Aquiles

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Los dioses te envidiaban,
Por eso obligaron a las Moiras a enredar los hilos de tu destino
E hicieron tu vida tan corta.
Envidiaban tu gracia, tu juventud,
tu belleza digna de ser tallada en el mármol para que futuras generaciones de regocijaran,
Y quisieron conservarla incluso cuando Tánatos te reclamó.

Envidiaban el amor tan puro que tenías
Y se llevaron a tu amante antes de que pudieras decirle adiós.
Te pusieron al borde de la locura,
Destrozaron tu mente,
Te hicieron ver el mundo de color rojo.

Se lo llevaron
Porque no soportaban la idea de que te amaran,
De que amaras,
De que fueras feliz.
Con él murieron todas las cosas hermosas,
Con él moriste tú.

Pero ahora,
Lejos de la guerra,
De la sangre,
Del peso de la fama en tu espalda,
Lo llamas a él.
«Patroclo. Patroclo. Patroclo» hasta que ese sonido sin sentido se convierte en una oración, en una plegaria, es tu razón de ser.

Ahora que sus almas queman como mil soles puedes decirlo:
Sí fuiste el primero en ser feliz.

N/A: Creo que este poema tiene más sentido para aquellos que leyeron  "La canción de Aquiles" de Madeline Miller. Si no lo han leído me corresponde pedir perdón por si no se entiende bien, pero ustedes deberían disculparse consigo mismos por no haber leído tal obra de arte.

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