Capítulo 1: Ecos del Pasado

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Parte Uno

"El tiempo pasado humilla el presente"
-.Eduardo Galeano.

El pasado de mi niñez es algo que me atormenta hasta tiempos actuales, los recuerdos de tiempos tortuosos que no hicieron más que romperme y dejar los fragmentos de mi alma tan destruidos, que esos pedazos quizá nunca se unan. Los recuerdos que tengo me causan dolor y amargura, son muy pocas cosas buenas que hubieron realmente en mi vida, pero se veía cubierto por las densas tinieblas de la depresión.

¿Quién era yo? Sino una burda representación de que la vida es difícil.- pensaba mientras reposaba en mi casa.- ¿quién era yo? Solo era un desconocido, solo un ser que vivía ajeno a toda esencia de felicidad.

Hace semanas que no salgo de mi apartamento, la luz del sol era algo completamente ajeno para mí, amaba estar cubierto por la oscuridad y comodidad de mi habitación. No recuerdo la última vez que tuve contacto con aquellos que dicen ser mi familia, o aquellos que se hacían llamar amigos; aunque no los culpo, yo decidí alejarme de todo y todos.

¿Qué hora es?-. Me pregunte, la percepción del tiempo era muy extraña, a veces las horas pasaban cual si fuesen segundos, o los segundos transcurrían tan lento cual si fueran horas; además era difícil discernir entre el día de la noche, ya que mi habitación me mantenía ajeno al mundo que me rodeaba. Realmente amaba la seguridad y el confort que me ofrecía, me mantenía seguro del mundo, aunque lastimosamente no de mí mismo.

Revise la hora en un anticuado reloj que colgaba de mi pared, eran las once de la mañana. No recuerdo cuando fue la última vez que comí algo, pero el hambre ya se estaba haciendo presente en mis adentros.- Debo comer algo.- pensé. No tengo ni el menor cuidado en cuanto a mi alimentación, como cuando el hambre aparece y para ser sinceros son muy pocas veces; a lo único que le tenía verdaderamente un apego es a esa bebida caliente que esboza la cafeína pura, el café, realmente lo amaba, aunque no saciaría de ninguna manera el hambre que ahora se manifestaba.

Me dirigí a mí pequeña nevera si había algo para alimentarme, aunque lo poco que se encontraba en ella estaba en mal estado; no me sorprendió realmente ya que no recuerdo la última vez que hice las compras.

-.Creo que es hora de salir.- Dije en un suspiro, no me era agradable la idea de abandonar la seguridad de mi apartamento, pero tampoco quiero morir de hambre.

Me dirigí a tomar una ducha para verme medianamente presentable, pero al salir y verme al espejo note que poseía un aspecto deplorable; en mi cara permanecían unas ojeras muy marcadas por la falta de sueño, mi cuerpo que su palidez solo podía ser comparada con la nieve, mis costillas que estaban remarcadas en mi piel por mi mala nutrición.- ¿Qué diría mi abuela si me viera así? – dije con tono burlesco, seguramente ella estaría gritándome por lo descuidado que soy, ella es la única persona que verdaderamente extraño.

Aunque mi aspecto se veía ligeramente revitalizado, aún era deprimente. Me coloque un suéter negro, unos jeans del mismo todo y unos tenis desgastados; di un gran suspiro, trataba de permanecer calmado pero era difícil, por más simple que fuera ir a la tienda para mi representaba un enorme reto. Abrí la puerta e inhale hondo y me dirigí a aquel mundo del cual me había mantenido oculto por tantos años.

Autor Desconocido (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora