Capítulo 31

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—Te dejé sola unas horas, ¿y te rompiste una mano?

—Ya no puedo con esto, nos dijeron que era probable que Jason no pasara de tres días... — nuevamente me suelto a llorar, el simple hecho de recordar las palabras del doctor me destruyen.

—No va a pasar, Jason es fuerte, saldrá de esta.

—Yo no sé si pueda salir de esto, cada vez es más peso sobre mí, ya no lo soporto. Me están matando los músculos, comienzo a sentirme una maldita estatua de tan dura que está mi espalda. ¿Por qué diablos no fui yo en vez de él?

—Ven — pide extendiendo los brazos hacia mí, suspiro pesadamente y voy a él sin la menor resistencia —, intenta relajarte un poco — susurra mientras se pone detrás de mí y comienza a sobarme los hombros.

Me acomodo sobre la cama y dejo que siga con lo suyo. El dolor que siento bajo sus dedos es intenso, me retuerzo en ocaciones pero no digo nada, de vez en cuando un quejido se escapa de entre mis labios, pero no quiero que pare, me gusta el dolor de alivio que genera en mi espalda.

—¿Te sientes mejor? — pregunta sin parar de hacerlo.

—Sí, comienzo a destensarme un poco...

—Bien, sólo relájate — me toma de la cintura y termina de subirme a la cama, tira de mi playera suavemente para quitarla y me recuesta boca abajo. Siento como se pone encima y continua sobándome músculo por músculo.

No he dormido durante estos últimos días. Las situaciones me tienen con insomnio, y las pocas veces que he logrado dormir los sueños salen al ataque y me despiertan.

Esta vez es diferente, de cierta forma me siento protegida con Luzbel aquí conmigo, es como si cargara con mis problemas por un tiempo y me dejara sin nada encima.

Intento mantener los ojos abiertos, pero estos se niegan por completo y el cansancio empieza a vencerme. Siento como los dedos de Luzbel se acomodan sobre mi columna y empiezan a tronarme la espalda entonces. Me duele, sin embargo es un dolor que trae consigo el alivio total.

—Relájate —susurra.

—Sí — balbuceo con la cara pegada en la almohada.

—Tranquila — sigue susurrando mientras sus manos comienzan a bajar por mi espalda hasta detenerse en mi cadera.

Hay un momento de silencio total, en el que no sé si puedo quedarme dormida o debo seguir despierta.

Siento los labios de Luzbel en mi hombro. Algo parecido a un toque eléctrico se expande de su beso al resto de mi cuerpo, puedo sentir como se eriza mi piel al tiempo que un escalofrío me recorre por completo.

¿Qué está pasando?

Un mundo de ideas se avecina en mi mente, una de ellas se logra filtrar a mi pensamiento consciente y me pongo a hacer conjeturas.

Recuerdo que Luzbel me dijo algunas veces que tenía una linda espalda, y en una de esas ocaciones, dijo algo así como que ahora entendía la razón de esa tentación con la que cargábamos las humanas.

¿A Luzbel le excita verle la espalda a las chicas?

Bueno, ¿será que le ha mirado la espalda a otra chica que no sea yo?

—Luzbel... ¿qué estás haciendo...?  — pregunto jadeando, ni siquiera me he dado cuenta el momento en el que mi corazón se ha acelerado e incluso me cuesta trabajo respirar. Me volteo sobre mí misma recostando la espalda sobre la cama.

Nuevamente pasa, nuestros labios se unen y esta vez con necesidad pura.

Mi mente desecha todos los problemas y me deja sola, únicamente con consciencia de lo que está pasando.

Luzbel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora