Capitulo 7 : Alejandra #2

86 8 4
                                    



Justo antes de llegar a casa, Eva se encontraba en la terraza de la casa de mi padre.

—Louis, mi papá está loco y te van a pegar-me avisó ella.

—¿Y por qué? Yo no hice nada malo.

—No sé, está alterado. Él dijo que tú no estabas en ninguna casa haciendo tareas, sino que estabas de fiesta con tus compañeros.

No estaba nervioso, yo estaba seguro que estaba en la casa de una compañera y no en fiesta haciendo cualquier otra cosa. Espere en la sala a su llegada para poder hablar con él pacíficamente, pero me olvide en ese momento el tipo de padre que tenía, el agresivo y que solo actúa solo por impulso. Salió del baño alterado, me vio a los ojos y no cabía duda de que estaba molesto, ni siquiera me saludó y dejo que le explicara la situación. Él simplemente estiró su mano y me abofeteó fuertemente en la mejilla, no reaccione en ese momento pues pensaba que él había cambiado, que al menos le importaba lo que tenía para decir, ni siquiera estaba interesado en escuchar mi justificación.

—¿Dónde mierda estabas? De seguro que estabas tomando, y que haciendo tareas. Tú lo que estabas era en una fiesta con razón fuiste tan bien vestido—respondió él, gritándome. Aún no había reaccionado pues el impacto me había dejado sin aliento y con una decepción inmensa por esperar mucho más de él, pero a él no le había importado como me sentía. Para él la única manera de arreglar las cosas era a los golpes. Mis padres no sabían lo de la violación y aunque estuvieron presente en uno o en dos problemas con lo del bullying, no tenían conocimiento de la verdadera gravedad de todo esto.

—¿Será que puedes esperar a que te expliqué? —le dije yo—. Déjame explicarte, por favor. Las cosas no son como tú piensas—le supliqué a que me escuchara, pero sólo se dirigió a su cuarto y cuando lo seguí, cerró la puerta en mi cara.

Las lágrimas aparecieron en mi rostro en pocos segundos, sentía un dolor intenso en mi mejilla derecha y no tanto eso tenía la decepción por pensar en que el cambio en él era posible, necesitaba a alguien que me escuchara, necesitaba un respiro, necesitaba a alguien que confiara en lo que tenía que decir, así que no vi más alivio que hablar con mi madrastra.

—¿Será que puedes escucharme? —le pregunté.

—Ajá—respondió con una actitud de superioridad, me hacía sentir como si fuera una basura. Le intente explicar lo que estaba pasando a pesar de que titubeaba constantemente y mis manos no dejaban de temblar, estaba esperando de ella palabras de alivio o al menos que me ayudaran a sentirme mejor, pero lo único que hizo fue añadirle más leña al fuego y con esto hacerme sentir peor de lo que ya me sentía. En ese momento note que ella lo estaba disfrutando, le gustaba que yo estuviese en ese tipo de problemas pues su mirada y sus gestos me hacían pensar tal cosa. Nunca le caímos bien a ella, pero, así como hizo cosas malas también valore todo lo bueno que realizó por nosotros, aunque fuera de mala gana, pero lo hacía. Pasaron los días, y el problema se fue olvidando, pero de alguna u otra forma el odio se estaba apoderando de mí. El decirme que era un marica por jugar un juego de baile el día de mi cumpleaños, el pegarme cuantas veces quisiera y hacerme sentir inferior a él fueron algunas cosas. Simplemente le valió mierda como me sentía y lo que se estaba creando gracias a las acciones de mi padre. No podía olvidar por lo que me había hecho pasar, cada herida que provocaba en mí se fue guardando en mi corazón, cada palabra, cada golpe, cada pelea. Todo esto se acumuló y llego un momento en que ya el amor por él había desaparecido y no había más que odio y rencor por todo lo que había hecho y solo faltaba a que algo viniera a hundirme aún más.

Alejandra para ese tiempo era mi mejor amiga, a la persona a la que yo sentía que le podía decir cualquier cosa sin juzgarme, a la que le di mi amistad sincera y sin mentiras, y yo pensando que ella hacia lo mismo.

