Veintiseis.

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Zayn se aseguró que la puerta esté bien cerrada, no quería que el olor de su omega se esparciera por el edificio y atrayera a alguien molesto.

Liam lo miraba con ojos brillantes, el calor lo envolvía de forma sofocante. La parte de su mente que sobrevivió al calor se preguntaba en qué momento los supresores le harían efecto. No quería estar en la misma habitación que el pelinegro, mucho menos a solas, pero ya no podía aguantar.

Chilló necesitado, dejando que su omega tomara el control sobre él y llamara a su pareja para que lo ayudara.

Zayn se acercó a grandes zancadas, respirando hondamente y dándole parcialmente el control a su animal. Se inclinó hasta quedar de frente con el castaño y apreció los relucientes orbes chocolate, esos mismos que lo miraron tantas veces con un desbordante amor.

Acarició con delicadeza los indomables rizos mientras se acercaba con lentitud a sus deliciosos labios. Una danza sincronizada se inició al instante, recordándoles a ambos las muchas veces que compartieron descuidados besos apasionados. Habían olvidado el brinco que sus corazones daban, como si se saltaran un latido para que de esa forma puedan ir a la par. Sus mentes se bloquearon, lo único en lo que eran capaz de pensar era en los labios del otro, y la forma tan conocida en que se devoran, queriendo sumergirse y hacerse uno solo.

La ropa fué desapareciendo una a una, ninguno se percató en qué momento quedaron piel contra piel, sintiendo la calidez que emanaban, deshaciéndose en gemidos y jadeos ya conocidos.

Se sentían en el cielo, con nubes rodeándolos y amándose de nuevo luego de tantos años alejados.

(...)

— Señor Styles, mi papá está enfermo, quiero ir con él.

La verdosa mirada se posó en él. Sabía que no bastaba con entretener a la pequeña porque los verdaderos problemas estaban de brazos cruzados, mirándolo tan intenso que llegaba a pensar que se podía asesinar así de fácil. Podría ser humillante el sentirse intimidado por dos crías, uno ni siquiera tenía clasificación, pero ¿de verdad podían culparlo? Los dos eran tan amenazantes como sus padres mismos y, teniendo en mente que él era uno de ellos, lo hacía enorgullecerse profundamente.

— Liam necesita que su alfa cuide de él, cachorro.

Halley gruñó amenazante, sus ojos oscureciendo un poco.— Yo soy su alfa, quien debe cuidarlo. Estuvimos bien seis años sin ustedes, no los necesitamos.

Kelly mordió el interior de su mejilla, su primo tenía cierta razón, sólo estaba en desacuerdo con una cosa: él sí necesitaba a su padre. Era vergonzoso, necesitaba mantenerse igual de fuerte que hasta ahora, protegiendo a su familia y no dejándose llevar por simples sentimientos de críos.

Harry sintió el aura amenazante del castaño mezclándose con el pesar de su hijo, lo que le permitió mantener a su animal a raya. De todas formas, sería degradante si peleaba con el menor.

— Por más que quieras, Halley, no puedes darle el mismo consuelo que Zayn; si vas con él sólo harás que le duela, en cambio tu padre va a conseguir que su celo termine antes.

Kelly quería confiar en el hombre desesperadamente, por lo que le habló a su primo para tratar de desvanecer sus miedos.

— Podríamos hablarle al tío Lou.

Todas las miradas se dirigieron a la niña, que se encontraba dibujando sobre la brillante superficie del piso, ajena, o al menos eso pensaban, al alboroto.

Su mejor apuesta.Where stories live. Discover now