Prólogo

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Con luces de neón y el olor de las tortitas mi heladería sonaba a música de los 50 y risas de jóvenes. Situada entre la Academia Nueva Roma y el Instituto Olimpo, siempre ha sido un refugio para los cansados estudiantes de las escuelas rivales. Viendo, durante décadas, como estos crecían, se peleaban y equivocaban. He llegado a atender a hijos de parejas que no se conocían la primera vez que entraron aquí. Ese era el ciclo. Por muchos niños que se fueran, siempre llegaban más. Incluso profesores viviendo sus propias historias; o los mismísimos directores, huyendo de todos ellos y pidiendo algo más fuerte que un batido.

A pesar de tantos años "Quirón el heladero", como me llama la mayoría, no ha olvidado ni uno de sus nombres. Jamás lo haré. Cada persona que ha pasado por la puerta haciendo sonar la campana que cuelga encima ha sentido mi hogar como suyo, convirtiéndose en familia. Siempre intenté no meterme en su vida privada, aunque algunas veces era imposible. Buscando consejo o sólo a alguien dispuesto a escucharlos se sentaban en mi barra. Me encantaría decir que todos ellos tienen el mismo lugar especial en mi corazón pero sería mentirme. Hubo un grupo especial, hecho de personas especiales que a día de hoy sigue siendo muy importante para mí.

Les conocí hace ya veinte años y por mucha barba que se dejen algunos para mí no han crecido nada. Pero sí que han cambiado, entre ellos se han ayudado a convertirse en los adultos que son ahora y a los que voy a ver esta misma tarde.

Cuando les conté que iba a retirarme ninguno se lo creyó al principio, sin caer en mi ya avanzada edad. La heladería Centauro es algo que todos saben que está ahí aunque no la vean, un templo capaz de calmarles sin importar la distancia. Pero yo ya no estoy para esos trotes y prefiero cerrar antes de que empiece el curso con nuevos niños a los que no podría cuidar durante el tiempo que me gustaría.

Cada año cierro una tarde para poder cenar aquí con ellos. No importa como de atareados o cuán lejos estén, vienen todos. Incluida esta noche. Es la única oportunidad que tienen para estar juntos y eso no va a dejar de ser así, pero tendremos que hacerlo en otro sitio. Un sitio donde crear nuevas experiencias que con suerte no me darán tanto estrés como las de su adolescencia.

Al mirar estos asientos no puedo evitar acordarme de cómo les conocí, de sus citas y amoríos, de las veces que han necesitado un hombro para llorar y seguir adelante, de unos muy frustrantes exámenes finales. Cumpleaños, rupturas, robos de aves rapaces, secuestros de profesores, bailes de instituto,... Puedo recordarlo como si fuera ayer.

***

¡Hola! Me llamo Clío. Quería explicaros que hay dos líneas temporales. La primera ocurre en la actualidad y es la cena en Centauro; la segunda es el pasado y son las anécdotas de cuando estaban en el instituto (duh). Son líneas separadas así que los eventos de cada una van en orden cronológico a no ser que diga lo contrario. Muchas gracias y espero que os guste <3.

Do You Want an Ice Cream?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora