—Peter, cariño —entra Britney por la puerta, sin golpear, y sus ojos se abren como platos ante la situación que presencia ante sus ojos. La voz demasiado dulce de Britney, junto con el "cariño" que le lanza, me hacen salir completamente de mi trance. Ruedo hacia un lado, para inmediatamente ponerme de pie, Peter no me retiene en mi lugar, hecho que extrañamente me enfurece. Agarro una de las sábanas, que sorprendentemente han ido a parar al suelo, y me envuelvo en ella.

—No lo llames cariño —gruño enfadada para mí, pero cuando las dos cabezas se giran a mirarme, soy consciente de que lo he dicho en voz alta. No pretendía hacerlo, y mi sorpresa es quizás aún mayor que la suya.

—¿Perdona? —se mofa ella, mientras mira el cuerpo casi desnudo de Peter. Sólo lleva puesto un bóxer, los pantalones deportivos de ayer han desaparecido, y cosa que antes me gustaba, ahora detesto que vaya vestido así. Sé que estuvieron juntos. Y sé que ha visto lo que esconde debajo de ellos, pero eso no signifique que tenga que quedarme para contemplar como Britney se lo come con los ojos, especialmente cuando está duro. Maldita sea. Me saco la sábana, y me pongo de rodillas encima de la cama, tapando a Peter de los ojos de esta mujer, aunque se pueda ver el bulto por debajo de ellas. ¿Por qué sigue aquí? Peter se ríe por lo bajo, pero decido no hacerle caso.

—Ya me has oído —me cruzo de brazos. La rabia me invade, y decido no echarme atrás. ¿Quién es ella? Detesto que lo llame así.

—Supuse que te había escuchado mal —se burla.

—Me has escuchado perfectamente —le espeto.

Britney le lanza una sonrisa juguetona a Peter, y después vuelve a posar sus ojos en mí. —¿Y por qué no debería llamarlo así?

—Porque no es tuyo —digo, con posesividad. Odio sentirme así. No debería estar sintiéndome así en absoluto, y menos con Peter, pero no puedo evitarlo. Lo siento así. Pero sé que por más que me intente convencer de lo contrario, Peter nunca fue mío.

—¿Y de quién es? —su voz dulce desaparece de la nada, y se destaca su rabia—. ¿Tuyo? Es curioso que siendo tuyo venga a buscarme a mí para rogarme que...

—Suficiente, Brit —espeta Peter, haciendo un movimiento exagerado con la mano. ¿Brit? Deja su posición de observador en la cama, y se levanta de ella para encarar a Britney, la sábana cayéndose de su cuerpo, y tengo que hacer un esfuerzo exageradamente grande para no ir ahí y levantarla nuevamente—. Largo.

Una sonrisa se asoma por la comisura de mis labios al oír sus palabras. —¿Estás con ella? Pero si ayer me dijiste que... —pero la sonrisa me dura poco en la cara. Sabía que no estaban aquí, juntos, a esas horas de la noche para tomar el té. Dios, incluso Fabian lo sabía, y sin embargo decidí hacer oídos sordos ante ello, y creer en él. Siempre caigo en lo mismo. Idiota.

—Lali —empieza a decir Peter, pero no sabe muy bien como continuar.

—Ya —suspiro abatida—. No debería haber venido, ya me voy —Peter recorre mi cuerpo con los ojos, y me doy cuenta de lo desnuda que estoy bajo su camiseta, me apresuro a buscar mi ropa y ponerme los pantalones. La parte superior no me la voy a cambiar todavía. Eso involucraría quitármela. Delante de él. Una no muy buena idea en estos momentos—. Liam probablemente me querrá matar ahora mismo —Peter arquea una de sus cejas, pero no dice nada—. Cogí su coche —digo, en forma de explicación—. Además, tengo que ir a ver cómo está Will —me apresuro a añadir—. Ya nos veremos —susurro, incómoda, sin saber muy bien que decir.

Peter me detiene agarrando mi muñeca suavemente. Me hace girar sobre mi eje hasta encararlo. —Lali —y aunque me esté sosteniendo, es su voz la que me retiene—. No pasó nada con ella.

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