Capítulo 20: "En busca de los secuestrados"

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La cueva era muy, pero muy oscura. No podía ver absolutamente nada, pero gracias a que le he enseñado Flash a Pichu, iba a ser mucho más sencillo cruzar la cueva que no por nada la llamaban Rock Tunnel.

Iba a ordenarle a Pichu que usara su movimiento recién aprendido, sin embargo mi compañero me detuvo.

—Grey. —sonó algo... ¿Seductor? Por Dios, como amo su voz—. Quiero aprovechar la oscuridad para decirte algunas cosas.

Juro que si sigues así te chanto el medio beso. (?)

—¿Qué necesitas decirme, Frank? —musité nerviosa. Afortunadamente mi sonrojo no sería visto por mi amigo. Gracias oscuridad.

¿Por que eso era, no? Un amigo.

—Verás. —comenzó su relato—. Desde que hemos estado juntos, mis aventuras se hacen mucho más entretenidas. Has cambiado un poco mi día a día. Además no puedo resistirme, eres muy linda. —lo último me sorprendió. Me estoy derritiendo—. Quiero que sigamos viajando juntos, ¿Sí? No quiero perderte.

Estaba nerviosa. Él me ponía nerviosa.

—No te preocupes. —sonreí, pero se que no me vería—. Hablas con Grey. No me pasará nada.

Pude jurar que había sonreído, pues me tomó una mano y con la otra buscó mi rostro, el cual encontró sin problemas.

—Te quiero, ¿Sabes? —me dijo eso en un susurro.

—S-Sí. —estaba aún más nerviosa. Sentía sus latidos y su respiración muy cerca—. Lo se, m-me quieres. Y yo también.

Hubo un silencio. Esto es una tortura. ¿Es legal hacer sentir así a una persona? Mi corazón se va a ir a la mierda si no para.

—Grey.

—¿F-F-Frank? —dije temblorosa.

Sentí sus labios rozar los míos. Iba a cerrar los ojos para corresponder un beso ansiado hasta que una luz nos invadió por completo. Pichu había usado Flash sin mi permiso.

No, no. Él es solo mi amigo. No podía ser así.

Solo un amigo.

Esa palabra me dolía una gran cantidad, pero debía aceptarlo.

¿Por qué me dolía?

—Pichu, eso no se hace. —la regañé y me separé avergonzada—. Debes esperar mis órdenes.

Ella solo nos miró molesta y bufó.

Continuamos caminando, y no puedo decir que fue fácil llegar a la salida que conectaba Cerulean City con mi pueblo natal. Además de la infinidad de Zubats que veíamos, la cantidad de entrenadores que se encontraban dentro de la cueva era interminable. En serio, uno caminaba dos metros y habían tres entrenadores de por medio.

Sin duda fui yo la que luchó contra casi todos. Tenía que entrenar y Frank se encargó de otro pocos. Hubo una vez en la que tuvimos un combate doble y luchamos juntos. Debo decir que fue una muy bella experiencia el poder combatir junto a él, un entrenador de élite, que tuvo una gran cantidad de batallas y es mucho más experimentado que yo.

—Hasta que por fin. —se quejó Frank.

—Salimos de ese infierno. —reí por lo bajo.

La ruta fue muy fácil de cruzar. Sin embargo algo había llamado mi atención.

Antes de ingresar a mi ciudad natal, encontré a una chica de cabellos blancos como la nieve, estaba de espaldas a mí por lo que poco pude reconocerla, pero algo sabía y era que yo sí la conocía.

No se si sintió mi presencia o algo, pero se dio vuelta y sus ojos dorados me dieron a entender de que era la chica que estaba suponiendo.

—¡Soul, eres tú!

—No puedo creerlo, Grey. —habló con una voz tranquila, característica de ella.

Nos abrazamos. Frank nos miraba con un enorme signo de interrogación encima de su cabeza, me lo podía imaginar.

—¿Qué te trae por aquí? ¿Tú no estabas en Hoenn? —pregunté dudosa.

Ella sonrió. Tiene una sonrisa muy cálida.

—Quería ver a mi familia. Sabes que mi corazón está completamente entregado a Lavender Town.

Frank se acercó a nosotras y nos miró.

—Oh verdad. —reí—. Frank, ella es Soul. Es un año mayor que yo, pero somos amigas desde pequeñas. Soul. —la observé—. Él es Frank. Es un chico que conocí cuando fui a elegir mi Pokémon inicial.

—Es un placer, señorita. —mi amigo tomó su mano y la besó. Sentí algo que no me gustaba.

Me dolía mucho.

Auch.

—El placer es todo mío, Frank. —y ella sonrió amablemente.

—Muy bien. —los interrumpí—. ¿Qué tal si vamos a Lavender Town?

Frank se acercó a Soul.

—Han habido ataques del Team Rocket y nos dijeron que estaban aquí.

Ella sonrió.

—Pues vayamos a ver.

Ambos se situaron delante mío y conversaron sobre lo magnífico que era Johto. Soul había empezado su viaje unos años antes que yo (precisamente en los años en los que Red viajaba por Kanto todavía) por lo que ella había conocido ya la región natal de mi amigo.

Traté de evitar su charla (parecía como si se conocieran de toda la vida) y llegamos a Lavender Town. Por Dios, estaba desholado.

Como cuando secuestraron a los líderes de gimnasio en Cerulean City.

Pichu se subió a mi hombro y tuve que interrumpir la bonita conversación entre Frank y Soul.

—Ya hemos llegado, y este lugar está muy extraño. —comenté. Frank soltó una risita. Que guapo, por Dios—. ¿De qué te ríes?

Él se quedó callado y suspiró divertido. Realmente no le encontraba la gracia.

—Cuando vine para acá la última vez que esos terroristas atacaron, tuve que ir a investigar a Celadon City, pues en el casino de esa ciudad había una guarida. La guarida de los Rocket, o por lo menos una de las varias. —Soul comentó.

—Pues veamos aquí y si no hay nada, vamos a Celadon, ¿les parece, chicas?

Hubo un silencio.

—Creo que es mejor que nos separemos. —hablé esta vez yo—. También oí que hay una guarida en Saffron City.

—Entonces. —puntualizó Frank—. Yo iré a Saffron City, mientras que Grey va a Celadon. Tienes una medalla que ganar con Erika, además.

¿La líder de los tipo hierba?

Asentí y me dirigí a la ruta que conectaba Lavender Town y Celadon City.

—¡Nos juntaremos en Cerulean City! —habló Soul—. Yo me encargaré de rescatar a los secuestrados.

Asentí nuevamente.

En ese momento no tenía la menor idea de lo que estaba por ocurrir.

Pokémon I: El inicio de una aventura inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora