—Despierta, _________ —movió mi hombro y yo abrí los ojos al contacto de sus dedos con mi piel.
— ¿Qué hora es? —pregunté.
—Ocho de la noche —dijo Lou.
— ¿Caroline sigue aquí? —sentí los ojos pesados, y preferí cerrarlos.
—Sí —asintieron.
—Tuve un sueño horrible en donde la golpeaba —ellos rieron, pero yo no lo hice —. Me duele la cabeza.
— ¿Estuviste llorando?
—Me quedé dormida en eso —me senté en la cama, y Eli me pasó algunas toallitas húmedas para limpiar mis ojos.
Ambos permanecieron en silencio, observándome con atención. Bostecé un par de veces, hasta que escuché la voz de Harry despedirse de Caroline desde la entrada.
Hubiese querido que ese sueño en el que él me perdonaba fuera verdad. Pero solo me quedé dormida llorando, mientras esperaba por Lou y Eli.
—Te traeré algo de tomar —Eli se puso de pie, y se retiró con más toallitas.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Louis a mi lado.
Suspiré.
—No digas nada, lo he entendido —sonrió —. Ánimo —golpeó levemente mi brazo con un empujón de su cuerpo, y sonrió de lado —… él va a perdonarte, solo dale tiempo.
— ¿Cuánto?
—Cuanto sea necesario.
—No quiero hacer eso —bajé la mirada, y apoyé mis manos al final de la cama, sosteniendo mi cuerpo con las mismas.
—Tendrás que hacerlo.
— ¿En serio crees que él va a perdonarme? —pregunté, aguantando las lágrimas que tenía retenidas.
—No sabría decírtelo. Creo decir que sí.
Me levanté y caminé en silencio hasta la cocina, en donde estaba Eleanor preparando un té de manzana con canela.
—Aquí está —puso una taza humeante color café frente a mí. No quise beberla, así que rodeé la taza con las palmas de mis manos para recibir algo de calor.
—Gracias —traté de sonreír, pero no me fue muy bien.
Había un silencio muy incómodo en el lugar, porque no había palabras por decir.
Louis rompió el silencio con un chiste malísimo, y para no hacerlo sentir mal me esforcé en reír, pero siquiera la risa falsa me salía.
No sabía que estaba haciendo, o qué estaba pasando conmigo. ¿Acaso tanto lo amaba para sentirme así de vacía cuando él no estaba conmigo? No lo sé.
—_________ —dijo Eli desde la sala —, es para ti.
Caminé a su paradero y atendí el teléfono.
— ¿Aló?
—Habla Marie.
— ¿Está mamá allí?
—Por eso es que te llamo.
—Pásala.
—Está escuchando.
—Quiero hablar solo con ella…
—Aquí estoy. Habla —la voz de mamá me tumba hasta los oídos.
—Ya no quiero hacer esto —ríe.
—Muy graciosa, ¿Cuándo entierras al de los rulos?
—Nunca. No seguiré con esto.
—Ya no es una opción, linda —sé que está sonriendo, y trato de sostener la furia apretando los puños.
—Lo es si lo amo —dije, claro y seguro.
—Puta madre, _________. Harás lo que te digo o yo…
— ¿O tu qué?, ¿Vas a deshacerte de mí?, bien. Hazlo. Pero no lo tocarás a él.
—Eres muy tonta. Hiciste lo primero que te recomendamos no hacer.
—Si me enamoré o no, es muy mi problema. Hazme lo que quieras, pero no lo hieras a él.
— ¿Cuándo me darás el dinero que acordamos?
—El dinero estará en tus manos. Pero lastimarlo no está en mis planes. Jamás.
—Entierra al ruloso, y todo termina. ¿No podemos pretender la normalidad un día? Te he dicho que…
Dejé el teléfono en línea para que ella continuara hablando y no me viera obligada a escucharla. Subí las escaleras, y antes de entrar a la habitación vi a Harry en el escritorio del estudio con el teléfono en el oído.
— ¿Qué tanto escuchaste? —pregunté.
—Lo suficiente...
