La Elección de Snape

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"– Es demasiado tarde, he encontrado excusas para ti todos estos años. Ninguno de mis amigos puede entender por que te hablo. Tú y tus queridos amigos Mortífagos."

Lily Evanas a Severus Snape. El cuento del Príncipe

Harry Potter y las Reliquias de la muerte

Harry Potter y las Reliquias de la muerte

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Corría a zancada suelta. El sudor obstruía mi visión y sentí mi pierna empaparse de lodo tras haber pisado descuidadamente un charco a mitad del sendero a las faldas del Bosque.

—¿Es todo lo que tienes Lanzadora? — escuché a Potter desafiarme a unos metros delante de mí.

Apreté el paso claudicando a la provocación.

Su zancada era ligera, natural, rápida como galope de un ciervo en la llanura. Parecía desplazarse con simplicidad pese a la irregularidad del camino. Intentaba imitarlo, pero aún con los meses corriendo mi zancada no llegaba a ser tan grácil.

Lo que se suponía era un inofensivo recorrido a trote, como el de todas las mañanas, de pronto se había transformado en una carrera por ver quién dejaba mordiendo el polvo al otro.

¿Adivina quién había llegado al final?

James aguardaba en la meta mientras fingía un bostezo de sueño cuando llegué a la orilla del lago. Me había superado por dos minutos. Estaba muerta y con serias dificultades para respirar o mantenerme de pie. Intentar igualar el ritmo de James me había puesto al límite.

Me tendí sobre la hierba para recuperar el aliento, mirando detenidamente el cielo mientras tragaba bocanadas de aire. James me imitó, aunque se sintió con la desvergüenza de usar mi estómago como almohadín. No me molestaba. En cuanto contacto físico habíamos avanzado lo suficiente para tomarnos confianza dentro de lo que cabía en aquella línea de la amistad.

Esa mañana había terminado el recorrido mucho antes de la salida del sol, por lo que podían aún advertirse algunas estrellas en aquél cielo de azules deslavados.

—¡Diantres!—maldijo—No hice el reporte de astronomía.

—¿Teníamos que hacer un reporte? —pregunté. Estaba mucho más desorientada que cualquiera en lo que respectaban los pendientes académicos.

—Si.. creo que sobre esa estrella—apuntó hacia arriba.

—¿Cuál de todas?, ¿esa que no para de brillar?.

—Si, aquella estrella marica, la de destellos rojos y azules.

"Estrella marica". Solté una carcajada. Con su pesada cabeza sobre mi estómago me era doloroso contraer el abdomen.

Amiga de James PotterWhere stories live. Discover now