Capítulo 27

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—Claro amor. —Trague saliva y me moví un poco más a mi derecha, así Lorena podría sentarse. Dejo salir una diminuta bocanada de aire y asintió bruscamente, antes de asentir. Podía percibir la ansiedad en el aire; la única razón que no estábamos sofocándonos era seguramente debido a que Zach estaba cerca. Hice una nota mental de ofrecerle un riñón a él si alguna vez necesitaba uno.

Lorena se sentó en el borde de la cama, por un momento mientras solamente veía sus manos. También yo miraba las mías, mayormente debido a que estaba desesperado de esconder mi entrepierna. Jesucristo, incluso en una situación como esta, era capaz de tener una erección. Es un récord.

Observe a Lorena, que ahora colocaba un mechón de su cabello detrás de su oreja. Cuando ella hizo eso, me percaté de que sus labios estaban agrupados entre sus dientes y después de todo de pronto ella los liberó, lo cual hizo que lucieran más lleno y rojos de lo que normalmente eran. Me di cuenta de algunas pecas en su nariz y una pequeña marca de nacimiento en su pómulo. Y los diminutos pendientes que ella siempre usaba, de plata y con forma de corazón.

Supongo que ahí fue cuando me di cuenta; podía perderla. Solo con mirarla, el hecho de que podía en verdad, realmente perderla se hundió en mi cerebro. Siempre sabía eso en el subconsciente de mi mente, pero prácticamente podía sentir el hecho golpeándome la cabeza como un muro de ladrillo entretanto la observaba.

Ella merecía algo mejor que yo, mucho mejor y estaba aterrado de que ella se percatara de eso también. Ella podría caminar a las clases mañana y podía haber un muchacho que le ofreciera ayuda, desde que sus libros eran más grandes que ella. Ella le sonreiría y diría que no, no obstante él no se rendiría inmediatamente, porque enfrentémoslo, ella es una preciosa pieza de arte. Después ella rodaría los ojos y dejaría que él cargara algunos de sus libros y luego comenzarían a conversar y todo eso, y al final del descanso, uno de ellos tendría el número del otro. Y solamente con eso…

La perdería.

Podía sentir mi respiración que se ponía pesada mientras esas dos simples palabras pasaban por mi mente otra vez y otra vez, y el hecho de que podía suceder tampoco ayudaba. El hecho de lo que tal vez ella quería decirme y porque ella vino a mi dormitorio, no ayudaba. El hecho de que podía salir fuera en pocos minutos y nunca regresar, no solo no ayudaba, pero me mataba por dentro. Ahogándome. Finalmente podía comenzar a imaginar que se sentiría ser besado por un Dementor.

Varios minutos pasaron en silencio, el único ruido proveniente del baño que era del agua. Por un segundo, pensé en Zach y como estaba atascado con esa chica Mónica. A pesar de que ella estaba justamente ahí, conmigo hace cinco minutos atrás, quería vomitar a causa de pensar en ella. Por supuesto que no había nada malo con ella, estaba provocando que deseara vomitar. El hecho de que quería reemplazar a Lorena con una chica completamente desconocida, hacía que quisiera morir y quemarme en la esquina más oscura y ardiente del infierno.

El silencio llego al punto donde empezó a sofocarme. No podía soportar otro minuto solo de sentarme y anticipar el momento en el que Lorena comenzará a hablar, así que yo hablaría primero.

—Entonces, um… —Empecé, no obstante no sabía que decir—. ¿Sobre qué-sobre qué quieres conversar Lori?

Lentamente levante la mirada, para ver que ella miraba fijamente mi cama. Ella debió haberme mirado mientras hablaba.

—Um, bien… —Comenzó y carraspeo. La miré cuidadosamente, asustada incluso de respirar—. Nu-nunca imaginé que diría esto, pero… lo arruine.

Parpadeé un par de veces, abriendo los ojos ampliamente a causa de su oración; ¿ella lo arruino? ¿Qué arruinó ella? ¿Hizo algo? ¿Ya estaba con otro chico quién la ayudo con sus libros o algo?

Drama Class | l. t. au (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora