-Ho...Hola Raven.

-Hola Dex... Dexter – respondió avergonzado, su mirada se posó en la del chico, pero ambos la desviaron al instante, les era un poco incomodo estar cerca el uno del otro, pero no querían separarse a pesar de esto. Sabían que su relación debía cambiar completamente, pero no sabían cómo hacerlo. Qué pensaría Raven si la besaba en medio del salón ¿Se enojaría? Qué diría Dexter si le tomaba la mano y le abrazaba, ¿Se molestaría? No sabían cómo actuar ante la presencia del otro y eso los exasperaba completamente.

- Como iba diciendo... pueden retirarse si así lo desean.

-Profesor ¿Por qué está dándonos chance a irnos?

- Bueno, lo que estoy a punto de enseñarles no es para personajes sensibles.

Todos se miraron nuevamente, Dexter estaba desubicado y no comprendía lo que estaba sucediendo, una mirada fugaz a su amiga Cupido le hizo comprender que en realidad... nadie sabía lo que estaba pasando.

- ¿Nadie se retira? Bien, mejor aún. Este día hablaremos de una poción codiciada por todos. Estoy seguro de que han escuchado hablar del cuento de La Sirenita – todos lo miraron interrogativos – En este cuento la Bruja del mar hechiza al príncipe y hace que este se enamore de ella, pero... ¿Saben cómo lo hizo?

-Una poción de amor – contesto un chico sentado muy atrás, todos los personajes abrieron sus ojos sorprendidos y miraron al profesor que mostró una sonrisa orgullosa.

Suspiro nostálgico - Úrsula fue una de mis alumnas más destacadas, ella junto a la madre de Raven me atrevo a decir que fueron mis mejores alumnas... lo que no podría decirse de su hija – rugió molesto mirando a la chica, esta incomoda se hundió en su asiento. – Bueno, como iba diciendo, este día les enseñare a hacer una poción de amor.

Unos chillidos expectantes se instauraron en el salón, muchas chicas hablaban emocionada, otras simplemente dejaron pasar el tema y unas tantas miraron molestas al profesor.

-Profesor, el amor no es algo con lo que se deba jugar y mucho menos debe verse como algo banal, no estoy de acuerdo con esta clase – Levanto la voz Cupido.

-Mira quien lo dice, la misma diosa del amor. No seas egoísta Cupido, sino haces bien tu trabajo deja que nosotros nos encarguemos – dijeron a sus espaldas.

Cupido volteo a ver a la chica que gritaba, la reconoció automáticamente y molesta le respondió:

-Mi trabajo es hacer que dos personas enamoradas puedan y tengan el valor de estar juntas, mi trabajo es hacer que en una persona nazca el amor hacia su prójimo, mi trabajo es hacer que las personas sean felices con las decisiones que toman y mi trabajo es hacer que las personas correctas estén con las personas correctas. No soy egoísta y no tomo el amor como un simple juego o capricho. – Nuevamente miro al profesor que la miraba molesta – Es por esto por lo que me niego a que enseñe esta clase, en el mundo existen personas que tomarían lo aprendido aquí y lo usarían para sus propios fines, distorsionando un poder tan puro y creando caos en donde quiera que se encuentren.

- Lo siento señorita Cupido, pero mi decisión está tomada. Sino le parece, como dije anteriormente: La puerta está abierta. – Cupido lo miro ofendida y tomando sus cosas salió del salón, solo deteniéndose cuando estaba en la salido y volteo a mirar a todos nuevamente – En una ocasión a causa de mi descuido cree problemas, separe y lastime a personas que no lo merecían, hubo heridas que nunca serán sanadas. Y varios... personajes tuvieron que arreglar mis errores. El amor no debe usarse y mucho menos crearse artificialmente, solo traerá el caos a este universo, así como lo creo en el otro – Y sin más salió de la habitación. Todos la miraron sorprendidos y otros tantos intrigados, Sparrow sin decir nada exhalo hastiado de tanto escándalo, tomo sus cosas y acomodándose su morral en el hombre salió tranquilamente del salón sin decir nada ni despedirse de nadie.

Érase una vez... NosotrosWhere stories live. Discover now