Capítulo 2: Una historia que contar

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Parte 8: Hermanos.

-.Te he dicho que yo no sentía miedo respecto a mi propia muerte, ni siquiera un prejuicio contra el suicidio. Pero sentía inmensa consideración por la vida de los demás
-.Anne Rice

A ti te escribo estas palabras, a ti te dirijo todo lo que siento, mi hermano, mi único hermano. Viví toda mi vida de forma egoísta centrándome en mis propios problemas, en mis propios asuntos que no noté como te sentías, que no noté con lo que lidiaba; no puedo decir que entiendo lo que hiciste pero te agradezco por ser a mí a quien le diste tus últimas palabras.

Perdóname, me olvide de ti, perdóname pues quise pretender que nada había pasado, perdóname por no seguir tu consejo. Hay días en los que se me hace tan complicado respirar, tan complicado seguir; no pude cambiar nada y en las noches me atormenta el recuerdo de que te vi partir, de que ante mis propios ojos te vi morir Pero hermano allá donde quiera que tu estés sé que me sigues apoyando y aunque yo debía de morir tú lo hiciste por mí.

Era el día de mi cumpleaños 17, el día en que decidí terminar con todo.

-. Muerte, muerte, muerte. – aclamaban las voces en mi cabeza. – Todo debe terminar, todo debe acabar, esta es la mejor opción.

-. Si... es lo mejor, solo al morir dejaré de sufrir, solo al morir ustedes se callaran, solo de esa manera volveré a estar en paz. – decía frente al espejo. – Es hora del tiempo parar.

No sabía que él me estaba escuchando, no sabía porque no intervino en ese momento.

-. Voy a salir a caminar. – le dije a mi madre.
-. Está bien, no tardes. – dijo.

Había salido caminando rápidamente sin notar que alguien había salido después de mí, sin saber que él venía siguiendo mis pasos.

Ahí estaba frente a aquella avenida, la cual en esta hora era muy concurrida y cualquier "accidente" podía pasar. Antes de proceder decidí dirigirme a una cafetería para tomar lo que sería mi última comida.

-. Buenas tardes – dijo de forma alegre la chica que me atendió. – Yo atenderé su mesa el día de hoy, me llamo Alicia, aquí está el menú.- Pude notar que su mano temblaba al entregármelo.
-. Apuesto que eres nueva en esto, ¿o me equivoco? – Dije viéndola con extrañeza
-. ¿Se nota mucho? – Dijo ella con vergüenza – Mis padres pensaron que sería una buena idea que comenzará con un empleo y este me pareció una buena alternativa. - ella aparentaba tener entre 17 y 18, su piel era algo oscura y su cabello era de un profundo negro, el cual le llegaba a los hombros.
-. No te preocupes, es normal en cualquier comienzo, pero lo haces bien para ser tu primer empleo. – dije francamente.
-. ¡Muchas gracias! – dijo para luego dedicarme una sonrisa. – Me iré a atender otra mesa, me llamas si necesitas algo.
-. No te preocupes, ya se lo que quiero.
-. ¿Enserio? Deme un segundo. – posteriormente saco una pequeña libreta para anotar la orden. – Ahora sí, ¿Qué va a ordenar?
-. Quiero una taza de café negro, que este muy cargado por favor y una porción de pastel de zanahoria.
-. Te ves muy joven para que te guste el café muy cargado, ¿Cuántos años tienes? – dijo mientras anotaba todo para después de dirigir su mirada hacia mí.
-. Tengo 17, curiosamente los estoy cumpliendo hoy. – dije entregándole el menú.
., ¡Enserio! – dijo con sorpresa. - ¡Feliz cumpleaños!
-. Gracias. – dije con una media sonrisa.
-. Enseguida te traigo tu café y el pastel. -  dijo para después retirarse.

No sabía que él estaba en el mismo establecimiento que yo, a solo unas mesas observando cada uno de mis pasos.

Alicia llego con el café y el pastel, los cuales en cuestión de minutos acabe.

Autor Desconocido (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora