Le sigo por inercia y le veo sacar una maleta pequeña, entonces empaca un traje con mucha calma y luego saca algunos pares de medias y calzoncillos, que guarda en la rejilla antes de cerrar la maleta y estirar el mango para jalarla hacia la sala, donde vuelvo a seguirle sin decir ni una sola palabra.

-Voy a llamarte, Evangeline –promete, saliendo por la puerta trasera hacia el garaje.

-Voy a estar atenta al teléfono entonces –le digo y en breve estoy cruzando la calle hacia mi casa mientras él saca el auto y se marcha, le sigo con la mirada hasta que su auto desaparece en una esquina.

Observo los muros de la casa de mis abuelos con pesar, y entonces me arrepiento de haber dejado las cartas en la casa de Harry, incluso a solas podría haberme entretenido con ellas en lugar de resignarme al televisor, sin embargo, cuando me encamino hacia la cocina para prepararme un bocadillo, escucho el pitido de vario mensajes llegar unos tras otros en mi teléfono, camino casi trotando hacia mi dormitorio, donde lo he dejado y lo tomo de sobre la mesita de noche, notando la obscena cantidad de mensajes que acabo de recibir del número de Harry: ninguno tiene sentido, son palabras mal escritas en oraciones desordenadas, como quien escribe solo por molestar; respondo con un sobrio "concéntrate en el camino" y me dispongo a salir de la aplicación de mensajería cuando noto la falta de mensajes en la conversación con Mary. No me toma mucho recordar nuestra pelea y caer en cuenta de que son más de diez días que ella y yo no nos dirigimos la palabra, incluso ha evitado responder las indirectas que le envío vía Noah, con quien si mantengo contacto, ya sin la pesadez de la conciencia.

Me doy el gusto de redactar un mensaje enorme, de esos que parecen testamentos específicos, donde me disculpo de todo corazón con mi mejor amiga de toda la vida, intento no tocar mucho el asunto que nos ha llevado a pelear, y aun así termino enviando un texto larguísimo. Segundos después leo que Mary está en línea y al instante mi mensaje pasa de enviado a leído.

Pasan los minutos y el mensaje de respuesta nunca llega, ni siquiera el aviso de que Mary escribe algo, solo obtengo la confirmación de lectura y el eco silencioso de no obtener respuesta; entonces mil vocecillas en mi mente empiezan a sugerir mil motivos por los que mi mejor amiga me ha ignorado, sin embargo ninguno resuena tanto como el hecho de que he sido grosera, ella sigue dolida y que, a pesar de que me cuesta admitirlo, ella no está tan equivocada.

No me doy cuenta de cuando quedo dormida con el celular en la mano, pero es casi de noche cuando mi abuela abre la puerta y me despierta, avisándome que la cena ya está lista; echo un ojo a mis mensajes, pero ninguno de Mary me ha llegado. Luego de cenar me disculpo con mis abuelos y me encierro en el baño, con el plan de tomar una ducha para relajar un poco mis pensamientos, minutos después me dirijo a mi dormitorio donde me distraigo navegando entre algunas páginas en internet antes de volver a caer dormida.

La mañana llega y con ella la repetitiva rutina de cada día, sin embargo, a la tres de la tarde, solo recibo un mensaje de Harry que me recuerda que hoy no vamos a vernos a causa de su viaje. Entonces me siento en el sofá que me permite ver a su casa a través de la ventana, fantaseando sobre lo bien que se sentiría poder abrazarlo y sentirme menos sola. Solo puedo ver una camioneta blanca que se estaciona delante de su entrada, de donde salen dos muchachas y un joven que se ingresan a la casa del ojiverde: gente que hace la limpieza y mantenimiento, supongo.

El reloj marca las ocho y media cuando, distraída en una película, mi celular me sorprende con una llamada entrante, mi corazón se acelera mientras me acerco al mesón donde lo he dejado, lista para recogerlo, contestar y hablar con Mary; sin embargo quien está al otro lado es Harry, su voz parece mucho más ronca de lo normal y, a pesar de que intenta disimularlo, suena cansado cuando me avisa que ha terminado con las cosas en Los Ángeles y que podría llegar hasta dentro de dos horas si seguía conduciendo.

-No creo que debas conducir si estás cansado, Harry –insisto antes de que el reafirme sus ganas de llegar lo antes posible a casa, entonces cuelgo un poco molesta, no sin pedirle encarecidamente que sea cuidadoso y que me avise ni bien llegue. Entonces el reloj marca las once menos diez y ninguna notificación me llega, mi celular yace vacío mientras mis nervios parecen al borde del colapso con cada segundo que pasa y Harry no me notifica su llegada.

Me levanto para observar por la ventana justo cuando su auto está metiéndose en el garaje, entonces camino veloz a mi dormitorio, con la verificación de que mis abuelos duermen, y me deslizo por la ventana hacia afuera antes de cruzar en pasitos veloces hacia su casa.

Cuando abre la puerta no puedo evitar saltar a sus brazos, mismos que me toman en un abrazo mientras sujeto mis piernas a sus caderas. El olor del desinfectante y el perfume de pisos no pasan desapercibido para mi nariz, sin embargo el olor se siente opacado cuando respiro del cuello de Harry y me dejo inundar con su perfume.

-Lo siento –digo, separándome de repente, entonces sus brazos me presionan más hacia su cuerpo y susurra:

-También te he extrañado, cariño –con calma, mientras sus dedos acarician mi cabello. Unos segundos pasan, segundos que siento los más tranquilos de mi vida mientras estoy en sus brazos, y entonces me suelta poco a poco y termino con los pies en el suelo en breve, su mano busca mi mentón para levantarlo con un roce suave y mirarme a los ojos -¿Ha pasado algo? –pregunta, con un tono de preocupación que intenta disimular con una pequeña tosecilla.

Lo observo en silencio por más tiempo del que deseo, meditando mentalmente si debería o no decirle lo que me ocurre. Sus ojos se ven impacientes mientras su rostro parece tratar de esconder cualquier sentimiento que no sea propio de aquel friolento Harry que no puede hacer otra cosa que mandonear.

-No –miento, sin embargo me arrepiento al instante.

Harry agacha la cabeza a un costado, pero sus ojos, ahora molestos, no abandonan los míos, enterrándose en mis pupilas como estacas que insisten que diga la verdad mientras me apuñalan metafóricamente.

-Evangeline –dice, a secas, y entonces siento mis parpados empaparse y mi labio inferior temblar mientras el llanto amenaza con ahogar mi anatomía.

-He intentado comunicarme con mi mejor amiga y no me responde –admito, mirando a la pared del fondo mientras intento contener las lágrimas -. Le he dejado mensajes y la ha llamado un montón de veces hoy, no contesta y parece que realmente esta enfurecida y no quiere saber más de mí. Siento que está exagerando, pero quizá tiene la razón de estar tan molesta conmigo luego de todo lo que le dije –continuo, notando su mirada verdaderamente relajada, más verde y menos gris, cuando soy honesta -. Es solo que a veces puede ser muy egoísta y quizá le molesta de que por una vez en la vida sea a mí a la que volteen a ver. Me voltea a ver un hombre mayor y ella solo puede pensar en... - me callo, abriendo los ojos con sorpresa.

Joder, la he cagado. Sé que la he cagado, la cara de Harry me lo dice. Se lo he contado a Mary cuando se supone que no debía contarle nada a nadie y ahora acabo de exponerme. Y sé que Harry no se lo ha tomado muy bien. Joder.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora