XI

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Sé que dije que era el FIN, pero el epílogo es más largo de lo que creí -llevo 9 páginas y no termino todavía-, son cosas de la inspiración. Así que serán dos capítulos más y si llega la inspiración habrá epílogo si no, pues termina en el capítulo XII.

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Hoy es el día, pero ojalá no fuera porque me siento agotada. Todos estos meses trabajando sin parar para completar el proyecto del hotel Uzumaki en Milán me están pasando factura. Creo que alguien allá arriba ha decidido ensañarse conmigo, la espalda me mata, la cabeza me duele y el cuerpo se me adormece a cada rato. De ser por mí, me quedaría a dormir calentita todo el día. Bueno tal vez me levantaría a comer algo, que estos meses he perdido un par de kilos.

Como entregarme a los brazos de Morfeo todo el día no es una opción, me levanto de la cama arrastrando toda mi humanidad hasta el baño. Después de una ducha a conciencia me siento algo mejor, así que voy a tomar mi desayuno. A las 8:30 estoy en la puerta de mi edificio, como todas las mañanas -excepto cuando hay algún asunto urgente o cuando pasamos la noche juntos-, ahí está Uzumaki Boruto. Alto, guapo, sexy y bien vestido, esperando por mí. Pero el verlo tan perfecto me provoca enojo, porque yo me siento de la patada.

 Pero el verlo tan perfecto me provoca enojo, porque yo me siento de la patada

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-Te vez hermosa, Sarada.

-Gracias, tu igual.- disimulo la extraña molestia con una sonrisa. Claro que me veo hermosa, porque me he esforzado. Me pasé una hora probando ropa y maquillándome para disimular mi mal estado de salud. Los empleados ya tienen bastante trabajo como para tener que aguantar a una jefa que parece espantapájaros y que está al borde de lo que promete ser un resfriado épico.

Vamos rumbo a las oficinas Uzumaki en Tokio para afinar los últimos detalles del proyecto, luego viajaremos a Milán para la inauguración, aunque yo me planteo seriamente quedarme en casa. Luego recuerdo que es probable que Sumire esté en dicho evento y se me pasa. Esa chica aún insiste en llamar la atención de Boruto, aunque este no le haga caso, hay que admirar la persistencia de la chica o sentir lástima por su falta de autoestima por andar persiguiendo a un chico al que no le interesa. Por mi parte trato de mantener la calma, el hotel será inaugurado en poco tiempo y por fin seré libre, entonces podré poner en marcha la organización de la boda. Hace unos meses Boruto me propuso matrimonio con todo lo que ello implica, una linda boda «a mi gusto» según sus propias palabras, porque a él le basta con que yo me case con él; una casa, un perro e hijos. Sin embargo, con todo el ajetreo en el trabajo no he podido ni contratar a una organizadora.

-Sarada, llegamos.- Él está parado sosteniendo la puerta para que baje del carro.

-Sí.- desciendo y vamos al ascensor.

-¿Te encuentras bien?

-Perfecta. ¿Me veo mal?- arqueo una ceja.

-No- responde al instante- estás divina como siempre.

¿Dejarás que se escape la felicidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora