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-A comer algodón de azúcar -respondió nerviosa, se me hacía tierna, parecía un frágil corderito frente a un lobo.

-Sus deseos son órdenes -la tomé de la mano como había hecho Andrew con Ciel y caminé hacia el carrito de algodón de azúcar, podría jurar que me estaban sudando las manos, ahora sí parecía un primerizo en esto y lo cierto es que así era, jamás había tenido una novia y desearía que los dos hubiésemos tenido ese momento, Alice fue algo así como eso pero no se podía designarle ese término.

-No te comportes como un príncipe azul, Tomás -esas palabras me frenaron a raya, no podía creer que acababan de salir de Cariba-. No quiero que seas caballero, ni que digas palabras bonitas, me confunden, me hacen querer perdonarte y aún sigo dolida -se soltó de mi agarre y caminó por su cuenta.

-Entonces cuéntame, cómo va la búsqueda para la nueva escuela de Ocean ¿Puedo seguir diciendo que es mi hijo o también me lo vas a impedir? -no podía evitarlo, estaba molesto, quería arreglar las cosas pero ella seguía peleando y me frustraba a niveles inimaginables.

-Tengo un par, incluso tienen recorrido, estoy pensando en conseguir un empleo de maestra de Literatura aquí en la ciudad -la veía triste a pesar de contarme algo bueno, tenía una expresión fría.

-Ven aquí -pagué por el algodón de azúcar y la llevé de la mano a otra de las atracciones más populares.

-¿El túnel del amor? Por favor no seas ridículo, no pienso entrar ahí contigo -sonaba molesta, demasiado irritada y por extraño que sonara me gustó, nunca había visto a Cariba así.

-No me refería a ese, vamos a entrar al de lado -veía como cambiaba de semblante, estaba aterrada-. ¿El túnel del miedo? ¿Bromeas, verdad? Prefiero el del amor -respondió con una risa nerviosa.

-Dijiste que no querías que fuera bueno, pues entonces no pregunto lo que quieres, te aviso que vamos entrar -no le permití negarse, la llevé a dentro, a pesar de que prácticamente la obligaba no le hacía daño, marcar sus muñeca no me lo permitiría jamás.

El lugar estaba en penumbras, lleno de luces parpadeantes y música tétrica que creaba un ambiente de ultratumba, no me asustaba, después de todo lo que había pasado le tenía más miedo a mi padre. Había algunos esqueletos y zombies que trataban de agarrarte los pies, Car gritaba demasiado cuando eso pasaba y se aferraba a mí, el camino era estrecho y lleno de charcos de color carnesí para darle el efecto de sangre, ella tenía los ojos completamente cerrados pero cada que le acariciaba en cabello para hacerla sentir mejor me quitaba la mano y se enfadaba.

Ya no faltaba mucho para salir del laberinto y eso me asustaba, necesitaba sentirla, aproveché su enojo para atraerla ferozmente hacia mí y la recargué contra la pared, temblaba como gelatina pero a pesar de mis propios nervios no quería detenerme, examinaba con cuidado cualquier pista o señal que me indicara que no hiciera lo que estaba por venir pero no la había, ella lo quería, no podía decirlo pero lo anhelaba tanto como yo.

Si no quería al príncipe azul, bien, quería complacerla, deslice mi mano por su cuello, trazando delicadamente un camino imaginario a través de su tez, notaba como su respiración se iba agitando, le estaba costando trabajo respirar y eso me llenaba, una parte de mí deseaba castigarla por no haberme llamado ni una vez, por ignorar mis mensajes y por dedicarme esas miradas sin respuesta que tanto me frustraban, traía una blusa abierta, lo que hacía más fácil cumplir mi cometido, dejaba besos a la altura de clavícula, quería adueñarme de su aroma y dejarle impregnado el mío, deseaba seducirla pero no al punto de propasarme y meterle mano en un lugar público, sólo necesitaba agitar su corazón para estar a mano.

Separé mis labios de su cuello y empecé a susurrarle al oído, no podía creer que mi voz sonara tan roca, de acuerdo, este jueguito me afectaba también.

