Capítulo 23: Cuánto tiempo.

1.4K 78 68
                                    

Tom sale a buen paso de mi habitación, cierra la ventana y ya puedo respirar tranquila.
Después de ir al baño mi madre entra a mi habitación.

—Chicos, ¿dónde estáis? —Asomo mi cabeza y mi madre pega un pequeño grito—. Me has asustado hija, y bien decidme, ¿cómo he estado? Podéis salir tranquilos, ya se ha ido, no hay peligro. —Seguimos sin salir de nuestro escondite.

—Ha subido hace un momento aquí mamá, ha entrado por la ventana. —Mi madre abre los ojos como platos—. Haz como que recoges algo y sal de mi habitación, no vaya a ser que esté espiando. —Asiente con la cabeza y hace como que recoge una de mis camisetas del suelo, a los pocos segundos sale de mi habitación.

—¿Cuándo salimos de aquí Valentina?

—En media hora, no tenemos que arriesgarnos Alfred, yo sabía que no se iba a ir, así como así.

—Pero, ¿cómo ha podido subir hasta aquí?

—Ni idea, bueno... ya ha subido otras veces, no es ninguna dificultad para él.

—¡Como que ha subido aquí más veces Valentina! —Me mira algo molesto.

—Ya os dije que nos enamoramos en vacaciones, y ya te he dicho antes que vino a mi casa.

—¿Habéis pasado la noche juntos aquí?

—Por favor no hagas que recuerde esas cosas —respondo algo dolida.

No dice nada más, nos quedamos callados hasta que consideramos que podemos salir.

—Parece que ha estado cotilleando tus cajones. —Coge una de mis braguitas.

—¡Dame eso! —De la quito rápidamente y la guardo en un cajón.

—A mí no me regañes, yo no he abierto ese cajón, lo ha abierto tu querido Tom —dice con tono burlón.

—Alfred... —Pongo mis brazos cruzados algo cabreada.

—Perdón, es que me da mucha rabia que haya estado en tu casa, que conozca a tu madre...

—Y todo eso para que... mira ahora cómo estamos. —Sigo triste y dolida.

—Ya, pero él ha sido el primero en muchas cosas en tu vida. —Él está bastante molesto y algo frustrado.

—Alfred... no me recuerdes eso por favor.

—Dime una cosa, ¿qué te gustó de él? No logro entender en qué te pudiste fijar, no tiene nada bueno.

—Bueno... en muchas cosas la verdad, en su físico, sus ojos... pero sobre todo su inteligencia, siempre se acuerda de todo, es detallista y observador, son muchas cosas Alfred. —Me mira aún más cabreado.

—¿Cómo puedes decir eso de él? Es una mala persona Valentina, mira lo que está haciendo, es un asesino, un manipulador, sádico, cruel, es un sociópata, está loco Valentina, te engañó, te mostró una cara que no es la suya, estaba fingiendo contigo, ¡abre los ojos de una vez!

—¡Ya sé que me engañó, ya sé cómo es realmente Alfred, ya he abierto los ojos, no hace falta que me digas cómo es, yo ya lo sé! —Alzo demasiado la voz.

—¿Y cómo puedes sentir aún cosas por ese monstruo? —Desvío la mirada hacia otro lado.

—No puedo sacar lo que siento de mi cuerpo en horas Alfred, hemos pasado muchas cosas juntos, en la vida volvería con él, es un psicópata, pero necesito tiempo para asimilar lo que está pasado y lo que ha ocurrido, yo ahora mismo lo veo y siento odio, no puedo sentir amor hacia él con todo lo que ha hecho, pero no puedo olvidarme así tan fácilmente de él.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora