Capitulo 4 : Daniel Parte # 2

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Era uno más de esos días viviendo mi vida, un día más en el que deseaba salir corriendo de mi casa y abandonar todas mis preocupaciones al menos por un momento. La mañana transcurrió tranquila, mis padres no se encontraban en casa y mis hermanas estaban en la escuela. Me levante de mi cama, me bañe, prepare mi desayuno y, por último, me senté a ver televisión mientras desayunaba. Repentinamente, a mi mente vino la imagen de Daniel y duró allí un buen rato, no podía dejar de pensar en sus ojos marrones. Otros pensamientos y sensaciones extrañas iniciaron a cruzarse entre el recuerdo de Daniel, no entendía que sucedía conmigo, no sabía cómo se llamaba lo que estaba sintiendo en ese momento. Luego de desayunar, todavía con aquel sentimiento que no podía comprender, prendí mi computadora y lo primero que hice fue ingresar en Facebook para luego buscar su nombre, no sabía su apellido así que sólo digité "Daniel" en el buscador. No le encontraba, pero aún deseaba saber de él así que seguí buscando por donde pude; sin embargo, no hubo ningún resultado positivo. Abandone la búsqueda y me relaje un poco, estaba estresado porque no podía encontrarle y así poder establecer una conversación con él. Si soy sincero, hablar con él era genial, era divertido, me hacía reír fácilmente y su manera de ser era simplemente genial, el me hacía sentir diferente. Quedé con las ganas ese día de conocerlo un poco más e incluso pensé que seriamos buenos amigos, pues nos llevábamos muy bien. Alrededor de las 4:30 de la tarde me prepare para salir al parque nuevamente. Obviamente no iba a jugar, sólo iba porque me gustaba hablar con Daniel. Llegue al parque y lo reconocí desde la distancia sentado en la banca, me emocione, intuí que estaba esperando a alguien más pues miraba hacia los lados y movía la pierna derecha de manera impaciente. Me acerqué un poco tímido y lo saludé:

—Hola, ¿cómo estás?—Lo mire a los ojos y note como una gran sonrisa apareció en su rostro, su pierna dejó de moverse y la tensión en sus hombros se apaciguó, se había relajado. Una idea llegó revoloteando a mi mente en ese mismo instante: entendí que, tal vez, la persona a la que estaba buscando con la mirada era yo, pero por ese momento sólo se consideraba una hipótesis.

—Menos mal, pensé que no ibas a venir, te estaba buscando—Sonreí, lleno de felicidad, y le extendí la mano para saludarlo, puedo decir que ese temor por los chicos poco a poco iba desapareciendo, el me hacía sentir seguro y me daba seguridad de que podía confiar en él. Me miro a los ojos y correspondió me devolvió una sonrisa pícara. Se deslizó en la banca para darme un espacio. Me senté a su lado y el tiempo voló. Todos los días buscaba a Daniel en el parque a la misma hora y en la misma banca, él siempre estuvo ahí esperándome en el mismo lugar. Cabe aclarar que yo ni siquiera había pensado en tener algo como pareja, yo simplemente lo veía como un amigo; mi mente era muy cerrada en ese tema en aquel entonces. Pensaba que no era la edad adecuada, que no estaba mentalmente preparado, además ¿Qué le puede brindar una persona con depresión, problemas intrafamiliares y con varios intentos de suicidio a una persona sana y a la cual estaba empezando a querer y pues quería lo mejor para él?

Ese día hablamos de muchas cosas, me contó como dejó a una chica plantada porque no sabía cómo explicarle que era gay. Me contó muchas cosas sobre él, y quien diría que bajo tanta felicidad y una gran sonrisa había un nido de odio. Fuimos al cine, a comer helado, a jugar juntos en el parque, a comer con sus padres, fue a mi casa, entró a mi cuarto, entró a mi vida y de paso a mi corazón. Nuestra amistad había crecido al pasar de las semanas, lo consideraba mi amigo, se estaba convirtiendo en una persona importante para mí, hizo lo que muchas personas no pudieron hacer, ganarse mi confianza en tan poco tiempo. Todos los fines de semana salíamos a algún lado, solo nosotros dos. Él tenía más amigos, pero no podía mostrarse tal y como era, sincero, amable, y cursi. Simplemente fingía ser otra persona para poder encajar.

Louis : Mi Vida En Un LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora