47. 2 años.

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Alma no podía contener ni una gota más de rabia

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Alma no podía contener ni una gota más de rabia. Su hija siempre había hecho todo lo que ella había considerado en todo momento. ¡La maldita humana seguramente era la que provocaba que la desobedeciera!

¡Sí, debía ser ella! Hace tan sólo unos instantes incluso la joven criatura se había entrometido entre ellas para defender a su hija, de una situación que para Alma estaba más que justificada.

Pero no, ella no se daría por vencida tan fácilmente .— Habla lo que quieras con tu padre, yo también lo haré .— Dedicó a su hija una última sonrisa, con un gesto bastante torcido que destilaba maldad por todos los poros de su rostro.

Yuka pudo captar aquel mensaje, por lo que optó por tragar saliva. Sin embargo, por primera vez podía más su incertidumbre que el miedo que su madre le infundía. A paso firme vió cómo la mencionada se alejó, dispuesta a intentar convencer a Gowasu de lo que ella quería que sucediera. ¡Estaba tan segura de eso que ni siquiera ya se impresionaba! Su madre desde su punto de vista siempre había sido una egoísta. ¡Sólamente pensaba en ella y en sus sentimientos, nunca le importó ella!

Bajó la mirada e intentó alcanzar a su madre para solventar aquella situación cuanto antes, sin embargo, una mano morada agarró su brazo izquierdo haciéndola parar en seco. Shin quería que le mirara, debía sincerarse con ella .— Yuka, espera. Debemos hablar.

Ante aquello, la rosada agachó las orejas y lentamente giró su rostro, aunque no le mantenía la mirada. Al detectarlo, Shin llevó su mano al mentón de la joven para obligarla a mirarle .— Sé que he hecho las cosas muy mal, pero por una vez quiero hacerlas bien.

Yuka no pudo evitar derretirse ante aquel tono dulce de voz que tanto la encantaba. Su mirada era tan penetrante como ella la recordaba .— No quiero ser un segundo plato Shin .— Retiró su agarre un poco molesta, pero también con cierta preocupación.— No voy a negar algo evidente, yo te amo .— Aunque con sonrojo severo por la confesión, Yuka se armó de valor para mirarlo a los ojos.

Cuando Shin quiso pronunciar palabra, ella se adelantó .— Yo no quiero que te unas a mí por obligación, quiero que la persona que se una a mí me ame.

Sus ojos se cristalizaron con cada palabra que emergía de su boca. Su corazón estaba hablando. El supremo la miró como nunca antes lo había hecho.

Arrepentido.

Shin sabía que a él las palabras no se le daban bien. Pero debía actuar, y cuando Yuka menos se lo esperaba, la atrajo enérgicamente hacia él para besarla con gran efusividad. Las pupilas violetas de la hermana de Zamasu se abrieron de par en par y su corazón latía al borde de sus fuerzas.

¡Se sentía tan tonta por seguir sintiéndose como una loca enamorada con cada roce de Shin! ¡Pero ella no podía evitarlo, no podía ir en contra de su corazón!

SHADOW (Zamasu y tú) Tomo I. (TERMINADA) (CORRIGIENDO)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant