Barbie de ojos grises quiere matarme

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Emilia

Okey, mi plan no funcionó como pensaba.

Yo sólo quería un beso de Percy, no un golpe en el ojo por una novia más que furiosa.

Vengan, entren en su zona de relax y espero que mi suplicio les resulte hilarante.

Me desperté muy feliz. El clima estaba perfecto, la lluvia caía y repiqueteaba en el techo (lo sé, es raro, pero yo amo las gotas de agua cayendo del cielo), mamá hizo hotcakes y papá me regalo un suéter de AC/DC. Todo bien hasta el momento. En cuanto salí de mi casa, usando mi regalo, camino al colegio y me detuve a  ver las nubes grises y sentí un retorcijón en mi estómago tuve que imaginar que algo andaba mal, pero solo lo ignoré y seguí caminando.

Pobre ilusa. Hoy el mundo se reiría de mi.

Tenía otra razón para sentirme feliz. Llevaba unos días pensándolo y tenía decidido declararme a Percy. No estaba segura al 100% de si él sentia algún tipo de interés por mí, pero estaba enamorada desde que lo conocí hace seis meses, en gran parte por esos ojos verde mar y su actitud infantil, que me resultaba adorable.

Continuaba lloviendo cuando llegué al colegio, solo que más tenuemente. Entré rápido en busca de mi (espero) futuro novio y lo hallé hablando de los más entusiasmado con nuestra mejor amiga, Alice.

—Hola, chicos— saludé —¿Por qué tan alegre, Perce?

—Annie viene a la ciudad— dijo, con un brillo en los ojos que sólo le había visto cuando devoraba la comida azul de su mamá (no tengo la más mínima idea de por qué, pero tiene una obsesión hacia el color azul).

—¿Quién es Annie?— pregunté frunciendo el ceño. Por favor, que sea una prima o algo por el estilo.

—La Wikipedia humana, que conocerás a la salida y me invitará a comer. Puedes venir si quieres, Alice ya acepto.

Iba a contestar cuando sonó la campana, señalando el inicio de la primera clase. Percy tomó mi mano y la de Alice, quien me lanzó una mirada que transmitía una señal, pero yo estaba en el séptimo y cielo por estar de la mano con Perce.

🐦🐦🐦

Durante toda la clase mi amiga estaba nerviosa, y no entendía la razón. Tal vez era porque hoy era mi declaración a Percy, ya que ella me ayudó a planearlo, decidiendo el momento más prudente, ya que yo pensaba gritarlo en medio del comedor y esperar su respuesta.

Sep, la sutiliza no es lo mío.

El chico de mis sueños estaba distraído, pero eso no era raro, ya que sufre de TDAH y dislexia; lo raro es que no dejó de sonreír en ningún momento y a pesar de ser un chico risueño, eso no era normal. Aunque él en sí no es normal, porque es increíblemente guapo y siempre anda balbuceando cosas sobre mitología griega o yo que sé.

Al finalizar todas las clases, me intenté escabullir de Alice, ya que andaba muy rara y no quería que me arruinara mi día de gloria con mi amor, pero no lo logré, me encontró saliendo del baño.

—No te declares— fue lo primero que me dijo, con un tono que parecía de preocupación, pero ignoré eso.

—Y dime, querida, ¿por qué no debería hacerlo? ¿Acaso a ti te interesa, Percy?— acusé, sin fundamento alguno, solo quería deshacerme de ella. Alice gruñó.

—Quiero golpearte— afirmó —. No, no me interesa de la misma manera en que a ti. Annie es la— fue interrumpida por mi voz favorita. (N/A: ¿conveniente, no?)

—¡Ali, Emi! ¡Quiero que conozcan a Annie!—grita corriendo a nosotras—. Vamos, nos está esperando fuera.

Caminamos hacia la salida con una enfadada Alice (no conmigo, o eso creo), un radiante Percy y una esperanzada yo. Y la vi.

Y entonces mi día se fue al quinto infierno.

Ella estaba apoyada en un Prius algo usado, con un libro en mano y mochila al hombro, vestida con una camiseta naranja que decía "Campo Half-bood" y tenía un pegaso dibujado y unos vaqueros.

Antes de acercarnos, detuve a Percy y lo miré a sus preciosos, que me contemplaban confundidos.

—¿Sucede algo, Emilia?

—Tengo algo que decirte. Yo...

—Emi, te dije que no— pasé de Alice.

—... te quiero. ¿Me harías el honor de ser tu novia?

Percy parecía perplejo, pero no disgustado y eso me ilusionó. Para reafirmar mi petición, me puse de puntillas y lo besé.

Y más rápido de lo que corre Alice en una convención de anime, me separaron de Perce y recibí un golpe en mi ojo derecho.

Auch.

—¡¿Quién fue?!— exigí, con la mirada borrosa. Pude identificar, con mucho esfuerzo, a la tal "Annie", con una expresión de furia contenida.

—Esa es una pregunta muy estúpida. Fui yo— espetó con un tono de voz suave. Mi vista se aclaró y pude ver sus ojos con nitidez, de un gris tormenta que resultan escalofriantes.

—Por favor, ricitos de oro, dime la causante de mi futuro ojo morado— pedí, con falsa cortesía. Blanqueó la mirada.

—Besaste  a mi novio, estúpida mortal. Agradece que no te asesine.

—Wow, listilla, para el carro. No te excedas.

—Tú cállate, sesos de alga. Este no es el recibimiento que esperaba.

—Lo lamento, no sabía que ella pensaba hacer eso.

—Obviamente que no sabías, las algas en tu cabeza trabajan a velocidad moderada.

—¡Hey!

Me perdí del resto de la conversación, porque estaba oyendo a la perfección como mi corazón se rompía. Y una furia que no conocía salió de lo más oscuro de mi ser, queriendo venganza por mi pobre órgano vital.

—No es la primera vez que besó a tu novio, hueca— mentí, intentando formar un pleito entre ellos. La rubia me miró con escepticismo digno de un ateo.

—Claro, lo que digas. Y mi nombres es Annabeth Chase, y como vuelva a enterarme de que tocas a mi novio de una manera indebida extrañaras cuando el ojo morado era un problema.

Dicho esto, besó a Percy y le sonrió.

—Vamos, hay que almorzar.

Vi como de alejaban y el grupo de gente que se había arremolinado a nuestro alrededor se dispersó, dejándome con mi dolorido ojo y Alice tratando de ayudarme. Gotas de lluvia caían sobre mi rostro, mezclándose con mis lágrimas.



Estúpidos Mortales & PercabethWhere stories live. Discover now