—Aún falta —es su respuesta pasota.

—¿Por qué no quieres decírmelo? —me separo de él, y me llevo las dos manos a la cintura. Intentando parecer intimidante.

—Porque no es importante —replica él—. A mí tampoco me gusta celebrarlo, así que si nadie lo sabe entonces nada podrá hacerse.

—Eso no tiene sentido —le digo confusa, aunque en realidad entiendo sus palabras—. ¿Por qué no te gusta celebrarlo? —le pregunto.

—Porque no —su respuesta seca es lo único que me va a dar.

—A mí no me gusta tampoco —vuelvo a decir.

—Ya lo sé —contesta—. No hace falta ser inteligente para darse cuenta de ello —abro la boca para decir algo, pero nada sale de mi boca. Y quizás no es el mejor lugar para mantener esta conversación, pero por una vez desde que volví estamos solos nosotros dos, aunque estemos rodeados de una multitud grande de personas—. Y también se por qué. Es lógico supongo, pero yo intentaría verlo de otro modo.

—¿Sí? —pregunto, confusa de a dónde quiere llegar.

Peter asiente con la cabeza. —Ajá —confirma—. Deberías hacer todo lo contrario. Celebrarlo por todo lo alto. En lugar de temer la fecha porque es cuando David Espósito viene a por ti, deberías celebrar que nunca lo va a conseguir —declara seguro—. Que cada año que pasa, te alejas cada vez más de él.

Proceso sus palabras, y tienen sentido. Cada año que pasa, no estoy en las garras de ese ser espeluznante. Sin embargo, no quiero discutir eso esta noche. —¿Cuántos años tienes, Peter? —le pregunto, dirigiendo la atención a él. Sé qué tiene que haber cumplido años desde que nos conocimos. La última vez que supe de él tenía veintitrés, y si ahora dice... —Veinticuatro —termina de confirmar mis sospechas. En estos dos meses que estuvimos separados cumplió años.

—¿Hace cuánto tienes veinticuatro? —intento sacarle con curiosidad.

Peter suelta una carcajada, mientras envuelve mi cuello con sus brazos, atrayéndome hacia él. —Buen intento —me felicita, y baja su boca para besarme. Su lengua corre por todo mi labio inferior, y abro la boca para él. Lo necesito cerca. Más cerca. Agarro un puñado de su camiseta y lo tiro hacia mí.

Peter gruñe en aprobación mientras me levanta y me sienta en uno de los taburetes de la barra. —Joder, este vestido me vuelve loco —dice contra mi boca, y acto seguido la ataca nuevamente sin previo aviso.

Gimo contra su boca, mientras intento atraerlo más hacia mí, pero Peter se separa de un golpe. Me mira, mientras los dos respiramos pesadamente. Inspecciona el lugar, y ve que unos chicos nos observan. Me ruborizo al instante, pero Peter se acerca más a mí, bloqueando de mi visión de los demás presentes.

—Los voy a matar —gruñe, lanzándoles una mirada asesina a los chicos, que se apresuran en irse rápidamente.

—Suerte entonces que no estaban aquí antes cuando tenías la mano por debajo de mi vestido, entonces si hubieran tenido un espectáculo para visualizar —bromeo, pero veo como aparece la vena en su cuello, y aprieta la mandíbula con tanta fuerza que juro que puedo oír sus dientes crujir.

—No me parece en absoluto gracioso —dice con su voz dura—. Eres sólo para mis ojos —sale su lado posesivo, y sonrío ante su declaración.

—Peter —digo, insegura de si continuar o no, pero finalmente me decido por lo primero—. Vamos a tener que hablar —digo algo nerviosa. No se a que ha venido eso, pero era algo que me pesa en el pecho y tengo que soltarlo.

—¿Hablar de qué?

—¿Cómo de qué? —abro los ojos ante su pregunta, algo sorprendida—. Pues de todo. No podemos hacer como si no hubiera pasado nada. Yo aún sigo teniendo muchas dudas y...

MineUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum