Consejo Stepanov

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¡Apesto, lo sé! Sobre todo porque todo el día estuve escribiendo y todavía no me bañé, pero eso es punto y aparte. Perdón por la demora, sepan que tengo más excusas que Greys Anatomy temporadas... pero la más importante es que en dos semanas termino la Uni. Es decir la termino para bien, no más Uni hasta que me anoté en mi post grado... voy a ser oficialmente profesora de letras universitaria (ahora soy solo de nivel secundario). Así que como verán, es un momento de mucha presión y muchos finales. 

Por fis tengan paciencia, esto es muy importante para mi carrera xD Sin más dilatación, lean!!

 Capítulo XXIV: Consejo Stepanov

«Segura que no quieres venir?» me preguntó Erin, por tercera o cuarta vez esa noche.

Sacudí la cabeza en una negación, para luego palmear la mano que tenía cerca de mí en agradecimiento. Mi prima sonrió con algo de tristeza en sus ojos azules, pero afortunadamente no insistió.

No quería dejarme sola, por algún motivo desde que sabía que estaba activamente y voluntariamente visitando a una psicóloga, me trataba como si de un momento a otro mi estabilidad mental fuera a romperse y comenzase a correr desnuda por la calle.

No era el caso, deben saberlo. Luego de cuatro sesiones con Jimena (dos visitas semanales), la realidad se estaba presentando de otro modo ante mis bellos ojos castaños y podía decir, casi con absoluta certeza, que nunca me había sentido más estable. Al menos lo bastante estable como para tomar la sabia decisión de no acompañar a Erin y Dimitri a la cena que tendrían con mamá y papá esa noche. La cena que todos llamábamos "La bebé cena", la cena donde mis padres se enterarían de la llegada del nuevo miembro de la familia.

Habíamos pasado "La psicópata cena" la semana pasada y, si bien había habido algunos altibajos, les agradará saber que el ruso superó la prueba. Papá no era un tipo difícil, cuando descubrió que a Dimitri le gustaba el fútbol y que ni más ni menos le iba al Barça, fue simpatía a primera vista. En el segundo en que notó la increíble capacidad mental del ruso y su habilidad para recordar refranes como él, fue amor puro y verdadero.

Mamá por su parte fue más complicada, se mantuvo escéptica y cordial durante todo el primer plato, mirando la interacción de los dos tortolitos con suma atención. Al final de la noche había admitido que él le parecía un poco intenso, pero que veía su respeto y amor por Erin en sus ojos. Evidentemente el hecho de que manejara la lengua de señas como si hubiese nacido usándola, le sumó considerablemente puntos.

Así que la presentación había sido dentro de todo, buena. A menos de cinco días para Navidad, Erin estaba lista para dejar caer la segunda bomba: iba a tener un bebé sin haberse casado. Era muy probable que en el desarrollo de "la bebé cena" ocurriese una ruptura. Y no me refiero a Erin y Dimo, no, papá iba a tener un muy mal momento al notar que su nuevo yerno favorito se había saltado el altar y embarazado a Erin.

Papá es un hombre de la vieja escuela, qué les puedo decir. Para él las relaciones debían avanzar de acuerdo a una programada secuencia de ritos: noviazgo, presentación a la familia, compromiso, boda y bebés.

—¡Ahhh! No la viste venir, ¿no?

Di un pequeño respingo ante la sorpresiva explosión de Dimitri y volví el rostro apresuradamente en su dirección, viéndolo presionar los botones de su mando a distancia con enérgicos movimientos. Miré a mi prima.

«¿Con quién habla?» le pregunté, haciendo un ademán hacia el ruso que estaba prácticamente montado sobre la televisión de la sala. Erin sonrió, enviándole una breve mirada de adoración a su psicópata.

El mito de Daphne (libro II de la serie)Where stories live. Discover now