James vs Mary

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—No es para tanto —dijo él—. Sólo fue una broma.

—Era magia oscura, y si lo encuentras gracioso...

—¿Y qué me dices de lo que hacen Potter y sus amigos? —Se ruborizó un poco al decirlo, incapaz, al parecer, de contener su resentimiento.

—¿Qué tiene que ver Potter con esto? Se escapan por la noche. Ese Lupin tiene algo raro. ¿Adonde va siempre?

—Está enfermo, o al menos eso dicen...

—¿Todos los meses cuando hay luna llena? —replicó Snape, escéptico.

—Ya conozco tu teoría —dijo Lily con frialdad—. Pero ¿por qué estás tan obsesionado con ellos?

Lily Evans y Severus Snape, Capítulo 33, El Cuento del Príncipe

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte

Un trozo de James

Un trozo de James

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Para encararlo decidí esperar a ese único momento en el que sabía que estaría lejos de su inseparable manada, la práctica de Quidditch.

—La defensa de Ravenclaw de este año parece estar mejor fortificada con su nuevo guardián—Explicaba el capitán frente a la pizarra de la carpa de la casa Gryffindor. —Tenemos que mejorar nuestra vuelta vertical, el segundo aro a la derecha es el punto más vulnerable. —Graficaba la nueva estrategia, que implementaríamos contra el equipo de Ravenclaw, por medio de unos trazos dibujados con tiza, pero puntualmente animados con un conjuro de su varita.

El equipo de Gryffindor atendía sus palabras con interés, pendientes a las indicaciones señaladas en el pizarrón; yo, sin embargo, contenía todo mi enfado en una mirada pétrea y severa, inerte en James.

—Bien, ¡Al campo leones! —Finalmente dio esa instrucción que provocó que todos los jugadores Gryffindor se levantaran de las bancas, tomaran sus escobas y salieran uno a uno fuera del toldo rumbo al campo deportivo.

Observé a Blummer cruzar la cortina de la carpa, el último de los jugadores que faltaba por marcharse para dejarme convenientemente a solas con mi capitán (que en ese momento se tomaba un tiempo para ajustarse los protectores del uniforme).

Le contemplé unos segundos en silencio haciendo un esfuerzo sobrehumano para que mi cólera no saliera descontrolada y torpe de mí boca. Tosí para llamar su atención.

Miró sobre su hombro y a pesar de advertir mis intenciones optó por no girar, siguió acomodándose el peto.

—¿No vas a salir a entrenar? —preguntó mientras anudaba los lazos frontales de su capa.

—Quisiera hablar contigo antes—manifesté.

Tras unos segundos en los que terminaba de hacer un nudo, respondió con cierto desinterés.

Amiga de James PotterWhere stories live. Discover now