Evan

7.4K 964 199
                                    

Puff, años... lo sé. En mi defensa solo diré que estoy trabajando mucho en otros asuntos, ya los chicos le comentan mejor abajo ;) 


Evan

Solo alcancé a ponerme mis pantalones de pijamas y aplastar mi cabello con un poco de agua, cuando el golpeteo de mi visita se hizo oír en la puerta. Daphne me observó desde la sala, expectante, su rostro de desconcierto era un jodido poema y eso logró dibujarme una sonrisa; algo que fue, básicamente, lo primero que notó Noel cuando le abrí.

—¡Cuánta felicidad! —exclamó, echándome los brazos al cuello para atraparme en un ajustado abrazo y luego plantarme un sonoro beso en la mejilla. Noel era efusiva por naturaleza, uno termina acostumbrándose a ello—. ¿Aún estabas en la cama? —inquirió, al tiempo que me liberaba y miraba casi de forma rutinaria mi apartamento.

Supe el segundo exacto en que sus ojos registraron a Daphne unos metros más atrás, aguardando para hacer su entrada en escena. Noel no era buena ocultando sus emociones, por lo que pude leer por completo cada pensamiento que pasó por su mente en el lapso de ese intercambio de miradas: duda, confusión, esperanza, alegría, boda, niños. Exactamente en ese orden.

—Noel déjame presentarte a Daphne —murmuré, tomándola del codo para ayudarla a salir de su pequeño estupor.

Mi hermana parpadeó, me miró un breve instante por el rabillo del ojo y luego avanzó decidida hacia su presa.

—¡Daphne! —gritó con júbilo, atrapándola antes de que ella pudiese reaccionar. Tenía que darle crédito a mi dulce ninfa que resistió el abrazo con estoicismo e incluso se lo devolvió con algo de torpeza—. Soy Noel, por cierto.

—Sí, mucho gusto —susurró ella, tomándose un momento para observar mejor a mi hermana. Noel era, Dios mediante e indulgente, algo complejo de paladear la primera vez que se la veía. Me gustaba pensar en ella como una persona que irradiaba un brillo personal, ella siempre estaba llena de colores y vida. Algo que todavía no entendía cómo lograba hacer, si soy sincero.

—No sabía que tenías invitados —me acusó, volviéndose hacia mí—. No te habría molestado de saberlo.

—No es molestia —respondí con honestidad. En ese momento el móvil de Daphne comenzó a timbrar y ambos la miramos como acto reflejo.

—Oh, disculpen —murmuró ella, pareciendo apenada—. Debe ser mi trabajo... —explicó, mientras comenzaba a retroceder hacia el área de la cocina—. Seguro para avisarme que ya ni me moleste en ir.

Noel rió al escucharla y ambas se regalaron una breve sonrisa de complicidad, antes de que Daphne se perdiera por completo de nuestras vistas. Entonces mi hermana apuntó todos sus cañones hacia mí.

—Así que Daphne... —Me encogí de hombros, sin ánimos de darle más alas a su romántica cabecilla, no que ella necesitara del impulso—. Daphne —volvió a repetir, al tiempo que se sacaba la chaqueta y la doblaba con calma sobre el brazo del sofá. Eso no auguraba una visita corta—. ¿Por qué me suena ese nombre?

—No tengo idea —mentí. Ella sonrió, burlona.

—¿No mencionó Ángela que fuiste a visitarla acompañado de una chica?

—No sabría decirte lo que te menciona o no Ángela —respondí con aplomo, otra vez mintiendo. Claramente sabía que Ángela le hablaría a Noel sobre mi visita a la librería con Daphne, a esta altura del partido probablemente hasta la madre de Dimitri ya lo sabía. Ángela había conseguido hacerse amiga de Natasha, incluso cuando Dimitri y yo jamás colaboramos para fomentar dicha amistad—. Me alegro que estés aquí...

El mito de Daphne (libro II de la serie)Where stories live. Discover now