One shorts, All ships DC

El gato de un ojo.

SladeJay

Jason Peter Todd, alias Red Hood, y uno de los vigilantes entrenado por el caballero de la noche de las calles de Gotham City. Durante toda su corta carrera actual de vigilante, se había encontrado de todo en las calles de Gotham, y con todo se refiere a todo, por lo que no muchas cosas le llegaban a sorprender o causar alguna emoción fuerte, excepto esa noche.

Él había ido como siempre hacer sus patrullas y golpear uno que otro narcotraficante o criminal de poca monta, todo iba relativamente bien, sin ningún inconveniente de algún villano de Gotham, o mejor dicho cercano a su territorio, hasta que atravesando un perímetro cercano a unos pequeños locales, no tardó de escuchar una explosión, preocupado por si habían civiles bajo al sitio en cuestión lo extraño e internarse entre los escombros ardientes. Un pequeño deja vú, lo estuvo erizando la piel pero solo lo ignoro, debía concentrarse en salvar quien estuviese en el sitio, sin embargo no encontró más que cosas destruidas hasta que entre unas tablones encontró lo que parecía ser una katana, un arma nada común y algo familiar, un pequeño ruido lo saco de sus cavilaciones y lo hizo guiarse hasta el origen del sonido, que comenzaba a sonar como unos maullidos lastimeros.

    —Ven gatito, gatito, gatito —Llamo al felino Jason, con tono algo empalagoso y poco común en el vigilante y anterior mercenario. Que estaba moviendo con cuidado algunos escombros, hasta que vio una bola de pelos escondidas en un pequeño rincón alejado del fuego—. Allí estás, ven acá, no te haré daño —Llamo al gato, mientras se acercaba, hasta que noto que este tenía algo que le tapaba la cabeza.

Al atrapar sin dificultad al felino, le quito aquella cosa notando sorprendido que era la máscara de Deathstorke, hubiera quedado allí buscando respuestas más directas pero el crepitar de las maderas y el ruido de sirenas le obligó a volver a tierra y salir del sitio, que ya estaba asegurado de que solo había estado un indefenso animal, o quizás, ¿No tan indefenso?

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—Oye, Jason..., ¿Es normal que tu gato nunca se despegue de ti? —Cuestionó Roy, viendo a su amigo como era perseguido por un gato de color calicó, pero, lo más llamativo del felino era que no tenía el ojo derecho, y justo donde debía estar tenía una enorme mancha negra simulando un parche.

—Si, ¿No es lo mismo que hace Selina cuando rescata un gato callejero? —Le devolví la pregunto a su amigo, el cual asintió y tomó por fin aquello como algo normal, aunque detestaba la mirada de muerte que le lanzaba el felino si intenta tocarlo o solo acercarse a su amigo. Jason, no le vio importancia la territorialidad del felino—. Por cierto, ¿Dónde está el resto del equipo? Los mande a llamar para esta reunión —Algo molesto de ver que solo uno de sus compañeros de los Outlaws, acudió a su llamado para esa misión.

—Sabes cómo es Artemis, Kori se fue a una cita con Dick y Bizarro fue por papi Lex para más piezas para el arma que está construyendo para el atraco —Explicó Roy, tomando asiento en la enorme silla del clon, que había en el laboratorio y subió sus pies a la mesa metálica del sitio, importándole poco si rompía algo.

El felino miro más molesto aquella acción, y aprovechó que Jason, se ausentará de la habitación para hablar con sus compañeros y saber si era verdad o no lo que dijo el arquero, el felino se subió a la mesa y con tranquila se acercó a las piernas del pelirrojo, el muchacho miro al gato y se burlo de este sin esperar que el felino en lugar de darle un zarpazo, colocó su pata encima de una de sus piernas y hundió lo más profundo que pudo sus garras, hasta causar un grito de dolor del arquero y hacerlo sangrar. Roy saltó del sitio, alejándose del animal, y con rapidez revisó su herida notando como las garras del felino habían atravesado su ropa con una terrible facilidad.