El corazón de un demonio

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Damijon.

Jon era un chico dulce, gentil, inteligente hasta alguien realmente noble, no hacía falta muchacha que no se derritiera y quisiera estar con él o muchachos, realmente Jon sabia enamorar a la gente sin que él lo llegara a notar o sospechar porque para su desgracia su mayor defecto era un poco su ingenuidad, aún si este tenía 16 años de edad. Sin embargo aún si el adolescente hijo de Superman no aceptaba a ninguna persona como pareja, era porque estaba enamorado desde hacía años de su mejor amigo o mejor dicho compañero de equipo Damian Wayne, el hijo biológico de Bruce Wayne.

Jon había hecho de todo desde el día en que se enamoro, le regaló su atención, su afecto todo cuanto podía y más pero el muchacho de rasgos árabes lo rechazaba, el menor en lugar de retroceder y mejor replantearse la idea de buscará alguien más insistía año con año. Había intentado hasta con ayuda de los hermanos adoptivos del petirrojo pero nada funcionó, el muchacho seguía rechazándole y hubo momentos en que Jon se cuestionó si aquello era una idiotez pero como un enamorado, seguía ciego y tropezaba una y otra vez en la misma roca de siempre. Sin embargo ese día sería el último, sería la última vez que lo haría si Damian lo rechazaba lo aceptaría y tomaría quizás la última pista de dignidad (si es que aún le quedaba) y se iría a lamerse sus heridas en silencio.

Había llegado a la mansión Wayne realmente bien vestido con un hermoso ramo de flores y una caja que extrañamente a pesar de su hermosa de corazón tenía unos pequeños agujeros, se había armado de valor para entrar a la boca del lobo que era ese lugar pero sabía que allí el único capas de golpearlo el mismo dueño de su corazón, Dick y su padre y claro Alfred pero el amable mayordomo ya sabía sus intensiones y que estas eran más que sinceras. Con suerte solo él estaba el chico en casa según el amable británico Pennyworth, y Jon solo siguió su camino a la biblioteca familiar estaba recordando sus palabras que debía decir y así lograr quizás una aceptación del otro pero la voz de su amado junto a la de una ajena pero muy familiar le llamó la atención; se acercó con cautela hasta una columna dejando sus presentes en una pequeña mesita del amplio corredor para poder hacer uso de su visión de rayos x y su súper oido, descubriendo que se trataban de Maya y Damian, hablaban con gran alegría juraba Jon que nunca había visto esa sonrisa cuando intentaba tener una conversación con este y no hacía falta la especulación porque el mismo demonio le dejo en claro allí que quizás no tenía los mismos gustos y quizás le gustase más la compañía de la chica morena que la suya.

-Debí imaginarlo...-murmuro con el corazón roto mientras cerraba sus sentidos y poderes para no seguir rompiéndose más el corazón. Su mirada azulina cayó sobre los regalos que con tanto cariño quería entregarle a su amado, y sin muchas ganas los tomo entre sus brazos y regresó sobre sus pasos.

-¿Tan pronto se irá Joven Kent? Ya había preparado un poco de galletas y té para su visita-cuestionó sorprendido Alfred con una pequeña charola en sus manos, el menor pudo ver las tres tazas de té en ella y sin llegarlo a pensar mucho una voz le dijo: "Eres un mal terció aquí".

-Gracias Señor Pennyworth, pero surgió un problema y no quiero molestar a Damian, ¿Puede evitar decirle a Damian que viene aquí? No quiero que se preocupe o algo-claro como si fuera hacerlo, era lo que su boca se detuvo de pronunciar con un sarcasmo que ni él mismo Kent había pensado que tenía.

Con eso dicho Jon se fue de allí, regaló el ramo a una chica que paseaba por allí en las calles y cuando llego a casa se quedó viendo a la caja de regalo por un momento se debatió en regalarlo a alguien de la calle pero se negó, no quería que alguien de cruel corazón le hiciera daño al pequeño animalito así que decidió quedárselo para cuidarlo, sus padres no le cuestionaron nada porque su mirada lo reflejaba todo había fallado y esta vez era la definitiva no iba a levantarse e intentar lo imposible, hasta cuándo fue a la escuela varios días después su ánimo podían sentirlos todos hasta sus amigos, evadió a toda costa el trabajar con Damian prefiriendo mejor ayuda a su hermano mayor Conner y a los titanes con su labores.

One shorts, All ships DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora