十 : 诱惑

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Capítulo 10: Tentación

Solté un gemido cuando la serie de besos en mi garganta se intensificó y las manos de Hoseok acarició mi cuerpo, haciéndolo arder mucho. Lo primero que cayó fue mi chaqueta mientras él mordisqueaba suavemente mi boca, sin ser tosco, puesto que cuando había besado mis labios por primera vez me había mordido al punto que me había dolido y quejado ante él; luego empezó un vaivén un poco más lento, pero con un ritmo que hacía que apretara sus hombros con gran fuerza.

La intensidad aumentó cuando Hoseok sostuvo mi cintura impulsándome sobre su cadera y rodeé su cuello con mis brazos sin dejar de recibir sus besos en el cuello y luego en la boca. Hoseok era un magnífico besador y podía comprobarlo ahí mismo, porque con un beso podía generar algo que nunca había despertado en mí antes. 

Cayó sobre mí, en la cama, dando mordidas y lamidas sobre mi piel sensible, incluso tuvo la amabilidad de despojarme de la camiseta en solo unos segundos, mientras mi rostro se sonrojaba por la vergüenza. Me sentí sumisa, permitiendo que solo Hoseok hiciera todo porque no podía, realmente me sentía débil por el placer hasta de incluso levantar mi mano para jugar o tocarle.

—¿No tienes miedo, no?— él preguntó cuando detuvo sus manos en el nacimiento de mi pantalón. Tragué en seco. Si él me hacía esa pregunta diría que sí. Una terrible inseguridad había nacido en mí ese día, el día de nuestro error, le tenía pánico al embarazo y a que sintiera de vuelta el dolor en mis partes después del sexo, pero más que todo era porque sabía que me iba a doler. No es como si mágicamente estuviera abierta con solo una vez que lo hicimos. Se debe haber estrechado tanto que podría hacerme doler como si fuera virgen, claro, que para mí, yo sí seguía siendo virgen porque no recordaba nada. No sabía si había sangrado, no sabía si me había dolido en el momento de la penetración, etc. No lo sabía, pero tal vez sí, porque en la mañana siguiente me dolía esa zona, como si me hubieran tirado cachetadas allí. Aunque claramente, no habían sido cachetadas definitivamente, sino estocadas.

No respondí a ello, pero Hoseok sintió todo mis temores nacer en ese momento, así que se acercó a mí, besando mi frente. —Hye...—susurró, mirándome. —Yo nunca te haría daño ¿entiendes? Seré muy suave si me lo pides.

Con su voz suavecita sabía que él iría en serio. Hoseok nunca me haría daño. —Solo que me da no sé qué, Hoseok. —admití — no recuerdo nada de ese día y... ¿Y sí me duele, y si no aguanto el dolor?

—Creéme seré lo más cuidadoso posible; ese día fuimos unos irresponsables, Hye, no va a pasar otra vez algo así. Ahora estamos casi sobrios, vas a recordar esta vez y aquellos temores se van a ir. Hacerlo con alguien es lo mejor que hay en el mundo y es mucho mejor si es con la persona que te gusta.

Pero tú no me gustas, quise decir, pero solo observé sus ojos, tan calmado y lleno de necesidad. Se acercó a mi boca lentamente acariciando con temor mi cintura bajo él, apretándola al momento que su lengua se introdujo dentro de mi boca. Un beso bastante húmedo y pasional se desató, haciéndome enredar mis piernas sobre su cintura con tanta facilidad, y así sintiendo por primera vez su erección y la fricción que me volvía loca. Su peso hacía que mis ingles dolieran, pero no era impedimento para seguir teniendolo ahí.

Hoseok fue rápido al quitarme el pantalón y luego su ropa, quedando solo en boxer, el mismo que había visto cuando él había estado de espalda, pero esta vez no me contuve en mirarle. Hoseok tenía cuerpo de nadador, definitivamente. Espalda ancha y cintura estrecha, un cuerpo bastante tonificado apesar de su delgadez. Me encantaba así. Volvió a cernirse entre mis piernas haciéndome gemir demasiado cuando sus movimientos sobre la ropa interior se intensificaron. Me volvía loca, hacía que mi piel ardiera. El que él no dejara de sobarse contra mi me tenía mucho más que húmeda. Mi piel estaba de punta y a él le podía ver las inmensas ganas de venirse incluso con un roce.

Él no me tocaba más allá que besos y caricias, él era bastante suave. Más suave de lo que esperaba, puesto que antes había tenido la necesidad de masturbarme, por curiosidad, y me había visto obligada a ver pornografía, unos vídeos que eran bastante rudos para mi gusto, pero que con solo escuchar los gemidos me había excitado y hacerme querer tocar, aún cuando la escena me parecía grotesca. Era ficción, obviamente, pero de alguna forma, en mi mente se repetía una vez más, sabiendo que lo que se vendría me iba a gustar como doler.

Así que cuando él bajó mi ropa interior, tragué en seco, mirándole ahora desnudo y con el condón colocado. Tragué muchas veces en ese corto lapso. Hoseok me observó una vez acercándose. ¿No se supone que él debía prepararme? Pero recordé que no siempre era necesario.

—Te voy a abrir tanto que no vas a volver a estrecharte en tu vida, Yang Hyemin. —que soltara algo tan sucio hizo que abriera la boca, sorprendida, porque era la primera vez que le oía así, y me había causado escalofríos. —Te va a gustar tanto que vas a gritar mi nombre y despertar incluso hasta tus padres.

—Hoseok...—susurré su nombre, pero me calló. Su rostro estaba frente al mío y su mirada demasiado oscura. Él realmente estaba ido de placer. Pude sentir como él jugaba con mi entrada, haciéndome morder los labios. —Hoseok...

—Silencio, Hyemin. Sé en qué momento meterla. Solo quiero que te excites más, que anticipes mi llegada. —dijo él. ¿Excitarme más de lo que ya estaba? Lo oí gruñir, mientras miraba hacia abajo y mi respiración se detenía cada vez que él rozaba su punta en la entrada y luego la subía hasta la clítoris, cada vez más firme y rozando con ahínco. Me mordí la boca, porque solo ese roce se sentía bien, jodidamente bien.

Entonces apreté sus hombros cuando se concentró en mi entrada y empezó a hundirse, haciéndome abrir la boca ante la enorme incomodidad y pequeño ardor, que hizo que hundiera el estómago por pura reacción y cerrara los ojos. Escuché el sonido gutural de Hoseok salir con fuerza de su garganta susurrando una maldición en mi hombro. Él estaba en el punto máximo de lo que mi cavidad permitía. Podía sentir las fuertes ganas de Hoseok en contenerse por no hacerme gritar en mi segunda vez. Entonces cuando se movió miró a mis ojos.

—¿No duele?— preguntó con temor moviéndose bastante lento. Negué. No dolía casi nada, era más que todo extraño, y cada vez más me apretaba a él—¿Segura? Porque aumentaré la velocidad.

Él iba lentísimo, pero cuando empezó a moverse realmente hizo que chillara de dolor, más no le fue impedimento para que se detuviera. Solo dijo un debes aguantar. Y lo hice, mientras me aferraba a él con fuerza y soltaba maldiciones por placer.

Porque lo que estábamos haciendo se sentía jodidamente muy bien.




Yes girl + Jhs  + Ksj ✔️Where stories live. Discover now