Capítulo 3: "Un nuevo rival y un nuevo amigo"

889 44 9
                                    

—¿Tú eres el chico de ojos azules de Goldenrod City, Frank? ¡Llevaba tiempo sin verte!

—S-Si... —contestó agotado. Tenía una voz algo ronca, pero muy sexy—. Un agrado... Volverlo a ver.

¿Se conocían?

—Llegaste a tiempo, pero pensé que tardarías menos. Prepárate para elegir a tu compañero de viaje.

El chico caminó y me observó. Por un momento sentí que se paraba el tiempo mientras me perdía en sus ojos azules.

Eran relucientes. Como dos resplandecientes zafiros.

—Tus ojos... —habló Frank, pues se detuvo a verme—. Son preciosos.

—Eh, gracias. —me hice la desinteresada. Me ajusté mi gorro y esperé a que dijese algo.

—Soy Frank. —y como supuse, habló—. Soy proveniente de Johto, ¿Cómo te llamas?

—Soy Grey y vivo en Lavender Town, el pueblo fantasma. —usé mis manos para simular ser un GHOST y él sonrió divertido.

—¿Así que de Lavender Town? Wow, increíble.

El chico sonrió y se dirigió a Oak.

—¿Es nueva en esto?

—Sí. —le respondió. ¿Cómo que nueva? ¿A qué carajos se refiere?

¿Acaso él ya sabía luchar? ¿No era la primera vez que tenía un Pokémon?

Que misterioso.

Me gusta.

—Oh, entonces no podré darle una buena paliza... Digo. —tosió—. Pelea, ¿O sí?

—Me gustaría que la ayudaras solo un poco, y luches con tu nuevo Pokémon. —Oak sonrió—. Y no seas un presumido.

—Oye, tranquilo viejo. —Frank le respondió animadamente—. Entonces me quedo con Charmander, ven para acá pequeño.

El pokémon nombrado corrió y abrazó a Frank, Oak le lanzó la Pokéball respectiva y Charmander voluntariamente entró en ella.

Squirtle, que no había sido elegido, se entristeció y pude notar el aura depresiva del pequeño Pokémon. Me acerqué a él y lo acaricié.

—No te preocupes. Cuando gane las ocho medallas de Kanto vendré a buscarte, ¿Sí? —sonreí y le deposité un beso en su cabeza—. Así que tranquilo.

El pequeño se alegró. Oak no dió comentario al respecto, guardó a Squirtle en la Pokéball y lo dejó en su estante, junto con un objeto que después tomó con cuidado y se acercó a nosotros dos.

Iba a entregarme algo muy especial.

—Frank, permíteme tener tu Pokédex por un momento. Debo actualizarla con la información de Kanto.

—Muchas gracias, Profesor. —Agradeció el chico y le entregó el objeto rojo.

El Profesor la guardó en uno de los bolsillos de su gran bata y después se dirigió a mí.

—Grey, éste es mi gran invento. —comenzó a hablar—. La Pokédex. Con ella puedes tener todos los registros de los Pokémon de toda la región. Es una Tecno-Enciclopedia!

—¡Es hermosa! —estaba maravillada.

Me entregó la Pokédex y no pude evitar soltar una risita de emoción. Tenía la auténtica Pokédex en mis manos, era un sueño hecho realidad. Un sueño que estaba dispuesta a vivir.

Pokémon I: El inicio de una aventura inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora