Nueve.

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Los ruidos lo estaban poniendo nervioso. Liam intentaba abrir los ojos, pero los sentía tan pesados que se le hacía imposible realizar tan sencilla acción.
Podía oler el miedo de las personas cada vez que entraban a hablarle, fueron varios los intentos que realizó por mover al menos un dedo, para que quien lo viera le dijera a los demás que estaba bien, pero su cuerpo no respondía a las órdenes que su cerebro intentaba dar.

No fué hasta, lo que sintió como un par de días después, que se vió capaz de abrir con lentitud ambos orbes, aunque los cerró casi al instante debido a la excesiva cantidad de luz que se filtraba por las delgadas cortinas de la habitación, lastimándolo. Segundos más tarde, la habitación se volvió completamente oscura, y una mano apretó delicadamente la suya, llamando su atención. —Puedes abrirlos, dulce.

Sonrió en dirección a su mejor amigo, con esperanza de poder tranquilizar sus nervios un poco. Intentó hablarle, más las palabras no salieron. Tragó con dificultad algo de saliva, haciendo una mueca en el proceso, y mojó sus resecos labios con su lengua.

—Aquí, Li, bebe un poco de agua.
Se inclinó con mucho cuidado hacia el vaso de agua, y metió la pajilla entre sus labios, succionando el líquido incoloro a través de ésta. Le lanzó una mirada de agradecimiento a su amigo una vez terminó de beber. Aclarando la garganta, hizo un nuevo intento para hablar. —¿Qué fué lo que pasó, Lou?

Su voz se escuchó rasposa, pero realmente eso estaba fuera de su interés. En éste momento, simplemente quería saber el porqué se encontraba acostado en la cama de un hospital, y no siendo despertado por un par de niños hiperactivos saltando sobre el cómodo colchón que está en su habitación.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó antes de que te desmayaras?

Estaba a punto de negar con la cabeza, cuándo su cerebro comenzó a trabajar, haciéndole recordar algunas cosas algo borrosas. —Zayn me reclamó como su omega frente a todos. —Murmuró, más para él mismo que para Louis. —¿Dónde está?

—Afuera, a pesar de que no se le permite entrar no se ha movido de ahí. Dice que es su culpa el que te pusieras así, y no lo contra digo.

Liam miró con duda al ojiazul, preguntando silenciosamente. Louis cerró los ojos aspirando profundamente, y cuándo los volvió a abrir miró con ternura al castaño. —Es tú elección, Li. Sólo llámame si necesitas algo, ¿bien?

El omega asintió, y comenzó a masticar su labio inferior una vez el mayor estuvo fuera del dormitorio. Su corazón palpitaba ansioso, las manos le sudaban ante la idea de estar nuevamente a solas con el alfa que destrozó sus ilusiones. Eran ambos demasiado jóvenes cuándo se enamoraron, Zayn tenía algunos años de haber tenido su primer celo, dónde supo que sería un alfa, en cambio Liam no, pero el moreno sabía que no tenía porqué preocuparse, pues la actitud del castaño siempre demostró que su futuro sería el ser un omega, por eso cuándo el tan esperado momento llegó, ninguno quedó sorprendido. Contrario a lo que todos pensaban, Zayn únicamente se dedicó a cuidar de su pequeño y bajarle la fiebre con trapos fríos, dándole algunos supresores para hacerle menor la necesidad de ser tomado. Cuándo el celo de tres días terminó, Zayn se dedicó a cortejarlo, seguro de que no había nadie que pudiera apartarlos, olvidándose completamente de la apuesta que había sido obligado a hacer con los otros alfas.

El olor de jazmines y tierra mojada golpeó al mayor, haciendo instantáneamente que su alfa dejara de gruñir molesto. Se quedó unos momentos de pie en el umbral de la puerta, admirando lo indefenso que el castaño se veía sobre la cama, con tubos conectados por cada extremidad de su pequeño cuerpo.

—¿Vas a quedarte ahí, o prefieres entrar?

Llenado sus pulmones del dulce aroma que el omega desprendía, Zayn entró completamente a la habitación, cerrando la puerta detrás de él antes de caminar con algo de duda hacia a un lado del castaño.

—El único que puede morder aquí eres tú, Zayn. Tranquilizate que yo no voy a hacerlo.

Liam no tenía idea alguna de dónde estaba sacando tanto valor para hablar pero, al igual que a Zayn, le gustaba esa faceta de sí mismo nunca antes vista. 

—¿Cómo te sientes?

El castaño trató de no demostrar debilidad ante el rasposo tono de voz del más grande. —Como si hubieran puesto mil insectos dentro de mi garganta. ¿Por qué hiciste eso?

Vió maravillado cómo el rostro opuesto se contrajo, en una mueca de dolor que inmediatamente disfrazó. — Porque eres mío, Liam. No podría soportar verte en brazos de alguien más.

Se había dicho anteriormente que no necesitaba de un alfa, pero su omega chillaba en ruego porque se olvidara del mal pasado y le pidiera a Zayn que lo besara como solía hacerlo. Sin embargo, incluso él tenía su orgullo, por lo que no se lo dejaría tan fácil ésta vez. Hace años, se había dejado guiar por sus instintos, y terminó con un corazón y un lazo roto, al cuidado de dos pequeños cachorros teniendo apenas dieciséis y con una alta probabilidad de que muriera. No iba a caer dos veces.

—Zayn, tienes una omega que te ama, y tú a ella. No le hagas daño, el rompimiento de un lazo es insoportable, no todos sobreviven.

—No me importa, he hablado ya con los Hadid y, aunque no estuvieron de acuerdo con que dejara a su hija, prometieron buscarle algún otro alfa para que la marque lo antes posible.

Liam debería sentirse desbordante de alegría, sin embargo, él había pasado por ese dolor y, aunque él nunca probó eso de "una mordida evita el sufrimiento de un lazo roto" sabía que lo que la rubia sentía por el alfa era algo más allá de la conexión física; Jelena había caído tan profundamente enamorada que le recordaba a él mismo. No conocía a la omega, apenas si habían cruzado palabra alguna, pero vió la adoración en sus ojos cada que miraba o hablaba del moreno.

Además, estaban planeando tener hijos. El castaño no era tan egoísta cómo para arrebatarle la ilusión de la misma forma, o peor, que lo hicieron con él.

Probablemente estaba a punto de cometer la mayor tontería de su vida, o quizás la mejor y más dolorosa decisión, pero era algo que tenía que hacer por alguna extraña y desconocida razón. —Lo lamento, Zayn. No acepto que me cortejes, y no te acepto como alfa.

Su mejor apuesta.Where stories live. Discover now