Capitulo 3 : Daniel Parte # 1

176 13 3
                                    


No hubo un día después de ese en el cual no pensara en lo que sucedió, fueron muchas las noches en las que no dormir por aquella situación. No me reconocía a mí mismo, no sabía quién era yo, después de esto yo simplemente no era el mismo. Durante todo el resto de aquellos días estuve odiándome. Fueron las peores semanas que viví, mi autoestima estaba hecho un desastre, mi mente era un caos y el odio por mí mismo era suficiente como para intentarme suicidar -y fue suficiente, porque lo hice-. Estuve de rodillas frente a mi cama llorando por horas recordando lo que había sucedido, las imágenes regresaban a mi cabeza y me hacían cada vez más daño, pero creo que ese era mi objetivo: hacerme tanto daño como pudiese para despreciarme y terminar tratándome como lo que yo pensaba que era, una basura. Me levante de mi cama todavía llorando. No era nada fácil por lo que estaba pasando, no sabía que sentir, no sabía que pensar. Me sentía confundido. Recordaba cada segundo su cara, sus gestos cada vez que me penetraba, sus manos recorriendo mi cuerpo. Cada vez que lo recordaba sentía aún más repulsión y asco, me sentía como una total basura.

Me fui directo hacia el baño para que mis padres no me vieran llorar, entre y cerré la puerta con fuerza. Agarre una cuchilla y no dude en terminar con todo esto de una vez por todas, quería que todo se acabara, no quería seguir sufriendo, no quería sentir absolutamente nada, Pero ¡qué va! Por más que quieras tu corazón va seguir latiendo a menos que lo detengas, y eso era lo que yo estaba dispuesto hacer.

Cerré mis ojos y respire, pensé nuevamente y recordé diciéndome a mí mismo que soy una porquería, mire hacia el espejo y no pude ver más nada que un niño, con miedo, alguien inservible, alguien que no podía defenderse a sí mismo, una persona fea y con mucho desprecio en su corazón. Hice todo lo posible para hacerme creer que era una basura, que simplemente no servía para nada, que no valía. Tome la cuchilla con mi mano derecha y la acerque hacia mi muñeca izquierda e hice un pequeño corte en mi brazo. Las lágrimas no demoraron en salir, abundantes y automáticamente formando una capa de humedad en mi rostro. Me sentía usado. Hice otro corte en mi brazo mientras lo recordaba besándome el cuello. Recordé como me penetró la primera vez, una cortada más en mi brazo. Él repitió sus penetraciones, una vez, dos veces, una más, y nuevamente lo hizo. Hice mi última cortada, ésta última represento lo que sentí, represento mi sufrimiento, represento lo que era: un juguete. El dolor se intensifico, pero un recuerdo vino a mi mente repentinamente: la bella y tranquilizante sonrisa de mi madre. Repentinamente solté la cuchilla, tome algodón, alcohol y pare la sangre como pude, pensando en lo que había hecho.

Me sentía arrepentido, estaba acabando con mi vida, con mis sueños, con mis metas, estaba terminando con todo. Dejé mi sufrimiento de lado por un momento y pensé en mis sueños, quería sentirme orgulloso por el cambio que quería transmitir a las personas, quería ver mis sueños cumplirse, ver mis hijos crecer, ver como mi familia salía adelante y eso no iba hacer posible si yo me suicidaba. Mis ánimos subieron por unos momentos y una pisca de esperanza apareció en mí, decidí cambiar mi forma de pensar y de ser. Salí del baño y me dirigí a la sala, limpie mis heridas, tome un poco de agua para calmarme y me fui a mi cama. Estaba totalmente hecho un desastre, yo quería fingir que todo estaba bien, pero lamentablemente no era así; mis heridas emocionales aún no habían sanado, no sabía cómo olvidar lo ocurrido, no sabía qué hacer para sentirme conforme y bien conmigo mismo, tenía un enorme vacío en mi corazón el cual estaba buscando desesperadamente ser lleno. Recuerdo ir al parque ese mismo día, me senté en una banca y me puse a pensar mientras recorría con mi dedo índice la herida abierta que había provocado gracias a la cuchilla. Hice presión en esta para sentir dolor y así poder lastimarme, no sabía que pensar en ese momento y me hacía sentir bien hacerme daño o al menos en esos momentos, sentía que era una forma para poder olvidarme de las cosas y si, puede sonar estúpido, pero cuando estas hecho una mierda cualquier opción parece ser buena, incluso acabar con tu propia vida. La herida comenzó a sangrar nuevamente, vi como salía gota por gota la sangre de esta. De un segundo a otro mi mano estaba repleta de sangre, yo simplemente no hacía nada y las lágrimas brotaron de mi cara nuevamente. De repente sentí una presencia a mi lado, sentí que alguien me estaba mirando. Moví la cabeza hacia el lado derecho y estaba aquel chico de cabello mono y unos lindos ojos café.

Louis : Mi Vida En Un LibroWhere stories live. Discover now