Capitulo 21

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Era algo realmente incomprensible e irónico a decir verdad… por un momento de su vida, el odio, la venganza y la oscuridad invadieron su alma y corazón llenándolo de una irrazonable frialdad. Aunque no hablara al respecto… le encantaba, le fascinaba ese mundo de tinieblas y hostilidad… era algo como un placer masoquista…

Quien lo escuchara… reiría en tono de burla… pero era cierto…

Era su refugio ante algún sentimiento de amor, de compresión… se había alejado tanto que ya no reconocía lo que era amar a alguien y eso que apenas lograba huir de aquel ameno sentimiento que para él, en algún momento llego a citar como un virus para el cuerpo humano, una plaga…

Y quien iba a pensar… que todas esas ideas de lo blasfemo que era el amor cambiarían en un santiamén…

Todo gracias a ella…

Que de repente el sentimiento de infalible culpa lo haría rogar por perdón… que todos sus planes de exterminio contra los que atentaron contra su familia y su propia vida desvanecerían como el viento de tan solo ver esos ojos jades que imploraban por misericordia…

Llego un momento en el que creyó que era el ser más patético al hacer lo que estaba haciendo… que la venganza era solamente para mediocres incompetentes que solo sacaban inútiles excusas para olvidarse de un pasado fuese doloroso o no…

Y ahora que lo pensaba con detenimiento… su consciencia estaba en lo cierto…

Y que tan solo mirar la expresión de aquellas esmeraldas que fulminaban con una inusual ternura a cualquiera doblegaban hasta al ser más vil de este planeta, sin lugar a dudas a él…

Solamente esa mujer había callado su más estúpida queja de sufrimiento, calmado hasta la última lágrima de dolor que quedaba en sus ojos y extirpado hasta la última aguja de odio que moraba en su gélido corazón.

Definitivamente Sakura era única, excepcional mujer que a pesar de la fortaleza que emanaba ante otros seguía siendo dulce y cálida con los demás.

Claro, sin mencionar que era sola y exclusivamente de el… y que la protegería como a nadie en este mundo…

Porque ella era lo único que le quedaba de esa palabra llamada amor…

Una ligera sonrisa se mostro en la comisura de sus labios y mientras el viento soplaba cerraba sus ojos profundizándose en sus pensamientos. Se había detenido en una tienda a comprar tomates antes de ir a casa. Ya habían pasado tres días desde que habían llegado al pueblo y Sakura ya había socializado con casi la mitad de los ciudadanos del lugar, tanto que hasta una anciana se había ofrecido a ayudarla con los deberes de la casa hasta que diera a luz.

El pueblo era perfecto, la mayoría de sus habitantes eran ancianos, era pequeño y por lo que observo en los últimos días era muy raro ver forasteros venir al lugar. Era muy tranquilo y pacifico igual que sus habitantes… lo mejor de todo eran la amalgama de bosques que los rodeaba por lo que el pueblo era como invisible para cualquiera que cruzara a su lado. Cerca del pueblo había un enorme lago y al parecer nunca iba alguien lo cual hacia de esto un paraíso, podría entrenar tranquilamente sin interrupciones, no tendría a ninguna ley molestándolo y lo que hacía esto de un Edén era que tenía tiempo de sobra para disfrutar con su amada.

Tendrían todo el día y noche para deleitarse del otro… el placer inimaginable que provocaría en ella y el bullicio que armaría todas las noches y mañanas para que luego los vecinos fueran a quejarse.

Perfecto no era suficiente para lo que estaba experimentando esos momentos… era algo más de lo que siempre deseo… algo más de esa paz que incontables veces anhelo.

Viviendo una mentiraWhere stories live. Discover now