Especial De Navidad

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Todos en la casa corrían por todas partes organizando el festejo, si algo amaba esta familia a parte de a sus hijos eran las fiestas y obviamente ésta no iba a pasar desapercibida.

—Luci, ven a ayudarme con el traje de duende —mi buen humor se había ido por el inodoro—. ¡Vuelve a decirme Luci y te golpearé, Eros! —amaba a mi hermano 2 horas al día, el resto del tiempo quería matarlo.

—Vaya que eres gruñona, deja la mala vibra para cuando llegue Rosse —a veces sospechaba que mi hermano sabía de mis sentimientos hacia su mejor amigo pero le agradecía que fuera discreto.

—De acuerdo, voy ayudarte a cerrar el cierre de tu traje, hablando de ello. ¿Por qué tienes que disfrazarse siempre? Tú mejor que nadie sabes la reputación que tienes en la escuela.

—Hablas de la de "Conquistador". No tengo secretos contigo, Luciana, sí soy así y no siento cargo de conciencia, pero inicié esa actitud por Ocean, yo voluntariamente no tenía esa intención, a veces creo que nunca me enamoraré porque mi reputación manchará mis buenas acciones —nosotros toda la vida habíamos sido muy unidos desde niños, nos teníamos a los dos y desde que estábamos con nuestros padres hemos sido amados por igual, no era sorpresa escuchar a Eros contarme lo que sentía.

—Sabes que eres muy bueno, Eros, te apuesto que la chica que sea capaz de ver eso se va a enamorar de ti y tú podrás estar seguro que es la correcta. —a veces creía que la actitud infantil que mostraba en casa era una forma de transmitir que aún era ese niño amoroso y divertido.

—Te quiero enana, a ti y al pequeño Jason siempre los voy a cuidar—arrugué la nariz, gesto que acostumbraba a hacer cuando estaba feliz y él me dio un gran abrazo.

No sé cuánto tiempo llevamos así hasta que alguien entró en la cocina.

—Vaya, me encanta lo que veo —la voz de papá nos hizo separarnos un poco.

—¿Puedo unirme al abrazo familiar?—le hicimos un gesto de aprobación y el nos abrazó a los dos, y en momentos como éstos agradecía tanto que mamá nos haya elegido, ella fue un ángel en nuestra vida.

—Me parece una falta de respeto que no me hayan invitado —mamá venía con Jason en sus brazos cuando nos pilló in fraganti en medio de un abrazo grupal.

—Ven aquí, amor, hay sitio para dos más —papá  alzó su brazo y mamá se metió ahí con Jason, éramos una gran familia, llena de fragmentos de diferentes historias que encajaban perfectamente al unirlos, mi padre, Alex siempre ha sido grandioso, lleno de mimos y tanto cariño para dar, los primeros años fueron cruciales y mamá, que puedo decir de ella, un ángel que vino del cielo para alejar la tempestad que nos golpeaban a mi hermano y a mí.

—Los amo —esas palabras viviendo del hombre de la casa, me devolvió la seguridad, me hizo sentir que estaba en mi lugar seguro.

El tío Tom, llamó a papá así que el mágico momento terminó, cada uno siguió con sus actividades para el festejo de Navidad.

Divisé a lo lejos a mi mejor amiga en el mundo, Joie, así que corrí a abrazarla, en la mañana cuando llegué la tía Car me había comentado que había salido a sus clases de violín, no era extraño, Joie era muy talentosa.

—Hey! ¿Cómo va la desaparecida? —comenté cuando la tenía cerca, ella volteó y una sonrisa se formó en sus labio.

—¡Lu! ¡Omg estás aquí! —antes de adivinarlo se lanzó sobre mí y las dos caímos al suelo.

—Cuánto drama por aquí —reconocería esa voz en cualquier parte, Ocean, el joven más encantador del mundo, llevo como 7 años deslumbrada por sus cualidades, es un excelente fotógrafo, pinta, toca varios instrumentos, cuida a sus hermanos con tanto esmero, presidente de alumnos, grandiosas calificaciones, tiene  la novia que todos quisieran y... Me ve como una hermana más.

Para Andrew [En Edición] Where stories live. Discover now