27

1.4K 169 59
                                    

Grindelwald estaba volando sobre su escoba ya desde unas cinco horas hasta que por fin vio el inmenso castillo.
Se acercó volando rápidamente. Ya no podía más.
Descendió en picado y prácticamente se tiró al suelo sólo para aliviar el dolor de su trasero.
Rodó sobre la hierba un buen rato hasta que por fin se paró. Estaba cubierto de plantas y tierra, pero no le importó, lo único importante para él era que por fin se había bajado de esa escoba.
Intentó levantarse, pero sus piernas le fallaron, haciéndole caer de nuevo al suelo.
Ahogó un grito de dolor y reunió toda la fuerza, resistencia y coraje que tenía para poder levantarse de nuevo.
Por fin lo consiguió y caminó cojeando hacia su escoba, que había caído a varios metros de distancia de él.

El muchacho miró a su alrededor. Se encontraba sobre una colina bastante alta. Tendrá que caminar varios kilómetros para poder llegar hasta el colegio, y de ningún modo iba a volar de nuevo.

Se sentó sobre el frío suelo y apoyó su espalda contra un árbol cercano. Recogió su mochila del suelo y revisó todos sus objetos. Milagrosamente ninguno se rompió.
Gellert suspiró de alivio. Intentó peinarse el pelo con su mano, pero esta no le respondía por el cansancio.
Sus ojos se cerraron lentamente.
Intentó dormirse sin mucho éxito, ya que el frío lo estaba matando.
Se levantó de nuevo mientras recogía sus cosas.

"Supongo que tendré que caminar hasta Hogwarts"

(***)

Albus estaba leyendo en la biblioteca cuando un libro se le cayó sobre la cabeza. Miró hacia arriba, dolorido, pero no había nadie.
Miró extrañado al volumen. No se explicaba cómo se había caído, pero al cabo de un rato se rindió y continuó leyendo y adelantando sus deberes.

Tenían que entregar un metro y medio de pergamino sobre criaturas mágicas y el joven sólo había hecho medio metro. Los dedos y la mano de Dumbledore ya no podían más, así que soltó de inmediato la pluma y suspiró exageradamente.
Miró de nuevo el libro que tenía al lado.
—Pactos mágicos y sus respectivas reglas— leyó lentamente Albus.
No sabía cómo había pasado, pero ya tenía el libro delante de sus narices. Empezó a leerlo casi desesperadamente. Su corazón se paró al ver el título de un capítulo: Pacto de Sangre.

(***)

El rubio había avanzado. Muy poco, pero había avanzado.
Sentía que todo su cuerpo suplicaba que descanse, sobretodo su trasero, pero él quería llegar a Hogwarts cuanto antes. Allí estará cómodo, con un caliente y agradable fuego delante suyo y un dulce Albus con quien conversar.

Arrastró sus pies poco a poco hasta que por fin estuvo lo bastante cerca como para poder ver a profesores y unos pocos alumnos por las ventanas.
—Mierda— dijo de repente.
Para poder entrar en los jardines interiores del castillo tendrá que montar de nuevo en escoba.
Cogió con pocas ganas el artefacto y voló unos metros hasta que aterrizó en los jardines. Nadie lo había visto. Grindelwald suspiró aliviado.

Entró dentro del castillo, estando atento a que nadie lo viera por allí. Cruzó varios pasillos, pero de repente se cayó, produciendo un espantoso sonido. Al ver que nadie se acercaba, continuó con su camino.
Iba a llegar hasta el cuadro de Gryffindor cuando vio que ya había alguien en las escaleras, esperando.
Los ojos de Gellert se abrieron mucho y se quedó observando a esa persona.
Corrió hacia él y le asustó.

(***)

Albus se cayó al suelo. No conseguía entender qué estaba pasando hasta unos segundos después.
Se giró, enfadado. Iba a matar a quien sea que lo asustó, pero se quedó pietrificado.
De inmediato empezó a sonreír como un bobo.
—Gellert... ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has llegado? Lo de la carta era broma, ¿lo sabes?— dijo sorprendido. Se levantó para abrazarle, pero antes le miró de arriba a abajo —¿Por qué estás manchado de tierra? ¿Qué te ha pasado?—
—Wow, cálmate, haces muchas preguntas. Primero voy a ducharme y a cambiarme, luego hablamos— dijo sonriendo el rubio.
—Y... ¿Tus cosas? ¿No has llevado nada a casa? ¿Y los deberes?—
—Uno: mis cosas están en los dormitorios. Dos: no, no he llevado prácticamente nada a casa. Tres: los deberes me los harás copiar, ¿Verdad?— respondió Gellert mientras ponía ojitos dulces a Albus.
Dumbledore se rió. Nunca se iba a cansar de ese muchacho.
—No te los haré copiar— dijo el moreno intentando sonar decidido, pero su voz tembló un poco a causa de la risa.
—Sí lo harás— replicó Grindelwald.
Se besaron, primero tiernamente, luego con necesidad. Estuvieron una semana sin poder verse ni besarse. Cada uno saboreó los labios del otro.
Gellert sonrió en medio del beso.
—Tengo que irme, huelo como a un cerdo— dijo, provocando carcajadas de parte de su pareja.
Se separaron sin ganas.
Gellert se alejó mientras saludaba con la mano al moreno.

Yeee he encontrado tiempo para escribir y publicar.
Me han movido dos exámenes a enerooo :D (¿o era uno?).
Ahora voy a estudiar ;-;
Os quiero.

Un Amor Peligroso [Grindeldore]Where stories live. Discover now