Capítulo 33: Dime dónde y nos escapamos juntos.

14 1 0
                                    

—Tienes que decirme ahora si quieres que pare Valentina, como sigamos no me voy a poder controlar. —Me mira algo preocupado, yo le beso, pero se vuelve a apartar—. Lo digo en serio Valentina, ¿estás segura de esto? Ya sabes que puedo esperar el tiempo que necesites. —Lo beso de nuevo algo molesta porque no deja de hablar, pero se vuelve a apartar—. No tienes que sentirte obligada a hacer algo que no quieres. —Pongo los ojos en blanco.

—Tom deja de hablar por favor.

Agarro su cuello y lo atraigo hacia mí besándolo desesperadamente.

—¿Estás segura? —Jadea, veo la preocupación e incertidumbre en sus preciosos ojos verdes.

—Sí, estoy segura, por favor no hables más y no le des más vueltas.

Me besa, pero esta vez baja el ritmo, me besa lentamente devorándome los labios poco a poco, mete sus dedos de nuevo, comienza a moverlos de arriba a abajo y echo mi cabeza hacia atrás de placer, los gemidos no tardan en salir desesperadamente de mi boca, su boca está en mis labios y en mi cuello, estoy llegando al máximo placer cuando saca los dedos de repente, me besa y gimoteo en protesta, se echa hacia atrás, coge mis muslos con sus dos manos para abrirlos y comienza a depositar besos por mi vientre hasta que baja a mi zona íntima, cuando comienza a mover su lengua mi espalda se arquea y se levanta de la cama sola. A los pocos segundos mis piernas tiemblan, agarro las sábanas fuertemente y mi cuerpo entero comienza a temblar hasta que todo mi cuerpo se estira extasiado, intento recuperar el conocimiento y la respiración.

Tom sube hasta mi boca y me mira preocupado.

—¿Estás segura de esto? —pregunta algo intranquilo con tono de preocupación.

—Sí, estoy segura, por favor no lo repitas más. —Intento recuperar el aliento.

—Pero de verdad que... —No le dejo terminar la frase.

—¡Calla, Tom, por favor!

Le deseo más que a nada, no quiero que siga hablando.

Con una de mis manos comienzo a acariciar su erección, él cierra los ojos y suspira, se incorpora un poco y abre uno de sus cajones de la mesita que hay al lado de la cama, de él saca un condón, abro un poco los ojos sorprendida, ahora me doy cuenta de que vamos a hacerlo de verdad.
Trago saliva nerviosa, pero no pienso parar esto, lo deseo, lo quiero y quiero estar con él.

—Segura que...

—¡Tom por favor calla, como me lo preguntes otra vez te pongo el condón en la boca para que no puedas decir ni una sola palabra más!

Sonríe y se pone de rodillas para colocarse el preservativo, abro los ojos de par en par al ver su miembro tan grande y excitado, nunca antes lo había visto, ahora sí que mi cuerpo tiembla de miedo asustada, ¿eso tan grande va a caber dentro de mí?

Nota mi mirada asustada y algo asombrada, va a decir algo, levanto las cejas mirándolo desafiante, no dice nada, sonríe y me besa.

—Se que me vas a matar, pero... ¿estás segura de esto verdad? —Acaricia mi cabello tiernamente.

—Más que segura, por favor, hazme tuya.

—No sabes el tiempo que he estado soñando con este día.

Con sus piernas abre las mías, ya que las tengo cerradas, se deposita entre ellas, nuestras partes íntimas se rozan y ambos suspiramos de placer, coge una de mis manos y la pone en su erección, él coloca su mano en mi zona íntima y comienza a acariciarla de nuevo.

—Estoy así por ti Valentina, tú también estás bastante mojada, eso lo hará un poco más fácil —exclama jadeando, mis mejillas están ardiendo.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora