Secreto oscuro

8.2K 1.1K 489
                                    

Después de miles de años, volví. Les expliqué a algunos que estaba como muy ocupada y a la vez un tanto bloqueada, por eso paré por un tiempo para leer la historia y ver los detalles. Así que sin más dilataciones, les dejo un nuevo cap que espero les guste. ¡Mil millones de gracias por la paciencia! Y sobre todo por preguntar por mí, me hacen sentir querida... es nuevo para mí xDDD

Capítulo XIV: Secreto oscuro

No, esto no era un sueño. Repito, no era un sueño.

La mano que apretaba la mía definitivamente pertenecía al sexy psicólogo que me había dejado con la boca abierta, mientras estaba a una acera de distancia y se mostraba todo caballeroso al no mirar mi pijama revelador. Ese hombre, quien había competido cabeza a cabeza con el modelo de Invictus para protagonizar mis fantasías, estaba caminando detrás de mí. Y lo más importante de todo, ¡no había tenido que secuestrarlo!

¡Lo sé! Hasta a mí me cuesta creerlo.

— ¿Qué es tan gracioso?

Presioné mis labios juntos, sacudiendo la cabeza para dejar pasar el tema. Había cosas que mi cerebro aún colocaba en la columna de lo indecible en voz alta y ese pensamiento sin duda entraba en la categoría.

—Por aquí. —Vacilé un instante al pasar frente a la habitación de Erin, pero luego cogí el valor para seguir hasta la mía. ¡Vamos! Había tenido sexo antes, esto no debería ser raro, ¿cierto?

Es una pregunta hipotética, no me respondan. Mejor enfoquen su mente en lo que sigue a continuación.

Empujé la puerta de mi cuarto, dando primero un paso adelante y luego otro hacia el costado para invitarlo a pasar. Evan no dijo nada, pero pude notar como sus ojos se ajustaban a la semipenumbra que reinaba allí y hacían un breve recorrido del sitio. Mi cuarto, para que sepan desde ya, no tiene nada que ver conmigo. Es soso (claramente yo no lo soy), es oscuro (por supuesto que tampoco soy eso), impersonal (ni necesito aclararlo ¿cierto?), pequeño (algo que ni de bebé fui) y muy pero muy básico (quizá sí tengo algo de eso). El punto es que no decía nada sobre mi persona, podría pertenecerme tanto a mí como al carnicero de la esquina. Y estaba así porque esa habitación había tenido como propósito sólo ser un lugar de paso para mí, algo que evidentemente se convirtió en un paso mucho más largo del que había anticipado.

—Helo aquí. —Hice un gesto tonto para señalar la nada y Evan abandonó su inspección para observarme.

—Es...

—Lo sé, aburrido y vacío —lo corté, tomándolo de la mano para arrastrarlo más hacia el centro—. Pero tiene una cama y es lo que vale.

— ¿Qué pasa con esa costumbre de no dejarme acabar una frase? —inquirió, pasándome de largo para tomar asiento en la parte izquierda de la cama.

Lo observé por espacio de un minuto sin parpadear. Ustedes deberían entenderme, había un jodido dios griego en mi cama y tenía miedo de pellizcarme para descubrir que no había sido más que una fantasía muy realista.

—Lo siento... —Sacudí la cabeza, recordando que acababa de preguntarme algo—. Me cuesta un poco sacarte de tu rol de psicólogo, no quiero que descubras mis secretos más oscuros.

Evan enarcó una ceja, graciosamente.

— ¿Uno de tus secretos más oscuros es que no te gusta decorar?

—No... —alargué la palabra, mientras daba unos tímidos pero decididos pasos hacia mi cama—. Podría decírtelo, pero no quiero quedar en desventaja.

El mito de Daphne (libro II de la serie)Where stories live. Discover now