Pero fui un idiota en confiar en ella, fui un idiota al entregarle mi confianza a una persona a la cual tenía meses de conocer, fui un idiota por pensar las mejores cosas sobre ella, fui un idiota en pensar que era buena. Fui un total idiota en pensar que era diferente. Estaba cansado de no poder hablar con alguien sobre lo que me estaba sucediendo en ese momento, estaba enloqueciendo y el estrés me invadía todos los días. Mi personalidad simplemente estaba desapareciendo, me estaba quedando sin emociones hasta incluso llegue al punto de durar dos días seguidos sin sentir absolutamente nada por nadie, era una persona inestable, estaba deprimido todo el tiempo y además Nelson no salía de mi cabeza. Su recuerdo invadía mi memoria una y otra vez y de una forma inesperada, sentí que estaba muriendo lentamente. ¿Dónde había quedado ese Louis que hacía reír a la gente?

¿En dónde estaba mi verdadero yo? ¿En qué me estoy convirtiendo? Eran preguntas las cuales me hacía todo el tiempo. Todos los días cuando terminaba la escuela y llegaba a mi casa era como volver al pasado y vivir lo mismo dos veces: ver las mismas 4 paredes, ver las mismas camas, sentir el mismo ambiente y estar pensando lo mismo de siempre. Necesitaba respirar. Termine llorando y sin dormir cada día de una semana completa, llegue a un punto en el cual ya no podía resistir más la presión, el carácter que ejercía el colegio, mis pensamientos, mis emociones. Todo desorganizado, así que pensé en suicidarme nuevamente. Tal pensamiento duro unos minutos, pero sabía que eso no era una opción y que tenía que seguir adelante.

Al día siguiente me levante de mi cama esperando a que todo simplemente desapareciera, me encontraba solo en casa. Me levanté y decidí bajar las escaleras para llegar hasta la cocina. De repente sentí que el mundo da vueltas y me sostuve de una silla que se encontraba cerca del cuarto de mi madre, sentí que no podía con mi cuerpo y me arrodillé en el suelo. Me percaté que estaba en el mismo suelo, en el mismo cuarto, en el mismo ambiente de mierda que sentí aquel día de la violación.

Su recuerdo no tardó mucho en llenar mi mente por completo de pensamientos de desprecio y odio hacia mí mismo, de repente levanté mi cabeza y lo vi ahí: estaba Nelson delante de mí ahorcándome, mientras que su lengua recorría mi mejilla derecha, mientras hacia esos gestos que transmitían que estaba más que satisfecho por lo que había hecho. Reaccione y note que todo era simplemente una ilusión, pero me hizo sentir igual o peor que aquel día. Me dirigí hacia el baño, ya se me estaba haciendo tarde para ir al colegio. Mientras me bañaba sentía la presencia de Nelson cerca de mí, mientras me cambiaba, mientras hacia cualquier cosa su rostro estaba plasmado en mi cabeza.

Llegue mal al colegio, en mi rostro se notaba que había estado llorando y que me sentía estresado. Mi autoestima estaba por los suelos, no sabía qué hacer, no podía encontrarme, no sabía con quien hablar, simplemente necesita morir por unos minutos, y así me sentí hasta que llegué a la escuela. Cuando entré al salón y vi a Alejandra sentí un alivio inmenso, algo de alegría estaba llegando a mí en ese momento y con el simple hecho de verla me hacía sentir especial. Me acerqué y rompí en lágrimas delante de ella.

—¿Qué tienes Louis? —preguntó ella con preocupación.

—Alexan...—Ni siquiera podía pronunciar su nombre completo, me sentía roto.

—¿Qué pasa? —inquirió ella

No podía parar de llorar, necesitaba que saliera todo el odio y la basura que tenía en mi interior, tenía que probar la paz nuevamente y junto a Alejandra me sentía así. No tuve el valor de decirle lo que me estaba sucediendo en ese momento así que tomé su celular y escribí en Notas "Me violaron". Le devolví el celular y una expresión de sorpresa se cruzó en su rostro. Dirigió su mano derecha hacia su cara, transmitiendo compasión y asombro por lo que le había dicho.

—¿Y cuándo paso?

—Hace mucho-respondí tristemente y con varias lágrimas en mi rostro, no pude hacer nada más que acercarme y buscar consolación entre sus brazos.

Me sentía seguro, por un momento nuevamente sentí que le importaba a alguien y desde ahí empecé a quererla aún más. Pasaron las semanas y mi amistad con Alejandra fue creciendo, ya había mejorado y cada vez más había avances en mí, estaba todo bien en ese entonces hasta que tuvieron que salir de su boca aquellas palabras...

Louis : Mi Vida En Un LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora