Capítulo 7: "Viridian Forest"

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Si bien el ambiente no era terrorífico, tenía un toque de oscuridad como acostumbraba a ser un bosque.

Viridian Forest era un laberinto, cubierto de árboles que se movían al compás del fresco viento que hacía el lugar menos afixiante, el sonido de diversos ataques de los Pokémon tambien se podían oír junto a los gritos de sus entrenadores, quienes ordenaban el ataque, lo que quería decir que habían Pokémon Trainers rondando por el bosque y eso le daba un toque emocionante al oscuro lugar.

Estaba preparada, junto a mi Bulbasaur tenía la sensación de sentirme segura y protegida. Pasadizos y pokémon salvajes del tipo bicho caracterizaban al verdoso lugar, siendo difícil encontrar la salida.

—Hey, ¡Hola!

Se escuchó la voz de un joven algo más pequeño que yo.

—Soy Joey, ¡es un placer!

Era un chico que más bien parecía explorador, con su gorro safari y una red, quizás era un Bug Catcher, quienes solo atrapan pokémon de ese tipo, del tipo que más rondaba por estos bosques.

—Oh sí, un gusto. —sonreí.

Él suspiró y me miró a los ojos.

—¿Sábes? Hay unos chicos que buscan batallas pokémon y siento que tú eres la indicada para ganarles. Ya han ganado demasiadas veces, ¿Les darías una paliza por mí y mi Caterpie?

En los brazos del chico había un Pokémon Bug Type algo herido, era mas bien una oruga color verde que se quejaba de dolor.

Me llegó a doler a mí el estado de esa pobre criatura. Oh pequeño Caterpie, quería matar a los tipos que le habían hecho semejante abuso a un inocente pokémon.

—OK, lo haré, pero toma.

De mi bolso saqué una Potion, artículo para sanar a los Pokémon, y un Antidote, otro elemento que curaba el envenenamiento, que era lo que tenía el pequeño Caterpie. Era lo único que tenía por el momento.

—¡Muchísimas gracias!

—No es nada, es lo único que tengo. Espero que Caterpie se mejore.

Sonreí, acaricié la cabeza del pequeño pokémon y me despedí del joven Joey para continuar caminando con un sentimiendo de inseguridad, puesto a que no encontraba salida.

Al caminar hacia el norte (según mi intuición eso era mi norte) divisé dos jóvenes con sus Pokémon heridos, corrían a toda velocidad hacia la entrada del bosque para ir al centro Pokémon de Viridian City, sus compañeros de viaje se encontraban envenenados, agonizando. Eso quería decir que estaba avanzando por el camino correcto.

Esa era una etapa sumamente difícil para el entrenador, quién con el afecto que sentía por su Pokémon era perturbante y triste verlo debilitado solo porque falló la orden. Realmente era una de las cosas más duras que un entrenador podría pasar.

Y seguí en busca de mis sueños, en busca de la primera ciudad con la primera medalla, Pewter City, el inicio de mi obtención de las medallas.

—¡Oye, tú! Te haré pedazos con mis tipo bicho!

Escuché a alguien llamámdome.

—¿Y tú eres?

El chico se levantó de su asiento de roca y sonrió arrogante.

—¡Soy Anthony y te voy a destruir! ¡Caterpie, ve!

De la pokéball salió un Caterpie, con mirada desafiante, listo para luchar. Bulbasaur se colocó en frente de él, dispuesto a darle su merecido por idiota.

—Bulbasaur, ¡Usa Tackle!

El mencionado corrió rápidamente y lo golpeó críticamente, debilitándolo al instante.

—¡No! Regresa... ¡Ve, Weedle!

De la Pokéball apareció una oruga, era parecido a Caterpie, sin embargo este era naranjo y poseía 2 aguijones: uno en la frente y el otro como cola, se veía venenoso.

—Bulbasaur, ¡Usa Tackle!

Esta vez, al atacar, no logró dañarlo mucho, se levantó con dificultad.

—¡Usa Potion Sting!

Oh no, que no sea eso por favor.

—¿Pero qué?

Esta vez el pokémon, con el aguijón que tenía en la cabeza, dió un impacto en el cuerpo de Bulbasaur, dejándolo en el suelo, herido.

Se levantó con dificultad y volvió a atacar usando Tackle, lo derrotó otra vez.

—¡NO! Agh, mis bichos...

—Ha ha! ¡Gané! —Regresé a Bulbasaur a su Pokéball—. No te metas con Grey.

Sonreí victoriosa, la sensación de ganar en las batallas era un sentimiento de felicidad difícil de expresar, es decir, solo los entrenadores justos y luchadores sentían ese deseo de satisfacción al ganar una batalla, y yo estaba empezando a sentirlo, los circuitos eléctricos de emoción viajaban en mi cuerpo a una velocidad increíble, aunque no pudiese describir el sentimiento, se que mis ojos lo demostraban completamente, brillantes y rodeados de una alegría que solo podían sentirla algunas personas. Mi amistad con Bulbasaur estaba floreciendo, a medida de que caminabamos por el bosque, derrotabamos a los entrenadores (quienes parecía que los únicos Pokémon que tenían eran Caterpie y Weedle) y encontrábamos objetos como Potions y Antidote, iba creciendo nuestra amistad.

—¡Te venceré! —Balbuceaba un Bug Catcher, quien estaba en el último pasillo de árboles, que conectaba Viridian Forest con el término de la Route 2 y Pewter City, mi primer destino, mi primera posible medalla.

—¿Por qué hay tantos niños iguales? Todos tienen los mismos Pokémon. —suspiré.

—¡¿Qué?! ¡Ahora sí estás frita, niñita! ¡Tobby te masacrará en el nombre de los bichos Pokémon!

—Esto es lo más patético que he escuchado. Y mira que tus amigos eran terribles.

—¡Maldita!

Sonreí. Amaba provocar gente.

—Mejor luchemos, me estoy aburriendo.

Nos colocamos en posición. Bulbasaur a mi lado y el chico con una Pokéball en la mano. Sacó al único que tenía, Weedle.

Sin embargo, este Weedle, en comparación con los demás que había enfrentado, se veía más agresivo. Atacó primero con Potion Sting, hiriendo a Bulbasaur, sin hacerle muy efectivo.

El recién golpeado atacó con Razor Leaf, ataque que había conseguido aprender gracias a la experiencia que había obtenido debido a las batallas ganadas. No le hizo mucho daño.

Se continuaron atacando, Bulbasaur intercalaba sus ataques, primero Razor Leaf y posteriormente Tackle. Weedle utilizaba el mismo ataque, Potion Sting.

—Vamos, ¡Acábalo! —Exclamó el chico.

El muy debilitado Weedle lanzó su ataque, el cual no afectó mucho a su contrincante, sin embargo causó algo peor. Lo envenenó.

Me alteré.

¿Cómp era posible que Bulbasaur se envenenara? ¡Es tipo veneno también!

Bulbasaur, herido, usó Tackle una vez más y Weedle se desmayó.

—Oh no, Bulbasaur, ¿Estás bién?

El mencionado apenas se movía. Ese maldito.

Weedle lo había envenenado y necesitaba un Pokémon Center lo más pronto posible. Aunque era demasiado raro el hecho de ser tipo veneno y hacer sido envenenado. ¿Una falla? Probablemente.

Tomé en brazos a mi amigo y corrí lo más rápido que pude, no podía creer que una simple oruga anaranjada podría envenenar a mi pequeño compañero. Corrí y corrí en dirección a mi Norte, encontrando la salida de aquel laberinto infernal.

Necesito llevar a Bulbasaur a un centro Pokémon, de lo contrario voy a estar en graves problemas.

Tengo miedo.

Pokémon I: El inicio de una aventura inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora