una figura conocida, una figura alta y delgada que había visto ya anteriormente se encontraba sentado en la acera como si fuese lo más normal, mientras más me acercaba más segura estaba de que efectivamente era el, esta vez llevaba una bomber jacket negra sobre una camisa blanca y unos jeans, me paré frente a él, me intrigaba, quería escuchar su historia, quería saber porque lo hizo y una vez más vi su rostro, alzó su barbilla frunciendo el ceño extrañado por la figura que le había tapado del sol y al verme sus ojos se abrieron en asombro... o no me miraba a mi, su asombrada vista estaba enfocada en algo detrás de mi, hice el ademán de voltear pero en eso sentí un fuerte agarre en mi muñeca, el chico alto estaba de pie sosteniéndola, baje la mirada hacia donde su extensa mano envolvía mi pequeña muñeca y antes de poder decir algo este corrió en alguna dirección jalando de mi, aunque su musculatura no era prominente era fácilmente más fuerte que yo pudiéndome llevar con facilidad.
Corrimos o más bien me arrastro varias cuadras, solo tenía vista de su espalda y su castaño cabello que brincaba mientras corría, seguimos hasta entrar en un angosto callejón donde gracias a unas cajas pudimos escondernos de lo que fuera que estuviésemos huyendo.

La situación era un tanto incómoda, estaba acorralada por el mientras su agitada respiración chocaba con mi frente, sacó la cabeza varías veces asegurándose de haber sido perdido de vista y volvió a mis ojos, pude ver como sus pupilas se dilataban y como si fuese en cámara lenta la manera en que parpadeaba, baje mi mirada hasta mi muñeca donde su mano seguía aferrada y la soltó separándose rápidamente caminando un metro hacia atrás.

Stay | kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora