capítulo VII: Scrabble

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Shantall Jones proviene de una buena familia, su padre era millonario desde antes de nacer y tenía la condena de morir nadando en billetes y heredar a su hija además de su afición por el orden  y las cosas aburridas y snobs mucho dinero. Nunca he creído, en el poco tiempo que he estado acá que el Sr. D’Arce sea de esos hombres casa fortunas, es fácil sospechar que el mismo en un pez gordo nadando en dinero y lana –sobretodo lana-  entonces no se que hace con una fulana tan aburrida, ella y el de apariencia son dos gotas de agua idénticas, vestidos de traje, muy elegantes y sofisticados, con facie inexpresiva y lasciva mirada, pero luego de la explosión de risas, pude ver en los ojos de el Sr. D’Arce un brillo diferente, vi como  su alma emergía atreves del par de esmeradas de sus ojos que brillaban intenso y a la vez gritaban que la liberara,  tuve la sanción de estar viendo a  Alessandro, el joven relajado y dicharachero que se ríe de todo, alegre y feliz, no al ejecutivo aburrido, no al señor de la casa, estaba viendo a un amigo mas y a un hombre excepcional. Pase reviviendo aquel instante durante todo el resto del día, pensaba en su sonrisa, en sus risos enmarañados color madera, pensaba en él y me sentía flotando, una extraña sensación invadía mi cuerpo y una risa nerviosa se escapaba de mi boca.

Grazia notó mi estado mientras la acompañaba a cenar, no me estaba permitido comer con ella, pero por petición de su padre debía verificar que acabara toda su cena, mi expresión era abstraída según supongo con los codos sobre la mesa y la cabeza reclinada en mi mano, ella enfrente de mi comía sus pastas y hablaba de nuevo de unicornios:

_... ¿me has escuchado Nía?-dijo casi molesta- te he hecho una pregunta. ¿Qué te pasa que estas tan distraída?

_no se Grachi-respondí sincera- creo que estoy elevada, perdón, repíteme de nuevo la pregunta.

_no, ya la olvide-dijo metiéndose la ultima fina hebra de espagueti en la boca- ya he terminado, ¿podríamos comer más postre de limón?

_por su puesto, yo voy por él y tu escoges en que juego de mesa te venzo esta noche, nos vemos en la sala.

La niña sonrió, sabía que era muy mala en juegos de mesa y su victoria es inminente, hemos probado de todo y no hemos encontrado ningún juego para el que sea buena, ni monopoly, ni escaleras, ni clue, ni ajedrez, ¡ni siquiera twister!, pero siempre la pasábamos fenomenal, lloraba de la risa al verme meter la pata, endeudarme, caerme y yo por mi parte disfrutaba mucho verla reír, Anita me cuenta que Grazia siempre ha sido una niña muy triste, poco se le veía reír, andaba siempre coloreando sola en cualquier esquina de la casa y según Martín he sido la mejor compañía que la pobre huerfanita ha podido tener, no entiendo que les pasaba a las anteriores nanas si Grachi es tan llevadera, tan amable, tengo la teoría de que todas estuvieron tras el Sr.D’Arce, tratando de conquistarlo y ninguna pudo, tal vez por eso las boto, o se fueron, o quien sabe… Mi mente divagaba entre esos pensamientos  cuando entre a la cocina, no había notado que alguien mas estaba ahí, iba como siempre metida en mis cavilaciones e impresiones , pase por alto la presencia masculina enfrente a la nevera y seguí de largo tarareando alguna canción que no recuerdo hacia la alacena donde se guardaba la losa, busque dos platos de postre y justo cuando me encaminé hacia la nevera fue que lo vi, el ya se había percatad de mi presencia, como siempre, y no quiso interrumpir mi concierto ambulante, solo cuando estuvimos cerca imperó en tono burlón:

_ ¿acostumbra usted siempre a perturbar el buen ánimo de las personas con esos chillidos?-dijo terminando la frase con una sonrisa a medio lado que me dejó sin habla por unos momentos.

_ ¿acostumbra usted siempre a violar las reglas del hogar?-respondí también con un aire juguetón y una sonrisa al estilo Drew Barrymore mientras él me dedicó una mirada grave- está comiendo postre antes de la cena –señalé con comicidad la bandeja de postre que sostenía mientras metía la cuchara y servía un poco en uno de los platos que sostenía.

Un Cuarto para las 12.Where stories live. Discover now