CAPÍTULO 7

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-Quédate aquí. Veré si puedo pasar el portal.

-No creo que puedas, recuerda que Tao dijo que solo pasaríamos con nuestro compañero.

-Pero siempre podemos intentarlo, ¿no?

-¿Quién anda ahí?

Los dos muchachos se quedaron paralizados al escuchar la voz. La luz de uno de los faros de afuera les permitía ver un poco el lugar donde estaban, pero no pudieron ver quién habló. El más alto le indicó al otro con un dedo en su boca que no hiciera ruido, pero no contó con el objeto de que tenía detrás de él y lo empujó.

Después de eso las luces se encendieron, escucharon un grito y vieron a una muchacha de pie cerca de la puerta. En unos minutos, lo que parecía ser un soldado por la vestimenta que traía puesta, se posicionó delante de ella.

-¿Quiénes son ustedes y cómo entraron aquí?

Creo que Kris y Tao nos mandaron al lugar equivocado, pensó el más bajito.

Antes de que pudieran decir algo, dos jóvenes más aparecían de la nada en medio del salón. Se escuchó otro grito.

Los nuevos miraron a sus compañeros y a los dos extraños, en sus caras se notaba la más pura confusión.

-¡Exijo el nombre de todos ahora mismo! -Gritó con autoridad el soldado.

Uno de los jóvenes dio un paso enfrente y colocó a los otros tres detrás de él, que estaban tomando una postura de defensa.

-Mi nombre es Park ChanYeol y ellos son mis amigos.

JongDae y MinSeok aparecieron en escena.

-¿De qué nos perdimos?

El soldado comprendió la situación y se apresuró a dar aviso.

-Seulgi ve y avisa a la princesa -La joven seguía en shock después de ver cómo el salón se llenaba de muchachos que salían de la nada. -¡SEULGI! -Ella entendió lo que estaba pasando y salió de la habitación cerrando la puerta.

Cuando Tao y Kris estaban ya con ellos, el soldado volvió a tomar la palabra.

-Preséntense.

Todos los chicos se miraron entre sí y empezaron a decir su nombre.

-Soy Lee JinKi, general de la guardia de este palacio. Sé que tienen muchas preguntas, pero en unos momentos estará con ustedes su alteza y ella podrá explicarles todo. Pueden tomar asiento.

-¿Sabe quiénes somos?

-Sé lo suficiente, pero no soy yo el que debe hablar, esperen a que la princesa llegue y ella les responderá todas sus dudas.

Nadie se movió de su sitio, estaban viéndolo con recelo, desconocían el lugar y no iban a bajar la guardia y menos con aquél que dice ser el general.

-Lamento si les transmití miedo, pero pueden confiar en mí. No les haremos daño -E hizo una reverencia de noventa grados.

Ahora sí que estaban más confundidos. La puerta principal se abrió y una joven mujer entró, seguida de la muchacha que hace unos minutos se había retirado. Ella sonrió.

-Bienvenidos a casa chicos. Los hemos estado esperando.

Al ver que el general se inclinaba y la saludaba por alteza, supusieron que era la famosa princesa que debían esperar. Imitaron la acción y escucharon una risita suave proveniente de la mujer.

-Yo debería mostrarles mis respetos a ustedes, muchachos. Pero agradezco el gesto -Se dirigió hasta el extremo de la mesa. -Por favor tomen asiento, creo que tienen muchas preguntas que hacerme.

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