Capitulo 8 : Lucas

83 9 1
                                    



Una semana después. La felicidad renacía en mí: tenía una amiga con la cual podía hablar; tenía a Lucas, el cual era una buena persona y Luisa, quien siempre estuvo conmigo, pero como es costumbre, no pensé ni pude haber imaginado tal caos que venía hacia a mí.

Un día, me enteré por Alejandra que Lucas le había dicho que le gustaba, no me afecto cuando me entere; todo lo contrario, me alegre al ver que dos personas buenas y las cuales se querían estuvieran juntas. Recuerdo cuando íbamos camino al colegio después de haber almorzado en el centro comercial y ellos dos se agarraban de la mano, ellos irradiaban un aura agradable en aquel momento. Yo sentí que en serio se estaban queriendo, puede que me equivoqué con esto último que dije, estaba ciego, loco y no sabía a donde iba además que pensé que todo en ese momento era perfecto y no era así.


Me gustaba la personalidad de Lucas, que su forma de pensar y de actuar fuesen originales, que fuese simplemente él me gustaba mucho. Él tenía una forma de pensar tan diferente a mí y una forma de actuar que no podías saber si en verdad te quería o es que simplemente eras un compañero de pasatiempo. Por momentos sentía cosas más allá de ser simplemente amigos, pero él ya le había dicho a Alejandra que ella le gustaba, así que ahogue mis sentimientos y preferí callar antes de dañar nuestras amistades. Además, que lo primordial para mí era el respeto hacia los dos. Me importaban demasiado como para hacerles daño; sin embargo, no fui yo el que termino con todo esto.

Muchas fueron las oportunidades que tuve para decirle a Lucas lo que sentía, pero simplemente no podía confiar en él, no podía decirle que era homosexual. Iba a ser la primera persona a la que se lo iba a contar. En algunas ocasiones quería decirle todo lo que sentía, pero simplemente no me atrevía porque no confiaba en el en ese entonces. Luego de varios días comencé a sentirme un poco más cómodo al hablar con él, comencé a sentir el mismo cariño que sentía por Alejandra. Me importaba, pero no lo suficiente. Nuestra amistad fue avanzando poco a poco, éramos muy diferentes en nuestras personalidades y en nuestra forma de pensar, a él se le dificultaba más expresar sus sentimientos en comparación de mí, sus palabras eran secas mientras las mías melosas.

Aquella diferencia causo conflictos entre nosotros, usualmente discutíamos hasta por la cosa más pequeña, al menos para mí era muy divertido y me gustaba, aunque más de un comentario y acción que hizo Lucas me llego a afectar a si como yo soy consciente que también pude haber dicho cosas que lo lastimaron, por lo cual siempre acabábamos pidiendo perdón entre nosotros. Con el tiempo inicié a sentir que más que un juego, esas pequeñas peleas eran una forma de comunicarme con él de cierto modo.

Gracias aquellas discusiones inmaduras y absurdas desarrolle en mí la capacidad de entender un nuevo mundo y de poder conocer a Lucas aún más.

Nuestra amistad fue avanzando poco a poco, me había costado mucho entenderlo y en comprender su personalidad. Entonces los sentimientos que tenía por él nuevamente salieron a flote, fue en ese momento que comencé a valorarlo y a quererlo aún más, comencé a prestarle un poco más de atención. Cuando comíamos empecé a notar que siempre agarraba dos paquetes de sal pequeños, uno para la sopa y el otro para el resto de la comida. Comencé a interesarme más por él, noté que cada vez que utilizaba el perfume se aplicaba un poco de este sobre su mano derecha y después se la colocaba detrás de las orejas. Me comencé a identificar esos pequeños detalles, inconscientemente creo que parecía un acosador por prestarle tanta atención. Tiempo después comencé a sentir su olor por todos lados, se sentía muy extraño, no de dejaba de pensar en él, y entonces decidí que no podía conformarme con solo asomar mis sentimientos cada vez que estábamos en el baño del centro comercial.

Un martes nos encontramos en el mismo punto de siempre, yo lo había citado porque quería hablar de cualquier cosa con él. Aquel día estaba decidido en decirle lo que sentía y en preguntarle una sola cosa. El tiempo pasó y se me olvidó preguntarle, pues estaba concentrado en disfrutar el momento que estábamos pasando juntos. Me acorde de cómo me veía en mi identificación y me pareció muy gracioso así que decidí mostrarle para que se riera también. Su cara cuando vio mi rostro de hace 5 años fue un poema, no pude aguantar la risa de verlo riendo aquel día. Estábamos ahí los dos riéndonos de mi yo de 5 años en aquella foto, ni siquiera note cuando saco su celular y le tomó una foto. Me sentía muy feliz aquella noche, por fin había confianza entre los dos. Podía contarle lo que me estaba sucediendo y decidí que al día siguiente me le iba a declarar, así de simple. Me hizo sentir muy seguro de mí mismo pues pensaba que él me aceptaba como era, aunque por más que me preguntaban sobre mi orientación sexual yo solo respondía que era hetero, pero durante la noche del mismo día me ilusione demasiado.

Louis : Mi Vida En Un LibroWhere stories live. Discover now