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¿Cómo era posible que no hubiera continuado con la lectura del libro de Alice? No sabía que la hija de puta había abandonado a su propia hija... ¿Cómo era posible que Nichollas aceptara eso?

- No lo sé.- Me respondió él agitándose los cabellos, como perdido, indefenso y rememorando los hechos.- Creí que era lo mejor que le podía llegar a suceder a mi hija. Alice es una persona...

- Oscura.- Me adelanté.

- Es posible. No quiero justificarla...ella sufrió muchísimo.

- Ninguna mujer que ama en verdad a la Vida podría abortar... mucho menos abandonar a su propia hija.

- No te indignes, que no es tu vida. Ella creyó que era lo mejor que le podía llegar a suceder...que le hacía un favor.

- Pero la que está encerrada en un mundo difícil es Kirsten y no ella.

- No lo creas. Alice ha cometido muchísimos errores en su vida familiar. ¿Conoces a su familia?

- No, no he oído nada...excepto el escándalo de lavado de dinero por el cual su yerno fue condenado a muchos años de prisión y su nieta saliendo en cámaras gritando como una loca mientras todos los medios detenían a su padre.

- ¿Ves de lo que salvó a Kirsten?

- Me cuesta ver que abandonar signifique salvar. Lo siento, no puedo comprender como has sido tú capaz de aceptar semejante trato.

- Yo quería que mi hija estuviera bien. Puedes juzgarme...y me destroza que lo hagas.

- Por favor, papa. Te doy mi punto de vista. Nada más.

- ¿Papa?

- Si, te comportas como tal...

- Ella es lo único que tengo y ahora a ustedes...

- Y nosotros a ti. ¿Y ella dónde está?

- Vive en Paris, en un internado especial para personas con su...

- Con autismo.

- Sí.

- ¿Cuántos años tiene?

- Veintisiete años.

- ¿Y nunca ha querido salir de allí?

- Es el único lugar en el mundo que le agrada.

- Como a su madre.

- Sí. He querido instalarla aquí conmigo, con una persona capacitada para asistirla en lo necesario...pero sus ataques de rabia eran incontenibles, como si no quisiera verme o estar conmigo.

- Oh, Nichollas. Lo siento tanto...

- Más lo siento yo que he dado mi vida por ella. Y me odia, sus ojos lo decían todo...dolor, rabia, vergüenza...lo sé. Prefirió encapsularse, perderse, irse de este mundo que sentía que no había sido destinado para ella.

- ¿Alice sabe de todo esto?

- No, jamás le he dicho nada. Preferí manejarme solo...de todos modos no le hubiera interesado. Por algo la dejó a mi cargo...

- ¿cómo puedes saberlo? ¿Y si ella reflexiona?

- ¿Después de treinta años? Ya había abortado un hijo de mi sangre... ¿Qué puede llegar a interesarle una mujer como ella tan despiadada? Tú sabes quién es.

Secretos de la Señora ThompsonWhere stories live. Discover now