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Capítulo VIII

—Iré contigo. —recogió los platos y preparó sus cosas para salir: llaves, su tarjeta password y la billetera.

— ¿A qué debo el milagro de verte sin tu traje? —pregunté mirando su saco de lana de color café claro, jeans negros y converse del mismo color.

—A que hoy es mi día de descanso. —contestó con una sonrisa.

Cerramos todo y fuimos al auto y una vez dentro encendí el radio y empezó a sonar Care de R3hab & Félix Snow.

I'm a vintage kind of love
Whose side am I on
You've been breaking skin
And slashing in...

Amaba tanto la canción que empecé a tararearla en voz alta mientras abría la ventana.

I'm a ghost in your thoughts
As you figured out all the costs
You don't neeed to be staying
I reach to you, reach into you...

Siguió cantando, tenía una linda voz.

— ¿Te gusta la canción? —me daba mucha curiosidad así que no dudé en preguntarle mientras subía el volumen.

—Es de mis favoritas y también debo decir que tiene buen gusto señorita Ikhenny.

— Pues muchas gracias señor Velmort. — giré mi cuerpo haciendo una reverencia como aquella que hacían las mujeres de época antigua con vestidos gigantes, corsé y grandes pelucas.

Entre canciones, bailes improvisados y risas por fin nos detuvimos frente a la oficina de papá y las piernas empezaron a temblarme de miedo.

—No viniste sin un plan ¿verdad? —pregunta

—De hecho si lo hice. —contesté avergonzada, sintiéndome tonta al extremo.

—Tengo una idea, para ver cómo reaccionará Adam.

Fuimos al hospital de Andrew con el médico que me atiende y le pedimos una copia de mi prueba de embarazo y la enviamos por correo a casa en dónde si todo marchaba bien la recibiría mi madre.

Esperamos en el auto y media hora después un papá molesto salía de la oficina emanando vapor de su cabeza por la rabia, ahí supe que no me esperaba nada bueno, Tomás arrancó el auto para seguirlo.

Mi teléfono empezó a sonar era mi madre.

¿Mamá? —contesté lo más natural posible.

— ¡Ven a casa pronto! Tu papá está muy enojado y quiere verte aquí cuando llegue de la oficina. —la voz de mamá era llorosa con un toque de enojo.

—Está bien, ya estoy llegando. —cerré la llamada y mi rostro se volvió pálido del terror.

—Escúchame Car, pon mi número en el marcado rápido, si tu papá se pone agresivo presiona el 1 y yo iré a sacarte de ahí.

Di un largo respiro y entré, apenas acababa de cerrar la puerta sentí un cómo me sujetaba el brazo muy fuerte.

— ¡Papá eso duele! —empecé a gritar e intentar alejar su mano de mi brazo, al no conseguirlo le rogué que me soltara porque el dolor que tenía era muy fuerte.

— ¡¿Cómo te atreviste a acostarte con ese desobligado Cariba?! —reclamó mi papá y me lanzó al suelo.

— ¡Déjame explicarte papá! Las cosas no son así. —presioné el numeral 1, esperando a que pudiese entrar a tiempo.

— ¡Tres semanas! ¡Tres malditas semanas son las que tienes! ¡Vas a mentirme! —arrojó el papel con el examen en mi cara.

— ¡No te importa tu nieto! ¿Tan poquito amor nos tienes a los dos?

Para Andrew [En Edición] Where stories live. Discover now