IV

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Hola, les dejo el capítulo de la semana. No se olviden de dejar sus estrellas y comentarios.

Ataque de celos aparte, aquel
encuentro en la oficina de Boruto le resultó a Sarada de lo más agradable y lo tomó como un avance en su precaria relación. Al menos, ya eran exclusivos y su interacción siguió mejorando con el paso de la semanas. A veces se veían en la oficina de uno o del otro, también en hoteles y en los últimos días en sus respectivos hogares. Ese fue un salto esperado por la Uchiha, que su rubio le permitiera ingresar en ese espacio privado fue un suceso que le calentó el corazón. Pronto le diría el porqué se fue, con la esperanza de que la comprendiera e iniciaran algo más serio.

En cuanto a Boruto, polvos a parte que eran épicos, aquella cercanía había empezado a perturbar su mente. Nuevamente, la estaba dejando entrar en su vida, pero ¿qué sucedería cuando ella se fuera? Era lógico pensar que en algún momento aquello llegaría a su fin. Ya sea por que uno de ellos lo quisiera así o debido a que el proyecto fuera terminado. Quiza la Uchiha se quedase a residir en Japón, pero aquel nexo tendría que ser roto en algún momento.
Al menos, que la dejase entrar de forma definitiva en su vida y le propusiera una relación formal como en otros tiempos. Sin embargo, no la había perdonado, seguía fresco aquel abandono y todo el daño que conllevó. El porqué, quién sabe. Ella nunca se lo dijo, sólo se marchó y probablemente, ya fuese tarde.

Esa noche Sadara llegó a su casa, como muchas otras, se encontró con él.

-¿Esperaste mucho tiempo?- le preguntó con una sonrisa en el rostro.

-Apenas llegué- le respondió el joven.

Ella abrió la puerta y lo invitó a entrar. Vieron una película, comieron e hicieron el amor. Así es, hicieron el amor. Boruto no fue consciente de en qué momento cambio la terminología para describir aquel acto, pero sabía que ya no era follar. Aquel echo lo perturbo y el desasosiego se incrementó mientras la observaba dormir a su lado. La sospecha de que la seguía amando o de que se volvió a enamorar de ella lo molestó y entristecio al mismo tiempo.

Ni bien aparecieron los primeros rayos de sol, optó por marcharse del departamento de la Uchiha. Tenía que pensar, sin embargo el mundo parecía estar en su contra porque se encontró con un gran embotellamiento de autos que retrasó la llegada a su departamento, luego tuvo que alistarse a gran velocidad y a pesar de sus intentos llegó tarde a la oficina. Acto inaceptable, pero la cosa no terminó ahí, pues al llegar se le acumularon montañas de documentos e informes para revisar. Al parecer hubo algunos contratiempos con el proyecto en Milán.

De este modo para las doce del día se encontraba al borde de la explosión y lamentablemente con quien la pagó fue Sarada. Una gran tormenta se desató en su oficina por algunos detalles del hotel en Milán, que debido a los baches en el camino se retrasaría. Debió suponer que la Uchiha no aceptaría sus reclamos en silencio, mas bien por el contrario le increpó que si algo salió mal fue por la incompetencia de algunos trabajadores de las empresas Uzumaki.

Luego de ese épico enfrentamiento, Sarada salió asotando la puerta, dejando a Boruto con las palabras en la boca y al borde de un colapso.

Al Uzumaki le tomó una hora tranquilizarse y caer en cuenta de la escena que había montado. Más tarde, tragándose su orgullo fue a buscar a Sarada para tratar de conciliar. La encontró de salida, iba vestida como para ir a un club - bueno, era viernes a si que a lo mejor era eso- lucía genial.

-¿A dónde vas?- Boruto la siguió hasta el estacionamiento

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-¿A dónde vas?- Boruto la siguió hasta el estacionamiento.

-¿No es obvio?- le respondió de mala manera- he quedado con las chicas.

-¿Qué? No puedes...

-Claro que puedo, no te debo explicación alguna.

-Me refería, a que queda trabajo.- trató de arreglarlo, y es que ella le lanzó a la cara una de las muchas frases que él le increpó durante su pelea. Además de los retrasos en el nuevo hotel, pelearon por Sumire.

-Ya me encargué. Si tienes dudas contacta con Konohamaru.- dicho esto, se subió a su Volvo y arrancó.

Esto te pasa por idiota, le reprochó su consciencia. Quizá se tomó algo que dijo en la oficina como que habían terminado. Después de hacer algunas llamadas, Boruto se arregló como pudo y se fue al club en donde estaría Sarada.

Un lugar de los buenos o al menos de los lujosos, esa fue la opinión su sobre el club. Con disimulo la siguió a la distancia, se reunió con un par de amigas que le resultaron familiares.  Observó como reía, bebía y bailaba a gusto, como si nada malo pasara.

Bueno, no es como si pelear contigo fuera algo grave. No son nada, sólo un par de conocidos que follan de vez en cuando. Su conciencia parecía empeñada en molestar.

Estuvo a punto de bajar hasta su mesa, echarla sobre su hombro y llevarla hasta un lugar privado, cuando un tipo se le acercó para invitarla a bailar. Para su consternación, Sarada aceptó gustosa y se dejó guiar hasta la pista de baile.

Era obvio que el sujeto quería llegar a algo con ella, pero la Uchiha de forma sutil lo mantenía a raya. Aunque eso no le quitaba lo sensual y caliente a su baile.

¿Sabrá que estoy aquí? ¿Lo hace a propósito?- fueron las preguntas que pasaron una y otra vez por la mente del Uzumaki.

En algún momento de la noche, después de tres tragos de whisky, Boruto se aproximó a Sarada y la sacó a bailar a pesar de sus protestas. Iniciaron un juego de seducción que los llevó al departamento del Uzumaki. A una noche de sexo intenso que duró hasta la mañana siguiente. Sin embargo, cuando Sarada despertó, Boruto ya no estaba ahí.

No le sorprendió, pero si la enteisteció
-Se siente como ser abandonada. ¿Será su venganza por irme de fiesta ayer? o ¿por irme hace tres años?

Continuará.....

¿Dejarás que se escape la felicidad?Where stories live. Discover now