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 Cerrè los ojos por un instante y abracé a mi hijo con todas las fuerzas. Lloraba compungido y yo realmente, por primera vez en la vida...no sabía qué decir ni cómo actuar. Me sentía perdida, desencontrada, porque nunca me había cruzado por la cabeza la idea de manejar una situación como esta. ¿Qué debía hacer en una situación de este tipo? Yo había decidido ser madre, pero ser abuela...

- Quédate tranquilo, hijo. Hoy mismo lo resolveremos.- Fue lo único que pude decir.

Nicholas entró sigiloso y tenía una bolsa en la mano.

- Espero te guste.- Me dijo con una sonrisa y cuando abrí la bolsa me encontré con una maleta de mano Louis Voutton.- Guau.- Sonreí- Era de color amarronada y metí mi bolso Nike de color fucsia allí dentro y quedó perfecto.- Gracias.- Sentí que ese hombre era mi padre. ¿Era posible? No.

- Iré al Starbucks y traeré mocaccino, muffins y un té para mi.- Mi hijo era demasiado inteligente, se dio cuenta de que necesitábamos estar solos.- ¿Qué es lo que quieres conmigo, Nichollas? Me llama la atención tanta preocupación de tu parte.- Pregunté y él se dio vuelta, pasó sus manos por los cabellos, respiró profundo y me dijo

- Yo soy tu padre.- Y quedé seria, sin comprender nada de lo que decía, confusa y con mi cabeza aturdida. Me senté en la cama por inercia, con la mirada fija en el cuadro de flores que estaba en la pared y se produjo un silencio ensordecedor.- JAJAJAJ.- Rio él con mucha gracia y lo miré desconcertada. Creí que ese hombre estaba desquiciado.- ¿Qué crees, Mer? Tranquila, he tenido solamente una hija. No soy tu padre. ¿A caso no puedes creer que simplemente quiero ayudarte?- Sonrió, me tomó de los hombros y me miraba a los ojos como si fuera su hija.- Eres la hija que siempre he querido tener. Eres fuerte, ágil y siempre supiste lo que quisiste.

- Lo siento, pero es que con todo lo que está sucediendo...era posible que algo así sucediera. ¿O no? - Reí nerviosa.- Necesito que me cuentes todo lo que sucedió a partir del momento en el que me secuestraron.

- ¿Para qué?

- Porque sé que hay algo que me están ocultando, Nicholas.

- Eres ágil, lo he dicho. Bueno contaré todo.- Y cuando estuve a punto de escucharlo golpearon la puerta.

- Buenas tardes, soy el oficial Clark Phillips.- Saludó un hombre de estatura normal, ojos negros y cabellos castaños. Llevaba puesto un abrigo precioso puesto. Era elegante.

- ¿Podríamos charlar en otro momento, señor Philip?- Pregunté ansiosa.

- Lo siento, cuanto más rápido declare, más rápido terminaremos con este asunto.- Su voz era suave.- Necesito que me relate los hechos, lo más detallado posible, por favor.

- Ok. Cuando estaba en el evento decidí irme de allí, fui hacia el baño, escuché dos jóvenes en una butaca, salí, me despedí de mis amigos y cuando subí al auto había un hombre encapuchado dentro. Me obligó a callarme, y fuimos en dirección hacia el norte de la ciudad, luego dieron muchísimas vueltas...y ya no recuerdo más. El hijo de puta me golpeó en la cabeza y dormí profundo. Cuando desperté estaba en una habitación vieja, llena de humedad, tenía un cuadro de Picasso, una cama y nada más. Cada hora venía alguien a darme agua...si pude identificar que eran personas diferentes las que se acercaban. Ninguno hablaba, nadie decía nada. Y cuando me di cuenta estaba con Nichollas Charman en medio de un terreno descampado.- Me sentía fría cuando contaba lo sucedido.

- El Señor Charman tuvo una sola comunicación con usted, llamada con la cual logramos rastrear el lugar donde la tenían. Y usted dijo algo como que el lugar olía a un perfume.- Razonó. ¿Oh, mi señora T quedaría implicada?

Secretos de la Señora ThompsonWhere stories live. Discover now