«¿Debo detenerme?» pregunté sabiendo la respuesta «¿Quieres que me detenga?» podía ver como mantenía sus ojos cerrados, como se estremecía cada que mis labios se adueñaban de ese punto sensible entre su cuello.

-Dímelo Car, dime que me detenga y lo haré -Dios, esto estaba siendo jodidamente bueno, mi plan no era este pero me estaba gustando el resultado, ella dejaba escapar unos pequeños gemidos, tan silenciosos como podía y eso me excita más.

-No... No...lo hagas -su voz entrecortada era como una droga estimulante para mi cuerpo, deseaba llevármela a casa, quizá no aguantaría tanto, quizá mi auto era suficiente pero no, no era correcto, esto ya no era un castigo para ella, lo estaba siendo para mí y sabía el resultado de eso.

Sus manos agarraron mi cabello con fuerza haciendo que deje escapar un pequeño gruñido desde mi garganta, era sorprendente como esta mujer me hacía ser el hombre más romántico del planeta y al mismo tiempo sacaba mis instintos más primitivos, nuestros labios se tocaban una y otra vez, su lengua jugaba con la mía en un ritual lleno de fuego, me transmitía su rabia, su enojo... Su amor, en una competencia de rapidez viendo quién conseguía darle más placer al otro.

Otro gemido escapó de la boca de mi amada, la había besado con tanta fuerza que algunas mordidas habían hecho que se hincharan esos pequeños y rosados labios, no era mi culpa, necesitaba con desesperación borrarle la huellas que pudo dejar mi hermano.

Su boca era dulce, su brillo labial le aportaba ese sabor a sandía que tanto amaba, me separé un poco para tomar aire y podía notar que ella sujetaba mi camisa, algo la motivaba a soltar los botones pero no iba a dejárselo tan fácil, no tardé más que un instante en volver a unir nuestras bocas, esta vez el beso fue lento y profundo, me tomaba mi tiempo para transmitirle lo mucho que la extraño, el grado en que la necesito más que a cualquier cosa en este mundo, la angustia que me provoca despertar cada maña sin mi hijo.

Ya era suficiente, estaba seguro que había entendido mi mensaje, algo más que mis sentimientos había despertado y ahora me costaría trabajar ocultarlo así que me detuve y me separé de ella, maldecía internamente el momento y el lugar en el que estábamos pero no tenía opción más que tomar bocanadas grandes de aire y regresar a la normalidad mi respiración.

-Es hora de irnos, tu novio te espera, pero antes tendrás que acompañarme a un baño a tratar de acomodar el regalito que me hiciste -susurré en su oído, podía observar como se ruborizaba y eso aumentaba mi emoción.

Al salir fuimos a dónde había acordado y esperó afuera, ahora que había pasado el fuego del momento me sentía tonto, creo que fui muy lejos con esa escena pero si alguien estuviera en mi lugar trataría de ver que hacía.

Aproveché para mojarme el cabello y la cara, necesitaba irme pronto a casa a tomar una ducha fría, ella estaba inmersa en sus pensamientos, al menos le había dado algo en que pesar esta noche, no sería él único sin dormir.

La tomé de la mano y la llevé hasta Andrew y su hermana, no estaban lejos, desearía llevarla en mi auto a casa pero eso no terminaría bien, me excuse con ellos y me retiré, también debía ordenar mis ideas, el trabajo serviría pero deseaba pasar mi noche de otra forma.

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Hola fantasmitas 👻❤️

Me tomó todo un capítulo narrar el momento incómodo entre Toriba

¿Les gustó el resultado? ¿Cómo quedó? Soy pésima para narrar este tipo de escenas pero me gustaría saber su opinión.

¿Qué les pareció el hecho de que Tommy esté provocando a Car?

Para la chicas que son nuevas, tenemos un grupo de wssp si desean unirse pueden dejar sus números, hablamos de la historia y horarios de actualización, además de que puedo oír sus voces y ustedes las mías.

Creo que es todo por hoy, linda noche.

Las quiero un mundo.

Millows fuera... 👻❤️

Para Andrew [En Edición] Where stories live. Discover now