9. El fotógrafo, el agente secreto y la piloto de carreras. Guay, ¿eh?

5.5K 529 133
                                    

POV Lizzie


Ya me estoy arrepintiendo de los malditos tacones.

Nunca me ha gustado llevarlos, soy más de playeras y sandalias. O de ir descalza, si tengo la oportunidad. Pero no quería tener que dar saltitos para poder hablar con Leah, y no sé si ella vendrá en plano. No es su culpa ser una giganta, ni que yo sea un hobbit. Vale, tal vez estoy exagerando un tanto, en ambos casos, tal vez sea su presencia imponente lo que me hace recordarla más alta de lo que es en realidad, y dado que nuestro único encuentro fue algo... accidentado, creo que tengo excusa para no recordar las cosas con exactitud.

- ¿Y tu novia? - me vuelvo hacia Josh cuando me hace esa pregunta.

- No es mi novia - le respondo, automáticamente.

Mi mejor amigo rueda los ojos.

- Tu cita, lo que sea. - suspiro - No, no. No te atrevas a decir que esto no es una cita.

Le fulmino con la mirada, pero acabo sonriendo con cierta vergüenza.

- ¿De verdad no te importa que la haya invitado a tu exposición? - me aseguro, por enésima vez y Joshua sonríe y me pasa un brazo por los hombros.

- De verdad, de verdad que no. - niega - Al contrario, me alegro de que me hagas publicidad - me guiña el ojo  - Eso sí; si ella se aburre como una ostra, lo que demostraría su pésimo gusto, no será mi culpa.

- Yo ya me estoy aburriendo, solo de hablar contigo. - se lleva una mano al pecho, con expresión dolida, y le saco la lengua.

Está echándome en cara algo sobre mi crueldad y mi también horrible gusto cuando mis ojos captan por el rabillo un destello azul que me atrapa, y se me seca la garganta.

- Ahí esta. - le susurro, con urgencia, dándole un golpe descuidado y nervioso en el pecho.

Joshua calla al instante para mirar también en dirección a la morena que acaba de entrar y me roba el aliento durante un segundo. Tengo que contenerme para no ponerme a dar saltitos y llamar su atención a gritos.

- Retiro lo dicho; tienes un gusto exquisito. - me susurra, justo cuando Leah fija sus ojos en mí, a tiempo para ver mis mejillas volverse rojas.

Su rostro se ilumina con una enorme sonrisa, que genera una gemela en mis labios, y esta se queda ahí mientras la morena se acerca a nosotros.

- Hola. - dice, y pese a que es el saludo más normal y habitual que existe, a mí me suena, con esa voz grave, tremendamente único.

Los ojos oscuros se quedan en mí unos segundos antes de pasar a mi compañero.

- Oh, ya. - reacciono entonces - Leah, él es Josh. Josh, Leah. - les presento.

Se estrechan la mano, y mientras que la chica solo murmura un "encantada", él no se conforma con esa presentación.

- Joshua Tate. Mejor amigo de Lizzie, artista protagonista de esta exposición - señala a su alrededor - y, por si quedaban dudas, muy gay. Lo siento, señoritas, os lo perdéis.

Se encoge de hombros y Leah y yo nos miramos. Rio suavemente cuando, a la vez, ella y yo imitamos su gesto.

- Una pena. - afirma la morena y él asiente, con gesto compungido.

- Lo sé. Me encantaría quedarme a charlar, de verdad, pero tengo muchos invitados que también quieren disfrutar de mi encanto y carisma. Y no sería de buena educación negársela. - sonríe pícaro - Sobre todo cuando son ellos los que ponen la pasta. - nos guiña un ojo - Sed buenas, y no escatiméis con el champán.

Una loba en el armarioWhere stories live. Discover now