Patroclo

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Hijo de Menecio.

Está hecho de memorias,

Porque su vida valía poco más que una mota de polvo.

Pero al menos los recuerdos son de tiempos felices:

Una sonrisa y un beso juguetón;

Rizos dorados al sol como la corona de un rey;

Risas de amigos a las orillas de una playa extranjera.


Philtatos.

Su propia existencia no le pertenecía,

Sólo un peón más de las Moiras.

Estaba preparado para seguirlo cuando se fuera,

Pero no lo estaba para irse él primero.

No sin último adiós,

Un último beso.


El mejor entre los mirmidones.

Se cernió un velo negro en todos los griegos

Ante la ida de aquel que no le importaba ceder el protagonismo,

Ayudar a heridos,

Brindar una mano en todo.


Pa-tro-clo.

Su nombre se convirtió en un sonido sin sentido en sus labios rojos como rosas.

Una promesa de venganza,

Un grito silencioso de dolor.

Patroclo extiende su mano para tocarle el hombro

Pero no puede aferrarse a él,

Darle un consuelo,

Decirle que lo está esperando donde la luz brilla y no ciega.



Una verga de poema, I know

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